Si Falcao se recupera, retoma la forma física y
futbolística, y va al mundial con Colombia, ilusión que todos tenemos, daremos gracias a Dios por el milagro; pero mientras tanto, aunque suene un
poco duro, hay que pasar la página y seguir el camino a Brasil sin él.
Seguramente el cuerpo técnico ya lo tiene claro, pero al país futbolístico, en
medio de su folclor para estos temas, como que le va a costar bastante
asimilarlo.
El tema es sencillo: no hay que esperarlo; hay que
armar la Selección sin él. Está bien que es el referente, el goleador, el jugador más costoso… pero ya no está, esa es la realidad. Si con Falcao, la selección
jugaba de una forma, ahora, con otro delantero de otras características (o tal
vez un volante adicional, el técnico sabrá) el juego cambiará un poco. No se
trata ahora de buscar el reemplazo del tigre; la tarea del cuerpo técnico es
encontrar el mejor complemento a los otros 10.
La esencia del juego no debe cambiar. El estilo
deberá seguir siendo el mismo, pero el asunto, insisto, no es buscar uno como
Falcao; que entro otras cosas no lo hay. El tema pasa por que técnico encuentre
al que mejor se acomode al equipo, al que en mejor momento esté y sobre todo,
el que más personalidad tenga para soportar las múltiples y odiosas
comparaciones que le van a hacer, porque muchos lo van a medir por lo que hacía
Falcao y no por lo que aporte él.
Hago la reflexión así, porque siento que ni en los
medios, ni en las calles (donde se habla a partir de lo que los medios dicen), pareciéramos
haberle hecho “el duelo” a la pérdida por lesión del jugador más representativo
que tenemos a nivel mundial. Seguimos aferrados a la ilusión de tenerlo,
hacemos cuentas de lo que falta para la cita orbital, ponemos ejemplos de
jugadores que se recuperaron en tiempo record con la misma lesión y no nos
imaginamos aún al equipo sin él. Hora de hacerlo.
Repito: ojalá Falcao alcance a recuperarse; pero
más sano que estar alimentando cada minuto la ilusión por su regreso, es
empezar a asimilar lo que será la Selección sin él. Al fin de cuentas, así será
al menos en los próximos cuatro meses. Es decir, hasta días antes del Mundial.