lunes, 22 de diciembre de 2014

S.O.S. por los deportes de conjunto


El 2014 será otro año de grata recordación para el deporte colombiano. No superará el 2013, el mejor de la historia, pero los registros volvieron a dar cuenta del gran momento que viven nuestros deportistas. Títulos mundiales, copas del mundo, primeros puestos en diferentes rankings, 70 oros en los Centroamericanos y muchos logros más hacen parte de la cosecha del año que concluye. Eso sí, se trata de grandes logros individuales, porque el deporte de conjunto sigue estando en un tercer plano en el país.

Es claro que en el deporte, Colombia es un país de individualidades. Ganamos en disciplinas en las que competimos de a uno. Somos potencia mundial en patinaje y ciclismo, tenemos un gran nivel en judo,  atletismo, pesas y boxeo y este año tuvimos automovilistas destacados. Tal vez, como lo explican algunos, se trata de un efecto espejo del tipo de sociedad que hemos construido; somos individualistas y no sabemos trabajar en equipo. Eso es cierto, pero no puede ser la única explicación.

Como grandes logros colectivos en el 2014 hay que destacar dos: el quinto puesto en el Mundial de Fútbol de Brasil, que significa la mejor actuación en toda la historia pero no es un título; y los dos oros en Juegos Centroamericanos del Rugby 7, que obedecen a un proceso muy particular de su Federación. De 70 oros en Veracruz 2014, solo este deporte colectivo se hizo sentir.

Lo del fútbol es un gran progreso, no cabe duda; pero tengamos en cuenta que va acompañado de una gran inversión. Lo del rugby es sorpresivo, sí, pero es una muestra de que gestionando recursos y planeando bien lo deportivo se pueden conseguir desarrollo importantes. Son las excepciones dentro del pobre nivel de nuestro deporte de conjunto; pero muestran caminos que se resumen fácil: el deporte es con dinero y con trabajo. Como ambas cosas no están claras para los demás deportes colectivos es hora de lanzar un S.O.S. por ellos.

Lo que hacen a nivel individual Mariana, Yuri, Caterine, Yersy, Nairo, Rigoberto, Jossimar y un centenar de colombianos más es invaluable. Las historias detrás de cada medalla, de cada record o de cada título demuestran que muchos de ellos salieron silvestremente o sin el apoyo adecuado. Lograron trascender. Claro, en deportes de a uno. Para los conjuntos, salir sin el apoyo y el acompañamiento adecuados es casi imposible. Razón más que suficiente para lanzar el S.O.S.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Ahora odiamos a Van Gaal


Yo también quiero que Falcao juegue de titular y sea el goleador de la Premier. ¿Quién no? Eso sí, una cosa es el deseo de quienes lo admiramos como jugador y nos identificamos con él, en mi caso por simple afecto de compatriota, y otra muy distinta lo que pueda tener en mente el  técnico que lo ve en las prácticas todos los días, y para quien lo prioritario es el resultado de su colectivo. Claro, el fútbol es tan bello que es válido criticar y opinar a la distancia; pero no es tan tonto como para uno enceguecerse totalmente y calificar de burro a Van Gal.

Que Van Gal no lo quiere, que es por culpa del técnico que se han lesionado todos los jugadores, que tiene una vida desorganizada, que para qué lo llevó al equipo si no lo va a poner, que Van Gaal manifestó una cosa, que comparó a Falcao con otro, que tiene preferencias por Van Pierse, que es un técnico que está loco… ayer se dijo de todo; en Colombia. Tampoco. Una cosa es que a uno le incomode como colombiano ver en el banco a nuestro gran goleador de todos los tiempos; otra muy diferente es descalificar por completo al técnico por esa decisión.

Cuando Falcao llegó al Manchester, en Inglaterra lo veían como el salvador. En las primeras 4 fechas de la Liga el equipo no había ganado un solo juego. Necesitaba un revulsivo. Ahora, ¿vale dejar a un lado los afectos por un momento y pensar desde otra perspectiva? Veamos: el equipo, sin Falcao de titular, llegó a seis victorias consecutivas y es hoy tercero en la Premier, a 5 puntos del City y a 8 del Chelsea.  Luego de todas las dudas en el inicio de la temporada, Van Gaal encontró los números que avalan su trabajo. Ahora pensemos nuevamente con el corazón: Falcao tiene que ser titular en ese equipo porque es un gran goleador. No sé, yo como técnico (lo dijo como lector del fútbol, sin afectos ni sentir patrio), seguiría jugando con la fórmula que me está dando tan buenos resultados.

Antes de que me digan apátrida, repito: yo también quiero que Falcao juegue de titular y sea el goleador de la Premier; pero veamos un detalle más: Van Gaal tiene jugadores que venían en el equipo o que llegaron luego de jugar el mundial. Falcao llegó después de una lesión, sin mundial, con tres partidos en el inicio de la liga Francesa y dos juegos amistosos con la Selección; y llegó cuando el equipo ya estaba en competencia. Ah, tuvo otra lesión que lo dejó por fuera dos partidos. Díganme apátrida si quieren, pero estas circunstancias tampoco ayudan para lo que todos queremos.


Dejo claro que no es mi intención defender a Van Gaal. Sus títulos de Liga en Holanda, España y Alemania lo avalan. Me gusta su carácter y el estilo de juego que le imprime a sus colectivos. Eso sí, como todos los técnicos del mundo tiene sus caprichos y sus decisiones cuestionables, más no censurables. No comparto que en Colombia lo quieran crucificar porque no le da la titularidad a uno de los nuestros. Lo mismo pasó hace un año cuando Claudia Ranieri no ponía de titular a James en el Mónaco. Cuando esto pasa, me da hasta por pensar que a los colombianos que hablamos de fútbol, que somos casi todos, nos ha hecho mucha falta chupar un poquito de banca. Siempre ayuda. 

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y quién es el deportista del año en Colombia?


La pregunta se repite cada año por esta época y las  respuestas son tan numerosas y diferentes como medios de comunicación o agremiación de periodistas deportivos la hagan. Nunca no ponemos de acuerdo. Como en los reinados de belleza, en las elecciones para cargos corporativos, en los realities o incluso en muchos concursos de literatura, la elección del ganador siempre genera controversia. Al final, el argumento de que tenemos una gran cantidad de deportistas de primer nivel parece ser la excusa para entregar las  estatuillas luego de que una discusión interna o la participación popular a través de las redes sociales entregue el veredicto. Nos gastamos casi un mes argumentando por qué uno y no el otro, o discutiendo los criterios de la elección; cuando realmente lo que no está claro es precisamente eso: el criterio.

Advierto de entrada que no tengo la fórmula o la pauta ideal para escoger el deportistas del año; pero tras revisar algunas de las propuestas de elección, sí creo que hay muchas, utilizadas en la actualidad, que carecen de sentido. Es claro, por ejemplo, que si el criterio es premiar al que más votos sume en redes sociales, sencillamente se estará eligiendo al deportista más popular y no al mejor. Si en el premio hay injerencia directa de un patrocinador, los intereses comerciales inclinarán la balanza hacia los deportistas con los que ese patrocinador tiene relación comercial. Y también es obvio que si los que eligen so periodistas deportivos especialistas en un solo deporte, el desconocimiento de las demás disciplinas los inclinará hacia un deportista de su campo del saber.

También es cierto que con el pasar de los años, se han aplicado criterios sanos que permiten mayor ecuanimidad. Por ejemplo: separar en categorías al deportista profesional del aficionado, a la joven promesa del consagrado, darle un premio aparte al deportista paralímpico, o incluso, premiar diferenciando el género, han sido prácticas que permiten una mayor visualización y ponderación de los logros alanzados por nuestros héroes.

Lo cierto del caso es que en las diferentes elecciones del deportista del año, lo que sí ha faltado es un criterio técnico. Para entender mejor nuestro deporte, para darle su real dimensión, hay que establecer, por ejemplo, las diferencias sutiles pero profundas que hay entre lograr un título del mundo y ser medallista de oro en una Copa Mundo; entre ser el deportista más destacado de un equipo en un mundial de un deporte de conjunto y ser el campeón mundial en un deporte individual; entre ganar mejorando una marca personal o hacerlo batiendo una marca mundial. Esos criterios técnicos, que poco o nada se usan en las elecciones actuales, podrían darlos un mejor discernimiento.

Elegir el deportista del año en Colombia debería ser una oportunidad gigante para conocer mucho más a nuestros deportistas, para aprender más de nuestros deportes emblemáticos, para comprender la estructura del deporte, para entender más los elementos técnicos de las disciplinas en las que somos potencia y para reconocerle el esfuerzo a quien realmente lo merece. Ah, y para adquirir más criterio. 




lunes, 1 de diciembre de 2014

La mina centroamericana


Terminaron los Centroamericanos. Cuba volvió después de ocho años y demostró que aunque su nivel no es el de antes, sigue siendo indiscutiblemente el mejor del área. Colombia fue tercera en el medallero y cumplió su objetivo. Hasta ayer en la tarde luchaba por el oro número 70 para redondear las cifras. A Seguramente vendrán los balances de todo tipo, muy válidos; pero mayor mérito tendrán los proyectos que se hagan de cara al futuro inmediato a partir de lo conseguido.

La primera conclusión evidente de los Juegos es que Venezuela no puede ser más nuestro referente, ni nuestro rival a vencer. Ya le ganamos en Bolivarianos, Suramericanos y Centroamericanos. Su crisis como país tocó el deporte; y es profunda. Ahora hay que pensar en pelearle a Brasil en Suramérica y a México en Centroamérica. Suena muy ambicioso,  pero hacia allá debe apuntar el proyecto.

Lo segundo a pensar es que hay deportes en bonanza, deportes en caída libre y deportes en transición por el relevo generacional. El trabajo de los metodólogos, de las Federaciones, del Comité Olímpico y de Coldeportes está en evaluar bien cada caso. No para castigar a los que no cumplieron expectativas y premiar a los que dieron plusvalía, que es lo que siempre pasa; sino para afinar los procesos de cada deporte de cara a un mejor futuro. Debería ser así, pero en la cultura deportiva nuestra es casi un sueño pensarlo.

Lo último es repasar las circunstancias en las que se llegó a Veracruz. Es triste saber que los dineros para la preparación solo aparecieron al final, que algunos deportes solo tuvieron fogueos locales, que por asuntos de costos en Colombia se quedaron deportistas que pudieron lograr medallas y que la mayoría de los nuestros trabajaron en el anonimato. Aúna sí, se logró el presupuesto de medallas hecho pensando en condiciones óptimas. Los metales sacados de la mina centroamericana fueron demasiados para las condiciones en que se trabajó para la extracción.

Es claro que el deporte de alto rendimiento se hace con dinero y con ganas. Ambas cosas en cantidad. Los deportistas nuestros siempre ponen lo segundo. Lo primero es una inversión que le toca al Estado y a la empresa privada; y que se revierte en imagen, marca, reputación y títulos. Y claro, si se hace a tiempo, si se cumple lo prometido y se se hace con convicción, la ganancia es mayor.  En Veracruz, fueron 75 medallas de plata; ahora se requiere plata para convertirlas en oro.