domingo, 14 de abril de 2013

De largo aliento (8 de abril de 2013) - Hay clásico que no lo son


Hay clásico que no lo son
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo, el lunes 8 de abril de 2013

A la denominada "fecha de clásicos" en la Liga colombiana le quedó grande el apelativo. Pasto - Cali no es un clásico y Junior - Cúcuta, tampoco. Es mi percepción, y la avalo en diferentes lecturas sobre este tipo de partidos. 

No existe una definición tajante, única. Se habla de clásico como el tradicional enfrentamiento de los clubes de una misma ciudad o región, pero también se le dice así al partido que más veces se ha jugado en la historia de un torneo, sin importar la procedencia de los clubes o su momento. El término se utiliza, incluso, en algunas partes del mundo, para referenciar el partido más importante de la jornada. 

Sea cual sea la definición, los juegos mencionados, y otros más de la fecha 9 en Colombia, no alcanzan esta categoría. Los duelos regionales se viven realmente en Medellín, Bogotá, Tunja. Envigado y tal vez en Neiva y Manizales. Los partidos tradicionaes serían los que se jugaran entre Millos - Nacional, Junior Medellín y tal vez Caldas; y por momento, un juego entre Millonarios, Cúcuta, Santa Fe y Pasto, que aparecen en los primeros lugares del torneo.

La fecha de clásicos no es tal para todos. Es extraño ver cómo en nuestro fútbol criollo regiones como la costa Atlántica y los Santanderes, o ciudades grandes e importantes como Cali no cuentan con juegos de primer orden, con duelos regionales de nivel. Obviamente, son efectos del sistema de ascenso, que hoy tiene a loa rivales regionales de Junior, Cúcuta y Cali jugando en la división B.

Esta fecha 9 debería llamarse "la del ajuste del calendario", la de la mitad" o simplemente la fecha 9. Al fin de cuentas es una fecha que se adiciona a las 17 jornadas de la ronda de todos contra todos. De lo que en el mundo se llama "clásicos" tiene muy poco. O aceptemos que en Colombia estamos construyendo un nueva definición.

martes, 2 de abril de 2013

De largo aliento (2 de abril de 2013) - Hay que aprender de los que saben


Hay que aprender de los que saben
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el lunes 1 de abril de 2013

En el deporte nos falta hacer benchmarking.  Para que el anglicismo no nos asuste, digámoslo en otros términos: nos hace mucha falta mirar las buenas prácticas que hay en otros lugares para copiarlas y adaptarlas a lo nuestro. Una frase más: necesitamos “transferencia de conocimiento” de los que saben, de los que lo hacen bien. No hablo de copiar sistemas de competencia o tratar de aplicar tecnologías que por costosas se salen de nuestro alcance; hablo de pequeños detalles que, puestos en nuestra cotidianidad deportiva, nos pueden mejorar muchísimo.

El tenis de campo y el ciclismo demuestran a diario lo importante y posible que es mirar cómo lo hacen en otras partes. La forma de organizar la logística o los servicios para la prensa, por ejemplo, las hemos  importado y adaptado a los eventos nuestros, y cosas elementales como el backing móvil que se usa en Europa para las entrevistas en televisión ya la vemos en los estadios nuestros. Son pequeños detalles que vistos en otras latitudes se pueden implementar sin mayores esfuerzos. A eso me refiero con ese término en inglés tomado de las ciencias de la administración.

Veamos ahora algunas para importar. Se podría copiar en el fútbol, la forma en que se hacen las ruedas de prensa en Europa; con un solo periodista por medio y una sola pregunta por periodista. Sería importante copiar de los eventos internacionales esa forma de revalidar la cultura propia ante el mundo en las inauguraciones y clausuras. Y qué bueno que deportes como el baloncesto miraran la forma como la NBA monta espectáculos adicionales  en cada partido, logrando mantener la tensión y la atención a lo largo de 3 horas, incluyendo los 48 minutos efectivos de juego.

Sobre este último punto y dado que la nueva etapa del baloncesto profesional apenas comienza, vale la pena mencionar algunas otras ideas sueltas: la NBA tiene en los descansos cortos espectáculos con bastoneras o con mascotas, o reconocimientos a viejas glorias del deporte; y en el intermedio hacen concursos con los aficionados en la cancha. Antes del juego tienen algún show musical y a finalizar despliegan una fuerza de ventas para los souvenires y recordatorios. Algo más elemental: cada equipo tiene una cortina musical identitaria que sirve para mantener el entusiasmo y despertar pasión y fervor.

Estas últimas ideas ya las había conversado con los directivos de uno de los equipos de baloncesto antes de comenzar la Liga. Hasta ahora, no han implementado ninguna. A la NBA le funcionan, y ellos son los que saben, ¿o no? Ah, y que conste que la NBA también hace benchmarking en los grandes eventos del mundo. 

martes, 26 de marzo de 2013

De largo aliento (26 de marzo de 2013) - El man es Péker-man


El man es Péker-man
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado el martes 26 de marzo de 2013 en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo

Hace 16 años no estábamos tan cerca de un mundial de mayores en fútbol. Hace casi dos decenios no veíamos una Selección Colombia jugando bien, con jerarquía y con identidad. Nos demoramos todo este tiempo para ver crecer una nueva generación de futbolistas ambiciosos, técnicamente bien dotados y  mentalmente ubicados. Luego de muchos errores, volvimos a acertar. Es cierto que no hemos clasificado y que el objetivo no se ha cumplido todavía; pero el fútbol de esta Selección nos da motivos para querer verla jugar, para ponernos la camiseta y para respirar optimismo. El profesor Pékerman hizo posible que en Colombia volviéramos a hablar en plural, y que todos nos sintamos representados por el equipo nacional. “Ganamos, goleamos y gustamos”.

Mientras muchos resultadistas hacen cuentas de los pocos puntos que faltan; los que defendemos el orden, los procesos, el estilo y la identidad hacemos fiesta porque todo eso volvió a aparecer. Clasifiquemos o no, volvió la esencia. Ahí estuvo el secreto del profesor Pékerman y ahí debe estar ahora el foco del debate y de la conversación nacional.

Durante años, nos quedamos en lo menos importante: si debía ser un técnico de la rosca paisa, de la bogotana o de la vallecaucana; si cobraba mucho o si resultaba barato: si le gustaba al presidente Santos o al patrocinador; si tenía buena prensa o no lo querían; si servía el 4-2 o el 4-3; si debía ser titular uno u otro jugador. Nos enfrascamos casi 20 años en peleas insulsas de carácter  regional, económico o incluso relacional. Nos quedamos en la superficie, y el fondo del asunto era otro, lo esencial.

Sea como haya sido, y soy de los que creen que la decisión tuvo mucho de fortuita, con la llegada de Pékerman  se dio en el blanco. Porque supo exigirle a los directivos, porque se hizo respetar, porque aguantó la crítica sin dramatismos, porque  entendió qué es lo que siente el colombiano con el fútbol, tanto en la cancha como en la gradería, y porque le apostó a recuperar la esencia: jugar bien.

Ya el técnico hizo la tarea difícil. Ahora nos toca a todos apelar a la memoria para no repetir errores como pueblo: creernos campeones del mundo, subestimar a los rivales, celebrar excesivamente, quedarnos discutiendo lo elemental o pecar de ingratos con quienes ahora nos dan alegrías inmensas. Todo esto ya lo hicimos en otro momento de la historia, ¿para qué repetirlo?

lunes, 18 de marzo de 2013

De largo aliento (18 de marzo de 2013) - Cuestión de jerarquía


Cuestión de jerarquía
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Texto publicado en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo, el lunes 18 de marzo de 2013. 

El Barcelona volvió a su fútbol y encantó nuevamente al mundo, luego de dos semanas de incertidumbre en las que más de uno, en los que me incluyo, habló del cierre de un ciclo, de la falta de un técnico de categoría y de la pérdida de su estilo.

Rafael Nadal también  volvió por sus fueros. Después de una complicada lesión hizo presencia en Indian Wells para mostrar su categoría de siempre y el alto nivel técnico que lo caracteriza. Muchos llegamos a decir que después de esta lesión no volvería a ser el mismo, que en un tenis tan competitivo le costaría regresar como protagonista.

En las semanas finales de la temporada regular de la NBA, los Lakers se han recuperado de forma sorprendente. En quince días voltearon un registro de 28-30, por un 35-32 con el que antes del juego de anoche ya estaban metidos como octavos de su conferencia en la zona de clasificación a play offs. Mucho hablamos de su prepotencia, de los problemas de grupo, de su declive. Ahí están, y todos  los equipos hacen cuentas para evitarlos como rivales directos.

En el deporte como en la vida, los grandes, los mejores, también tienen baches, momentos amargos y dificultades. No son máquinas, ni son inmunes; son mortales como todos. Eso sí, tienen algo que no venden en los supermercados, que se consigue con trabajo y resultados, que va asociado a los proyectos serios y con identidad; tienen jerarquía.

Es apenas natural que cuando un equipo o un deportista  de alto nivel tiene dificultades, ésta, la jerarquía, les ayude a salir; pero también es cierto que cuando pierden el norte, cuando equivocan el camino, cuando pierden su esencia o su identidad; la jerarquía desaparece. Es ahí cuando la caída es fuerte y las secuelas son muchas. Ya pasó con Pistourios y con Armstrong; para no hablar de  casos criollos donde los ejemplos abundan.

La jerarquía es un intangible valioso. Difícil de conseguir y fácil de embolatar para un equipo o deportista; pero que hay que respetar y reconocer. A veces lo olvidamos.

lunes, 11 de marzo de 2013

De largo aliento (11 de marzo de 2013) - ¿Así o más maduros?


¿Así o más maduros?
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo el 11 de marzo de 2013

Una vez más, el tema es el ciclismo. En la París – Niza, Nairo Quintana fue tercero en la CRI, terminó en el puesto 15 de la general y fue cuarto en la clasificación de los jóvenes. En la Tirreno – Adriático, Rigoberto Urán era octavo y Segio Luis Henao décimo, antes de iniciarse la etapa de hoy, corriendo como escuderos de Froome. Y en Langkawi, hace ocho días Julián Arredondo se quedó con el título. Cada fin de semana, la lista de grandes actuaciones de los ciclistas nacionales tiene un nuevo renglón, con noticias que llegan de cualquier parte del mundo. La nueva generación de pedalistas nacionales ya maduró, y está a punto de conseguir una gran victoria  en el calendario mundial.

Quintana, Henao, Urán, Betancur, Arredondo… y un centenar de apellidos más hacen que hoy Colombia sea mirada con respeto en el mundo del pedal; de hecho, el año pasado en el mundial de Holanda los grandes analistas destacaron el progreso de nuestro ciclismo, y lo catalogaron como como uno de los de mayor desarrollo en los últimos años.

La pregunta de muchos es ¿qué tan cercano puede estar un colombiano de subirse al escalón más alto de un podio en el Giro, el Tour o la Vuelta? La respuesta mía es sencilla: ciclistas para hacerlo hay, y varios; pero falta que los equipos europeos en los que militan los arropen y los respalden. Por ahora, mientras tengan que trabajar para capos británicos, francés  o italianos va a ser complejo; aunque no imposible.

¿Y qué tal pensar en un equipo nacional al mejor estilo del Varta o el Café de Colombia de los 80s? la respuesta es la misma: ciclistas hay, y muchos; pero la idea suena muy romántica porque faltarían los recursos económicos, que en este caso, para aspirar a cosas grandes, tienen que ser muy altos. Difícil sí es, aunque, como en el párrafo anterior, no imposible.

El ciclismo es nuestro deporte nacional, pero le faltan patrocinadores, recursos, garantías en las carreteras, más competencias y más medios. Bueno, también le falta voluntad política, como a todo el deporte colombiano. La generación actual está madura. Después de la que encabezaron Lucho y Parra han pasado dos más, a las que el país les negó la posibilidad de brillar. La de hoy está madura, está lista. Mensaje en clave para tantas empresas que gastan millones y billones de pesos en publicidad diciendo por todos los medios que son las mejores empresas: Los ciclistas colombianos de hoy hacen parte de una cosecha que surgió de una semilla bien cuidada y que no se puede dejar peder…aprovechen. ¡Después no digan que no les avisaron!

lunes, 4 de marzo de 2013

De largo aliento (4 de marzo de 2013) - Un cafetero de verdad


Un cafetero de verdad
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el lunes 4 de marzo de 2013

Julián Arredondo tiene alma de cafetero.  Es pequeño de estatura, como la mayoría de los recolectores de nuestro país, y perseverante ante cualquier obstáculo, como todos ellos. Vive orgulloso de  origen, como buen hijo de campesino. Nació en Ciudad Bolívar, Antioquia, un municipio que exporta café y ciclistas de calidad. Su primera gran cosecha la acaba de recoger en Langkawi, Malasia, tal vez la tierra más lejana a Colombia donde haya ganado un ciclista colombiano.

A casi 200.000 kilómetros de su tierra, celebró su victoria lejos de sus paisanos, que a la misma hora paralizaban el país reclamando con dignidad algo mucho más importante que un subsidio económico o que una miradita del Estado: respeto.

Con esa misma dignidad de cafetero, Julián ganaba en Malasia y les recordaba a sus compatriotas que el deporte que él practica, a punta de sacrificios silenciosos, merece tanto respeto como sus hermanos productores de café. El ciclismo, nos recordó Arredondo, merece respeto en las vías por parte de algunos conductores irresponsables, respeto en los medios por parte de algunos periodistas que solo hablan de él cuando hay escándalos; y respeto en la gente, que alimentada del morbo, se aligeran a decir que en ese deporte todos hacen trampa.

Arredondo recogió aplausos en nombre de Colombia, corriendo por el Team Nippo. Reeditó las hazañas de “El Flaco” Hernán Darío Muñoz en el 2002, Freddy González en el 2004 y José Serpa en 2010 y 2012.  El ciclismo, como el café, son nuestras principales banderas ante el mundo; nos dan buena imagen y nos muestran positivamente. Claro, también tienen en común la falta de apoyo y el abandono en que por épocas los dejan.

A Julián Andrés Arredondo lo conocen en el ciclismo como “Perico”, mide 1,65, tiene 24 años de edad, aprendió a montar en bicicleta en la carretera de La Mansa en la Vía al Carmen de Atrato, se hizo ciclista en la escuela del Club Orgullo Paisa, vive hace 3 años en Italia y ya tenía en su historial una etapa en el Tour de Japón y la camiseta amarilla de esta prueba en el 2012.  Está en proceso, pero ya le mostró al mundo que tiene madera; madera de café, que es resistente y ofrece un veteado y un color muy atractivos.

Mientras Arredondo asombraba a los malayos con su aroma de escalador, sus compatriotas cafeteros, luchadores de la vida como él, que deberían estar celebrando su victoria, tuvieron que ocuparse de las vías de hecho para que el mundo entero entienda el drama que viven los campesinos honrados y trabajadores del país.  Un país que olvida a sus cafeteros de la misma forma que lo hace con sus ciclistas. 

lunes, 25 de febrero de 2013

De largo aliento (25 de febrero de 2013) - Momo nos hizo acordar


Momo nos hizo acordar
Por Jhon Jaime Osorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el lunes 25 de febrero de 2013

Reconozco que si hay algún deporte con el que estoy en deuda es con el boxeo. Me falta mucho por aprender de la disciplina de combate que más glorias le ha dado al país. Entiendo su mecánica de competencia, su estructura organizacional y manejo algunos datos; pero no le entrado de lleno, tal vez por alguna marca cultural o por asuntos ideológicos de los que no voy a  hablar. Pese a mi ignorancia boxística, hoy quiero escribir algo sobre “El Momo” Romero; un vallecaucano que a “puño limpio” nos recordó hace ocho días las raíces humildes y los dramas humanos que esconden nuestras alegrías deportivas y la poca cultura deportiva que tenemos en el país.

De lo eminentemente deportivo del campeón Supergallo de la Federación Internacional ya se ha dicho bastante esta semana: que es el título mundial de boxeo número 42 que logra Colombia, que la FIB es tal vez la única organización seria y de peso que le queda al boxeo profesional, que Romero ganó contra todos los pronósticos, que superó a un Mexicano, que la decisión fue dividida, que su foja es de 23 peleas con 12 ganadas por nocaut, y que su primera defensa podría ser en junio ante un filipino o un armenio. El cinturón que trajo “El Momo” hizo que estos temas de los que habitualmente solo se ocupan algunos periodistas dolientes de esta disciplina entraran a la agenda de los medios nacionales. A excepción de esos especialistas, la victoria de Romero nos tomó por sorpresa a todos en el país, y nos puso a hablar de Boxeo una semana. 

De su historia humana también se ha hablado bastante esta semana. Ya se dijo que nació prematuramente, que creció en medio de la pobreza, que estuvo en malo pasos, que le encanta el sancocho de gallina, que es un hombre de mucha fe, que su familia vive en el barrio El Retiro en el populoso sector del distrito de Agua Blanca en Cali, que su padre lo supo orientar y lo apoyó en el deporte, que por primera vez montó en carro de bomberos y que la alcaldía de Cali le prometió una casa.  La historia humana con ribetes dramáticos de un deportista humilde que alcanzó la fama gracias a su esfuerzo individual la contamos cada que un colombiano gana; porque es casi que un común denominador en la naturaleza de nuestros deportistas.

Lo mejor de este título mundial, es que “El Momo” nos recordó que el boxeo es uno de nuestros deportes nacionales. Nos hizo acordar que nuestros deportistas son héroes silenciosos; que la mayoría de nuestros campeones nacen en la humildad y en la pobreza de rincones olvidados; que hasta que no ganan, nuestros ídolos  son ilustres desconocidos; y que gracias a sus victorias se vuelven en ejemplos de superación y en mensajes de optimismo para el país. Necesitamos muchos  “Momos”, a ver si así.

lunes, 18 de febrero de 2013

De largo aliento (18 de febrero de 2013) - Acusado, no condenado. Informar, no especular


Acusado, no condenado. Informar, no especular

Publicado en la Columna “De largo aliento” del periódico El Deportivo el 18 de febrero de 2013

No conozco los hechos al detalle, no estoy en Sudáfrica y no soy nadie para juzgar;  simplemente  soy un periodista deportivo que lee, observa, informa y escucha. Además, no tengo autoridad para juzgar, ni es mi interés. Mi tarea es contar historias, y tratar de ayudar a entender el complejo mundo del deporte. Sin embargo, desde mi condición, y luego de seguir el caso a la distancia, sí puedo lanzar una opinión, que para nada es una sentencia sino simplemente algo que pienso: aunque todo que se ha conocido esta semana pareciera condenarlo, por una razón elemental yo creo en la inocencia de Oscar Pistorius, el atleta acusado de haber asesinado premeditadamente a su novia.

Lo creo inocente y confieso que como a muchos la noticia me conmocionó. He leído cuanto artículo ha salido y he tratado de entender bien lo que pasó; la verdad, me ha costado mucho procesarlo. Ahora resulta que el ejemplo de superación para el mundo, el referente del deporte olímpico y el deportista intachable, tenía antecedentes de paranoia, era solitario, le gustaba el alcohol y era agresivo con las mujeres. Se ha dicho de todo después de su detención. ¡Qué buen momento para hacer leña!

No me importa si después descubro que estoy equivocado. El tiempo y la justicia sudafricana lo dirán. Ya me pasó con Armstrong, de quien no dudé cuando fue acusado, pero luego, como él, acepté que se había equivocado. Ni el mundo se acabó para él, ni el deporte se acabó para mí. Ojalá con Pistorius el desenlace tenga mejor final.

Estos hechos escandalosos nos demuestran a diario la imperfección del ser humano, que cuando se manifiesta en los en grandes referentes del deporte, se magnifica en un tamaño superior al de sus victorias. Valdría la pena que la sociedad empezara a mantener a sus ídolos en su condición terrenal. Son seres humanos, brillantes es su actividad, pero imperfectos como todos.

Creo en la inocencia de Oscar Pistorius por un asunto elemental. Es un derecho fundamental de todo ser humano, la presunción de inocencia. Mientras la justicia, brindando las garantías  necesarias para su defensa, no demuestre culpabilidad, Pistorius es inocente. Razón suficiente para cuestionar la forma como algunos colegas y medios han abordado el hecho al titular o hablar de: “el atleta que asesinó a su novia” o “el crimen de Pistorius”. Ese maldito afán por condenar, por decirlo primero, por armar el escándalo, por buscar un escándalo… Hasta hoy no se ha dictado sentencia. Hasta hoy es inocente. Pistorius es un atleta acusado de homicidio; lo demás es especular.


lunes, 11 de febrero de 2013

De largo aliento (11 de enero de 2013) - El deporte y la inperfección


EL DEPORTE Y LA IMPERFECCIÓN
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el lunes 11 de febrero de 2013

Dice el sicólogo Jorge Garzarelli en uno de sus textos que el deporte en estado puro solo le trae beneficios a la sociedad.  La afirmación no tiene objeción alguna, pero si admite una precisión: en ese estado jamás lo veremos, porque el deporte es una actividad humana enmarcada en una dinámica social que necesariamente lo condiciona y le quita esa pureza. De allí que algo tan positivo nos lleve a descomposiciones como las del doping en el ciclismo o el arreglo de partidos en el fútbol, que por estos días desarrollan escándalos a diario.

Que no se entienda mal. Con lo dicho no quiero justificar ambas atrocidades. Simplemente quiero oponerme a la estigmatización que ambos hechos han generado esta semana. No es malo el ciclismo porque Armstrong haya salido positivo o porque de la Operación Puerto sigan apareciendo muchos pedalistas “chuzados”. Tampoco es malo el fútbol porque la Europol demuestre que muchos partidos, incluyendo algunos de la Champions, el torneo de clubes más importante del viejo continente, hayan sido arreglados para favoreces intereses de apostadores.  Grave sí es, y mucho. Pero condenatorio con las dos actividades, tampoco. La solución no es acabar con ellas, dejarlas de ver y alejarse, y mucho menos sacarlos del programa Olímpico como se propuso para el ciclismo.

Mucho menos comparto las formas simplistas de explicar ambos problemas, diciendo que el balompie mueve tanto dinero en el mundo que se hace incontrolable, o que el ciclismo es un deporte tan exigente que necesariamente hay que doparse para rendir. No faltaba más, sino justificar ambas prácticas.

El doping, las apuestas ilegales, el racismo, la violencia, los manejos de resultados y un centenar de problemas más que a diario escandalizan el mundo del deporte nos recuerdan lo imperfectos que somos los seres humanos y las equivocaciones que a diario cometemos para construir una vida en sociedad. “Ahí estamos pintados”, dirían las señoras.

Eso sí, al mismo tiempo que nos refleja lo que somos, el deporte también es un escenario ideal para intentar superarnos, para construir valores y para educarnos, así algunos no lo quieran creer. Para que esto sea posible, lo primero es descubrir sus dificultades y errores, corregirlos  y aprender de ellos. Así se caigan ídolos, haya que castigar judicialmente, encontremos cosas dolorosas y nos desencantemos un poco. Hay que ir hasta el fondo para corregir y reconstruir; no solo para destruir.

martes, 5 de febrero de 2013

De largo aliento (4 de febrero de 2013) - GANAR NO ES LO ÚNICO, NI ES SUFICIENTE


GANAR NO ES LO ÚNICO, NI ES SUFICIENTE
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del Periódico El Deportivo el lunes 4 de febrero de 2013 

La Selección Colombia de Fútbol volvió a saborear la clasificación a un mundial de la categoría  juvenil. Gran logro, importantísimo para nuestro balompié. A la hora de escribir esta columna, existía la posibilidad de que fuera campeón del Campeonato Suramericano, lo que también tiene un significado valioso. Esta vez, como ocurriera con Rueda y con Lara en su momento, el equipo logró el objetivo básico de ganar; pero se olvidó de la esencia del juego, por lo menos en mi óptica, jugar bien y entretener. Apenas normal, pues ya se volvió costumbre en el fútbol ocuparse de la competencia y no del espectáculo.  

No hay duda de que bajo la dirección de Carlos Restrepo regresaron los resultados positivos en la juvenil para dejar atrás un bache en la categoría en el que Eduardo Lara prometió pelear el título del mundo en casa, desaprovechó un suramericano que incluso daba cupo a los olímpicos, y luego fracasó.  Con Restrepo, volveremos a la escena mundial con jugadores de gran técnica, con una buena planificación, con  buen ojo en la selección y sin promesas de título. Ojalá para la cita orbital en Turquía, se mejore en lo colectivo y se trabaje más por encontrar la identidad de nuestro balompié, de toque, tenencia de la pelota y buen fútbol, por la que todavía nos reconocen en algunas partes del mundo.

Ganar siempre será importantísimo. Es el objetivo de la competencia y a eso van todos. Es uno de los resultados posibles en el juego, el que todos quieren. Por su parte, jugar bien y entretener es otra cosa; es lo necesario en el espectáculo. El fútbol está hecho para ser visto y para disfrutarlo; por ende, es necesario pensar en el juego. No tiene sentido pagar por una boleta o gastarse horas frente al televisor solo para ver a un equipo ganar; si fuera así, bastaría con saber el resultado. Uno ve los partidos, al menos yo lo hago así, para que los jugadores me descresten, para ver armonía en el juego, para encontrar diversión. La Selección que va para Turquía no llenó en este suramericano, no logró entretener, su fútbol no gustó. Eso sí, tiene mucho mérito que ganó; pero no es suficiente.

Uno entiende que los tiempos han cambiado, que los jugadores en esta edad cada vez son menos maduros, que la presión de los empresarios no deja actuar a los muchachos y que en el fútbol de hoy es suficiente con competir y ganar. Lejos estamos de volver a ver en selecciones juveniles un equipo romántico, generoso en espectáculo, que haga vibrar y emocionar con su juego; como en su momento lo fue la selección juvenil del profesor  Marroquín.  Estamos lejos, pero con Restrepo y Paniagua en la dupla técnica no lo creo imposible. 

miércoles, 30 de enero de 2013

De largo aliento (28 de enero de 2013) - Todos vuelven...



Todos vuelven...
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

El fútbol Colombiano bailará este semestre al ritmo de Rubén Blades con su sentimental tema "Todos vuelven". El regreso de Ángel, Valdés, Pertúz, Montero y Edixon Perea, entre otros, hace que la Liga criolla tararee en coro que "todos vuelven a la tierra en que nacieron, al embrujo incomparable de su sol..."

Muchos tratan de explicar cuál es el verdadero embrujo que seduce a este grupo de nacionales para regresar al rincón donde nacieron. Pienso que no hay una razón única. En cada caso, la motivación es diferente. Basta con escucharlos hablar: oportunidad de jugar, afectos al club al que vuelven, el llamado de la tierrita, estar cerca para que los vea el DT de la Selección...

Explicaciones válidas, por supuesto, pero no sé si todas sean sinceras. La que es inocultable, aunque pocos la reconocen,  es que el factor económico pesa. Los salarios que cobrarán los "repatriados" no son nada despreciables. Están en su derecho a cobrar por el nombre que han construido. Y ya que los jugadores de primer nivel de otras latitudes se hacen inalcanzables, una buena opción es traer nacionales que sirvan de gancho para la tribuna y que aporten experiencia para mejorar el nivel.

También es cierto que "todos vuelven por la ruta del recuerdo", Y en eso hay que ser claros. Ninguno vuelve después de una temporada o un año descollante. Ninguno viene de ser figura en una Liga de alto nivel. No veo mayores diferencias entre el fútbol colombiano de clubes y el de países como Estados Unidos, de donde viene la mayoría de repatriados. Así las cosas, vuelven para recordar, para retomar, para volver a ser.

Ahora bien, contrario a años anteriores, es indiscutible que esta vez hay mayor expectativa por la Liga. Los "repatriados" tienen mucho que ver. Ojalá lo entiendan, lo asuman y aporten. Y ojalá con ellos, el nivel levante. El de ellos y el de nuestro fútbol.


sábado, 26 de enero de 2013

Tiro Libre 42 - Pony que emociona y cuestiona


PONY QUE EMOCIONA Y CUESTIONA
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna Tiro Libre del periódico Qhubo, el miércoles 17 de enero de 2013

El Ponyfúbtol es un certamen que cumple doble función entre quienes observamos este deporte: de un lado, le devuelve a uno el amor y el fervor por esta disciplina deportiva; pero del otro, nos cuestiona bastante, al hacer evidente muchas problemáticas del fútbol de los mayores que empiezan a apreciarse en los pequeños.

El Pony recupera la picardía, el talento, las jugadas vistosas, el pundonor y la magia. Los partidos en la Cancha Marte lo hacen a uno vibrar, sufrir y disfrutar al mismo tiempo. La esencia del fútbol está ahí. Los niños nos regalan, en la mayoría de los partidos, un fútbol lírico, sin trampas, sin mañas.   Además, la Corporación Los Paisitas, organizadora del certamen, conserva la filosofía del Juego Limpio cono eje orientador del Festival. Ese fútbol de chicos nos devuelve la fe.

Sin embargo, para quienes seguimos siendo románticos con el juego, el Pony también nos hace reflexionar. Mientras estos niños de 12 años van a la cancha a vivir su fiesta; en las graderías pululan “empresarios” que ofrecen,  proponen y prometen soluciones económicas a las familias. Claro, se trata de fenómeno que ya normal en el fútbol, basta ver lo que pasa en el Suramericano juvenil; pero que suena peligroso y apresurado cuando se trata de niños que a los 12 años están en edad de exploración, y muchas veces ni jugar al fútbol es lo que quieren.

También cuestiona ver algunos equipos armados a partir del criterio del biotipo y con la filosofía de ir a la Marte solo para ganar. Cuando el objetivo es solo ese y no se logra cumplir, la frustración resulta siendo alta; asunto complicado cuando de niños se trata.

El Pony es una fiesta, y más que una competencia es un Festival. Uno entiende que los tiempos cambian, que cada vez la alta competencia se vuelve prioridad para nuestras sociedades y que en el fútbol cada día lo económico se impone. En el caso del Pony, la Corporación que lo organiza tiene claro lo primero; pero a veces algunos “dueños” de equipos y peor aún, algunos padres de familia, creen que lo segundo es lo fundamental, y consideran el paso por la Marte será la solución económica de una familia o de un club. Algunos ven el fútbol de los niños como si fuera de hombres grandes. Triste presenciarlo, porque quienes piensan y actúan así están cometiendo un delito: le están robando la infancia a sus hijos.

sábado, 12 de enero de 2013

Tiro Libre 41 - No basta con Falcao para ser grandes

No basta con Falcao para ser grandes

Publicado en la columna Tiro Libre del periódico Qhubo el miércoles 9 de enero de 2013


No nos confundamos: en Colombia no tenemos el mejor fútbol del mundo; ni uno de los mejores. Tenemos a Falcao, el mejor 9 del planeta, sin dudas; pero querer generalizar o extrapolar a lo colectivo no es más que una exageración.

La presencia de Falcao en el 11 ideal de FIFA es lo más importante a nivel de reconocimientos que ha conseguido un jugador nacional en la historia. Y se lo merece. Estar en ese grupo selecto es tan importante como el reconocimiento al escorpión de Higuita como mejor jugada de la historia y supera la inclusión de Valderrama en varias selecciones ideales de eliminatorias, Copas América y mundiales.

Que el momento de la selección de mayores es muy bueno, nadie lo discute. Que hay una opción muy viable de regresar a un mundial 16 años después, también es cierto. Que en la generación actual hay 30 o 35 jugadores de élite mundial, válido; pero que somos de los mejores del mundo por esas razones, no creo.

Querer utilizar el gran momento individual de Falcao para representar con él a un fútbol que a nivel de clubes tiene grandes dificultades, que no tiene procesos a largo plazo, que todavía no entiende la importancia de promover la rama femenina y que no tiene un plan de desarrollo a largo plazo no es más que una falacia y que un comentario alegre.

Para ser grandes en el fútbol mundial hay que tener mucho  más que un fenómeno como Radamel. Nuestro fútbol es de pantalón corto todavía. Por fortuna, la vida nos premió con otro fuera de serie, como el Pibe o como René.

Tiro Libre 40 - Pudieron ser 5, pero quedarán 3


Pudieron ser 5, pero quedarán 3
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna Tiro Libre del periódico Qhubo, el miércoles 2 de enero de 2013

Al mediodía podríamos quedarnos con 3 equipos profesionales en Antioquia, una vez se anuncie el vuelo de las Águilas Doradas a un nido muy distante de las montañas paisas. En menos de 2 meses pasamos de soñar con 5 a jugar con 3. Nos quedó grande como región sostener ese cañazo.

El ascenso de Petrolera, jugando el torneo en Guarne y las finales en Envigado, fue para muchos la llegada de un quito equipo paisa al profesionalismo. Algunos lo titularon así, olvidando que la ficha pertenecía a un equipo santandereano, que ahora al parecer, jugará en la costa. De 5 rápidamente quedaron 4.

Hoy la noticia es que Itaguí se va. Una vez más (ya había pasado hace un año), la incertidumbre llegó al club en lo relacionado con el apoyo económico y el respaldo de la administración municipal. No conozco los pormenores de la relación club-alcaldía ni los términos de la negociación, pero lo cierto es que Itaguí como ciudad pierde tal vez el mejor referente de imagen positiva que tenía ante el país, y que este año iba a tener ante el mundo con la Suramericana de fútbol y la Libertadores de Futsal. De 4nos quedan 3.

Somos una cultura tradicionalista y cerrada. No hay afición sino para los 2 equipos de siempre. Los patrocinadores privados escasean y para el fútbol se cuentan en una mano: Postobón, Pilsen, Une y Arroz Caribe. Y no hablar de la voluntad política, que en casos como el de Itaguí pareciera no entender la importancia de la representatividad, lo valioso de la identidad, y el valor de un intangible como la imagen.

De 5 pasamos a 3. A los antioqueños nos quedó grande el sueño de ser el epicentro fútbolístico del país.

El tema del deporte profesional amerita una profunda reflexión en el Departamento. Basta recordar que en el baloncesto el equipo se retiró, en ciclismo se tuvo que competir con un presupuesto recortado en el Orgullo Paisa, en Fútbol Sala ya no tendremos presencia pues Talento Dorado se va y en microfútbol hubo problemas de salarios en uno de los representantes paisas.

Las Águilas se van volando, pero dejan una corta y exitosa historia que nos hará recordarlos con gratitud, por su buen fútbol y por haber sido durante 2 años dignos representantes del fútbol Antioquia.

Tiro Libre 39 - En el fútbol, el que manda no manda


En el fútbol, el que manda no manda
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio


Publicado en la columna Tiro Libre del periódico Qhubo el miércoles 26 de diciembre de 2012

A diario escuchamos y repetimos la vieja frase de la sabiduría popular que sentencia que “el que manda manda, aunque mande mal”.  Aplica para todo: la decimos en la casa, la citamos en el trabajo, la usamos para referirnos al gobierno, y la cacareamos cada que hablamos de la autoridad en cualquier situación. Es una frase común, que expresamos resignados ante el poder y que nos explica casi todas las situaciones de la sociedad; parece que sirviera para toda actividad humana menos para el fútbol, que definitivamente se sale de cualquier lógica.

En el fútbol el que manda, no manda; sin importar cómo lo haga. Si bien, por definición, el que ostenta la autoridad es el Director Técnico y finalmente es él quien toma las decisiones, acertadas o erradas, nunca tendrá razón absoluta. Ni siquiera cuando gana, porque algo mejor pudo hacer. Mourinho, por ejemplo, cerró el año con una decisión errada, sentar a Casillas, el emblema del Madrid. Perdieron 3-2 con el Málaga y las protestas lo tienen a punto de salir del equipo. A la hora en que escribí esta columna, Florentino Pérez estudiaba su continuidad. Seamos sinceros, si hubiera ganado, igual le hubieran cuestionado la decisión.

Que Mourinho es prepotente, malgeniado y terco; nadie lo discute. Que es un técnico ganador, tampoco. Que sabe, es innegable. Que es el que manda en el Madrid, no deja duda, pues su cargo le da la investidura y sus decisiones por encima de todos, también. La suplencia de Casillas fue solo un eslabón más de la cadena de decisiones que han llevado al Madrid a una profunda crisis de autoridad. Ha mandado, pero ha mandado mal. Ahora, está distanciado del plantel, 10.000 aficionados marcharon para protestarle esa decisión demostrando el alejamiento con los aficionados, de la prensa ni hablar, y el presidente del club, que construyó su proyecto deportivo alrededor del técnico, ahora no sabe si tomar la decisión de excluirlo pueda significar también su declive como directivo. Es una de las paradojas del fútbol, al técnico lo llevan por bueno y cuando el equipo pierde, la culpa es toda de él.

El problema para los técnicos es que cada que toman una decisión, así lo haga bien, generarán polémica y discusión. Sobre todo, cuando no ganan. Ahí siempre serán cuestionados. Lo sabe Osorio en Nacional, lo vivió Bolillo con el DIM cuando el equipo no arrancaba, y hasta Pékerman lo experimentó cuando la selección ganó sin jugar bien.  Claro, que pon encima de lo que usted y yo pensemos, a ellos los contratan para eso, para mandar; hay de aquél que no lo haga. 

Tiro Libre 38 - A todo señor…


A todo señor…
Por Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado el miércols 19 de diciembre de 2012 en la Columna Tiro Libre del periódico Qhubo

Aunque ya los recibió todo el fin de semana por lo hecho en la final, hay muchas razones de más peso para rendirle honores a Hernán Darío Gómez como técnico de fútbol. Dos de ellas, en particular, me motivaron estas líneas. La primera es un asunto circunstancial. Como los buenos capitanes de navío, no abandonó el barco cuando todo apuntaba el naufragio. Por el contrario, aguantó el vendaval  y las aguas turbias, y se puso al frente del barco. Finalmente, no solo condujo al Medellín en medio de una horrorosa tempestad, sino que lo llevó a puerto seguro después de que esta terminó y sembró esperanzas para sus próximas salidas al mar.

Dejo hasta ahí la analogía para decirlo más directo: Bolillo le devolvió el alma y la esperanza, futbolísticamente hablando, a un equipo centenario del que poco había y en el que nadie creía hace 5 meses. Obviamente, el trabajo administrativo encabezado por Julio Roberto Gómez fue fundamental, pero quiero  ocuparme hoy solo de lo futbolístico.

Que fue muy defensivo, que salía a aguantar, que ganó en los minutos finales, que su fútbol no era vistoso y que cuando la clasificación estaba complicada no tuvo calma y terminó expulsado… absolutamente cierto. Pero también lo es, que mostró trabajo, que su equipo tuvo orden, que aprovechó al máximo los recursos que tuvo y que a punta de táctica compensó las carencias en nómina que tenía la institución. Eso es lo meritorio. O ¿cuántos otros con tan poco hacen tanto? y ¿cuántos otros con mucho hacen menos?

Mi segunda razón para acordarme del técnico subcampeón es más filosófica y tiene que ver con elemento que he reclamado en el fútbol constantemente: la identidad. Sin importar quien juegue o quien dirija, un equipo tiene que tener una esencia: el jogo bonito de Brasil, el fútbol aéreo de Paraguay,  el fuerte y veloz de los africanos, el toque - toque  de Colombia o la garra de Uruguay; el fútbol romántico del Santos, el vertical del Madrid o el exquisito del Barcelona; el buen trato a la pelota de Nacional, la velocidad y potencia del América o el talentoso juego del Cali (identidades perdidas hace rato).

Para mí, en el fútbol como en la vida, primero es la identidad; lo demás son asuntos circunstanciales. Bolillo le devolvió al DIM su marca histórica: un equipo aguerrido y luchador, un equipo de pueblo.