lunes, 19 de mayo de 2014

Sancionar a los malos; no generalizar un castigo


Todos tenemos algo de negros, de asiáticos, de indios, de judíos y hasta de esquimales. Así algunos se crean de mejor sangre, somos una generación mestiza, una mezcla variada. Sin embargo, la discriminación racial volvió a ser noticia esta semana y justo en el deporte, que por filosofía es la actividad humana que elimina las diferencias de todo tipo. Lástima que en 200.000 años no hayamos aprendido como especie a superar ese mal; y más triste aún es que el deporte moderno sea la actividad donde con mayor frecuencia se exprese.

En Estados Unidos, el multimillonario Donald Sterling recibió esta semana la sanción más drástica en la historia del baloncesto profesional de ese país. Al dueño de Los Clippers lo vetaron de por vida para participar en actividades de la NBA por hacer unos comentarios de tinte racista en una conversación privada con una amiga. Al otro lado del Atlántico, en el fútbol, el Villarreal decidió quitarle el carné de socio y prohibirle de por vida el ingreso al estadio El Madrigal al hincha que como acto discriminatorio le lanzó un banano al brasileño Dani Alves, del Barcelona, en un partido de Liga. 

¿Solucionan ambas sanciones el problema social? Claro que no. Eso sí, sientan precedentes que deben servir de ejemplo para la erradicación de este mal, al menos de los espacios deportivos. Lo grave sería permitir estas manifestaciones, pasar “de agache” cuando se presentan o aplicar sanciones blandas o ilógicas, como ocurre en muchos casos, en el fútbol nuestro por ejemplo. Las acciones y las expresiones racistas son actos humanos, y como tal, deben ser sancionados ejemplarmente quienes las cometen, se deben identificar e individualizar; y no hacer la fácil que es generalizar el problema y aplicar sanciones institucionales.

Es claro que el deporte es una actividad espejo para la sociedad en la que se practica, pero debe rechazar tajantemente y evitar a toda costa la filtración de los males de ésta. La violencia, la discriminación, el racismo o xenofobia, no pueden seguir siendo el ingrediente semanal de nuestro deporte. Debe ser una causa de todos y no un asunto meramente legal. En el caso de la NBA, los jugadores amenazaron con hacer un boicot si no había una sanción suficientemente dura contra Sterling, y los patrocinadores expresaron que retirarían su apoyo a los Clippers hasta que Sterling no dejase el puesto.

Es tan común el racismo en el mundo que pareciera ser propio de la condición humana; es una obligación como especie no permitir estas actitudes que lo único que demuestran es que involucionamos. A grandes males, grandes remedios; y grandes sanciones también; pero a los individuos que cometen los actos. Me asusta pensar que si los hechos de esta semana se hubieran presentado en Colombia, nuestros directivos le hubieran quitado los puntos a los Clippers, hubieran prohibido a los hinchas vestir la camiseta del club en un partido, hubieran cerrado el estadio del Villarreal por una fecha o hubieran propuesto la marcha del banano.


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