miércoles, 30 de abril de 2014

El fútbol espectáculo ya es ficción


En época de mundial, las marcas deportivas sacan toda su artillería publicitaria. Esta semana circuló en las redes el nuevo comercial de una de ellas, en el que se disputa un partido de fútbol callejero, que poco a poco se traslada a un estadio lleno de público y en el que los chicos del barrio se convierten en las grandes figuras del fútbol mundial: Cristiano, Neymar, Rooney, Ibrahimović, Piqué, Higuaín, Mario Götze, Hazard, Thiago Silva,  Pirlo, David Luiz, Iniesta, Courtois, y Howard. Dos detalles me llamaron la atención: que no hubiera ningún colombiano y que nuevamente el fútbol espectáculo sea el leitmotiv de la campaña. Lo primero lo dejo como curiosidad; de lo segundo sí quiero hablar, pues es triste que el fútbol arte ya solo se vea en la ficción.

En el comercial, todos los jugadores hacen gala de una técnica depurada. Se ven como “naturales” las rabonas, las gambetas, los sombreros, las paradas de pecho, los tacos  y todo tipo de acciones espectáculo, de lujos; de esos que escasean en los juegos de competencia donde participan esos mismos jugadores. Claro, recordemos que se trata de un comercial, de una puesta en escena, de una historia “preparada”. Obviamente, si los actores, en este caso los jugadores, no fueran capaces de hacer esas acciones acrobáticas, el comercial no podría hacerse. Sin embargo, insisto, ese fútbol exquisito ya solo se ve en la ficción; lejos estamos de volverlo a ver en los estadios, sea cual sea el campeonato.

Hay excepciones, claro está. Son las que hacen la norma. La de esta semana, por ejemplo, nos la ofreció Ronaldinho en el Atanasio Girardot, en Medellín, en el juego de Copa Libertadores entre Nacional y Mineiro. Recibió de espaldas, aguantó la pelota, pasó por encima de ella, hizo un giro de casi 360° sobre su eje, hizo trastabillar a Alex Mejía que lo quería marcar y terminó la jugada con un pase perfecto para Fernandinho; un lujo de esos que son propios del volante brasilero; una jugada que le dio la vuelta al mundo por espectacular… y por escasa.

Ese tipo de jugadas nos gustan a los románticos del juego, nos emocionan, nos sacan aplausos.  Sean de quien sean, siempre serán jugadas admiradas. Obviamente, para el fanático, para los “tácticos” y para los resultadistas (que son demasiados) lo importante serán la victoria, los puntos y  los títulos; no las jugadas.

Lastimosamente, en estos tiempos en que el mundo le apunta a una competitividad salvaje, el resultado es el único objetivo. Lástima. Eso ha hecho que los jugadores buenos hagan solo para comerciales lo que más les gusta hacer. También, ha hecho que al para el aficionado lo importante sea ganar;  y muchas veces, ganar como sea. Tal vez, el día en que las jugadas de los comerciales desaparezcan totalmente de las canchas la nostalgia llevará a los resultadistas a reclamarlas como necesarias.


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