Confieso que soy de los que se
han pegado a la pantalla esta semana a disfrutar de los Juegos Olímpicos de
Invierno. No tengo datos ni información concreta (los sistemas de televisión
por suscripción deben tenerlos) para afirmar si son muy pocos o muchos los
colombianos que lo hemos hecho, pero el día que hagan la estadística me pueden
contar. He disfrutado al máximo, me he
extasiado. He vivido los Juegos de Sochi con la misma intensidad que viví los
de Beijing o Londres. Lástima eso sí, la pobreza informativa de los medios
colombianos, que de no ser por la espectacularidad de los saltos en las pruebas
de Slopestyle, habría ignorado
totalmente el evento.
Si es por lo que han mostrado o
dicho los medios nuestros, limitados a notas cortas y de color, los Olímpicos
de Invierno serían un evento frío y sin ninguna trascendencia. Por fortuna, esa
mirada local contrasta con la de las multinacionales como Claro y Directv, y
las múltiples páginas de internet que le apuestan a estos eventos como
contenido para su negocio. Eso sí, quienes no tienen acceso a los servicios por
suscripción, que son muchos, no se han
dado por enterados.
Está bien que en estos Juegos no
haya colombianos. Eso, obviamente, mata el interés de los medios nuestros, y
según ellos del país en general; aunque no puede ser ese el único criterio de
programación o de contenido. También está de por medio el asunto de los
derechos de televisión e imagen, que, como en
todos los eventos deportivos, han ido convirtiendo estos en una
mercancía de acceso restringido para muchos; pero que no sea esa la excusa,
porque si muestran un salto espectacular, también podrían mostrar la precisión
de la eslovaca Kuzmina en la prueba de biatlón, el esfuerzo y la sincronía de
deportistas en la prueba de los 3.000 metros en el patinaje de velocidad, o los
golazos que se han visto en los encuentros de Hockey. Todo esto es igual de
espectacular que los saltos que han mostrado.
Por lo pronto, yo seguiré pegado
a la señal y al computador. Veré si los rusos y los estadounidenses siguen
cayendo ante los noruegos en pruebas en las que son favoritos y esperaré las
pruebas de fondo a ver si la polaca Kowalczyk es capaz de competir y ganar fracturada.
Me gozaré los Olímpicos de Invierno mientras sigo soñando con algún milagro: o
que Colombia le apueste a un proceso que pase del patinaje sobre ruedas al
patinaje sobre hielo (Jamaica pasó del trineo en tierra al bobsleigh y llego a ser campeón
el mundo) o que en nuestro país algún día tengamos una cultura deportiva
amplia. En ambos casos, estamos muy fríos.
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