Faltan 228 días para los Juegos Centroamericanos en Veracruz,
México. ¿Mucho o muy poco? Es relativo. Demasiado tiempo si se mira el
calendario, que marca 7 meses y medio. Muy poquito si se piensa en los procesos
deportivos y en las necesidades para tener una delegación bien preparada. Material
humano y calidad técnica para pelearlos hay en cantidad. Recursos, al parecer
no; porque para el gobierno hay otras prioridades, y porque a quienes manejan
el país les falta la ambición que les
sobra a nuestros deportistas. Y ahí el tiempo se va demasiado rápido y se vuelve
un enemigo mortal.
Recuerdo que hace 4 años en Mayagüez, Colombia tenía con qué pelear el título. Cuba no asistió, a Venezuela ya le habíamos ganado en los Juegos Suramericanos de Medellín y México era el rival a vencer, sin ser muy superior. Al término de la primera semana, Colombia lideraba el medallero con más de 60 oros, pero al final, fue tercero. México y Venezuela nos superaron porque llevaron más deportistas y porque tuvieron una mejor preparación.
En esa ocasión, tres meses antes de las justas,
la entonces ministra de Cultura anunció que del presupuesto solicitado por el
COC para los Centroamericanos sólo se iba a aprobar la tercera parte. Fuimos
terceros con la tercera parte del presupuesto. Nos faltó ambición
gubernamental. Hoy, a 7 meses y medio de las justas, nuevamente surge la
inquietud. Todavía no se sabe si habrá el dinero suficiente para la
preparación.
La reciente participación en Suramericanos tuvo
respaldo; pero no en la cantidad ni en los tiempos necesarios. Se logró con
categoría el segundo lugar; pero la cantidad de preseas pudo ser mayor. El deporte
ya no depende del Ministerio de Cultura, lo que de por sí es un avance, pero todavía
adolece de presupuestos asignados para procesos completos; todavía no se mira
en el largo plazo, los tiempos del deporte, sino con la inmediatez del momento,
los tiempos de la política. A pesar de los buenos resultados recientes, campeones
de los Bolivarianos y segundos de los Suramericanos, literalmente al
deportista, al técnico y al dirigente deportivo
le tocas “pelear” la plata para cada evento del ciclo olímpico; y esto,
obviamente obstaculiza los procesos.
Los tiempos del deporte no son los tiempos de
la política; son diferentes. Y como la que asigna los presupuestos es la
segunda, el primero siempre sale perdiendo. Mientras los deportistas siguen sacrificando
sus vidas en nombre de una patria que goza de imagen y prestigio cuando ellos consiguen
sus hazañas; los dirigentes de esa patria siguen pensando en otras
“prioridades” y dejan perder un tiempo irrecuperable en los procesos
deportivos. Ojalá que cuando aprueben los recursos para los Centroamericanos no
vaya a ser tarde para los deportistas… como lo fue para los campesinos
papicultores y para la fauna del Casanare.
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