Era lunes festivo, 2:00 de la tarde para ser exactos. El día y la hora de peor rating para un canal regional, según los reportes de entonces. Para la Jefe de Programación del canal la idea de tener en pantalla una partida de ajedrez sonó descabellada desde el principio. No hubo forma de convencerla. Eso sí, el gerente tenía clara la política de darle espacio a todos los deportes. Tal vez fue ese el único argumento, o quizás el único argumentador válido, a favor de la transmisión propuesta.
El parque del ajedrez en Medellín es un espacio generoso. Es una pequeña plazoleta metida como en un cajón, en zona abierta, con techo, con algunas espacios de agua a los costados, con árboles en uno de los laterales y con presencia permanente no solo de ajedrecistas sino de ciudadanos del común. Montar allí la unidad móvil, definir el centro de la plaza para ubicar la mesa en la que se llevaría a cabo la partida y lograr aislar la mesa de las demás en las que se jugarían las demás partidas de la ronda no tuvo ningún problema. Así se concibió desde el principio. Obviamente, por tratarse de un deporte sin mayor movimiento, desde el principio se buscó darle una dinámica especial.
La narrativa en video era sencilla: el drama estaba en los rostros de los jugadores y con una cámara cenital se podían seguir toda la partida. El elemento diferenciador apareció por sugerencia de la organización: el tablero podía ser conectado a un computador que reproducía simultáneamente la partida en una sala alterna, donde se podía analizar cada jugada, adelantando o devolviendo las piezas.
La narrativa periodística no tenía referente inmediato. Una larga charla con el maestro Boris de Greiff, que ya en los 70s había transmitido algunas partidas por radio, dio luces sobre lo que se podía hacer. Se inviitó a la transmisión a Diego Londoño, periodista deportivo, jugador de ajedrez y comunicador de la Liga por esos días; y se completó la mesa con tres maestros internacionales, entre ellos, Raúl Henao y el maestro Cuartas. para esta ocasión no hubo ensayo previo, aunque se trazaron algunas pautas.
La liga y la Federación promocionaron la transmisión por sus redes. Lo propio se hizo en la Fan page de Teleantioquia Deportes. Se anunció interacción por esta vía y por la línea telefónica. Y así nos lanzamos a transmitir el ajedrez en directo cerrando un puente desde la ciudad de Medellín.
La partida pasó rápidamente la fase de apertura y cuando comenzó el desarrollo del juego, el debate en la mesa entre los maestros invitados y en la red con el aporte de muchos aficionados desbordó la expectativa. Cada jugada que se veía en la mesa generaba múltiples oportunidades para desarrollar conceptos. La descripción de la jugada hecha en tono emotivo le daba ritmo a la transmisión. Y el resto fue dejar que el ajedrez hiciera lo suyo.
Tres horas de transmisión terminaron con la victoria de uno de los jugadores mientras su señora madre, que había intentado toda la tarde comunicarse por teléfono logró la llamada. La mamá en la línea telefónica transmitió con su voz la emoción de ver ganar a su hijo.
Una semana después, tras recibir el dato del raiting de la semana, quedó para la estadísticas una cifra que 7 años después sigue siendo récord para el canal regional un lunes festivo.