Todos tenemos algo de negros, de asiáticos, de
indios, de judíos y hasta de esquimales. Así algunos se crean de mejor sangre,
somos una generación mestiza, una mezcla variada. Sin embargo, la
discriminación racial volvió a ser noticia esta semana y justo en el deporte,
que por filosofía es la actividad humana que elimina las diferencias de todo
tipo. Lástima que en 200.000 años no hayamos aprendido como especie a superar
ese mal; y más triste aún es que el deporte moderno sea la actividad donde con
mayor frecuencia se exprese.
En
Estados Unidos, el multimillonario Donald
Sterling recibió esta
semana la sanción más drástica en la historia del baloncesto profesional de ese
país. Al dueño de Los Clippers lo vetaron de por vida para participar en
actividades de la NBA por
hacer unos comentarios de tinte racista en una conversación privada con una
amiga. Al otro lado del Atlántico, en el fútbol, el Villarreal decidió quitarle el carné de socio y prohibirle de por vida
el ingreso al estadio El Madrigal al hincha que como acto discriminatorio le
lanzó un banano al brasileño Dani Alves, del Barcelona, en un partido de
Liga.
¿Solucionan ambas sanciones el
problema social? Claro que no. Eso sí, sientan precedentes que deben servir de
ejemplo para la erradicación de este mal, al menos de los espacios deportivos. Lo
grave sería permitir estas manifestaciones, pasar “de agache” cuando se
presentan o aplicar sanciones blandas o ilógicas, como ocurre en muchos casos, en
el fútbol nuestro por ejemplo. Las acciones y las expresiones racistas son
actos humanos, y como tal, deben ser sancionados ejemplarmente quienes las
cometen, se deben identificar e individualizar; y no hacer la fácil que es
generalizar el problema y aplicar sanciones institucionales.
Es claro
que el deporte es una actividad espejo para la sociedad en la que se practica,
pero debe rechazar tajantemente y evitar a toda costa la filtración de los
males de ésta. La violencia, la discriminación, el racismo o xenofobia, no
pueden seguir siendo el ingrediente semanal de nuestro deporte. Debe ser una
causa de todos y no un asunto meramente legal. En el caso de la NBA, los jugadores amenazaron
con hacer un boicot si no había una sanción suficientemente dura contra
Sterling, y los patrocinadores expresaron que retirarían su apoyo a los
Clippers hasta que Sterling no dejase el puesto.
Es tan común el racismo en el mundo que pareciera
ser propio de la condición humana; es una obligación como especie no permitir
estas actitudes que lo único que demuestran es que involucionamos. A grandes
males, grandes remedios; y grandes sanciones también; pero a los individuos que
cometen los actos. Me asusta pensar que si los hechos de esta semana se
hubieran presentado en Colombia, nuestros directivos le hubieran quitado los
puntos a los Clippers, hubieran prohibido a los hinchas vestir la camiseta del
club en un partido, hubieran cerrado el estadio del Villarreal por una fecha o
hubieran propuesto la marcha del banano.
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