sábado, 6 de agosto de 2016

#OlímpicosJJ 2.Inaugurando la esperanza

Brasil tiene un presidente interino al que silban donde va, pero en la inauguración de los Juegos nos puso a todos a pensar en la inclusión. Es un país con serios problemas económicos, pero ayer se fajaron la inauguración menos costosa de todos los juegos de este siglo sin nada que envidiarle a las demás. La bahía donde se harán las competencias de vela tiene serios problemas de contaminación; pero nos dejaron un mensaje claro de la responsabilidad que tenemos con el planeta. Es un país con una profunda crisis social, pero fue el escenario para reivindicar a los refugiados como seres humanos. 

En medio de los escándalos del doping ruso, Brasil nos recordó a todos que el olimpismo es mucho más que una competencia de países; y que tiene un fundamento filosófico profundo, fundamentado en valores. Para hacerlo nos mostró en dimensión de héroes a Kip Keino y a Vanderley de Lima. Al primero le entregaron el laurel olímpico y al segundo lo pusieron a encender el pebetero. 

Durante años creí que estos eventos inaugurales debían ser el escenario para que el país o la ciudad organizadora de las justas se mostrara ante el mundo, evocara su historia y "se vendiera" como cultura. Así lo hicieron Sidney, Atenas, Beijing y Londres, para hablar solo de las sedes de Olímpicos en este siglo. Era la costumbre, hasta ayer. Brasil aprovechó el inicio de la cita olímpica para generar mensajes de esperanza y demostrar que el deporte es parte sustancial de la sociedad y de sus dinámicas.  A partir de Río 2016 la ceremonia inaugural será el espacio para enviarle claros mensajes al mundo. 

La inauguración de Río 2016 nos puso a hablar, a dialogar, a pensar, a admirar a esperanzarnos. Brasil fue capaz de dejar por un momento los lamentos, las protestas, las rivalidades y las crisis que vive como nación para darse un respiro... y para robarnos suspiros. El Brasil de la samba, de la chica de Ipanema, el de la diversidad y la heterogeneidad nos vendió la idea de que la vida debe ser una fiesta; un carnaval. 


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