ESE GATO SÍ SIRVIÓ
Por Jhon Jaime Osorio Osorio
Es un veterano de 38 años de edad, pero corre con la ilusión de un niño de 5. Para ubicarse en el lote, para embalar y para subir tiene la malicia del felino que le dio su remoquete. En la Contrareloj final en el alto de Santa Elena sacó a relucir su experiencia de 10 años en el pedalismo europeo. “El Gato” Félix Cárdenas del GW Shimano se quedó con un título al que le había mandado el zarpazo en dos ocasiones sin poderlo agarrar: el de la Vuelta a Colombia.
La Vuelta del 2011 tuvo dramatismo de principio a fin. Basta con recordar que el prólogo en La Ceja se resolvió por un segundo a favor de Marlon Pérez sobe Oscar Sevilla y que la Vuelta terminó con victoria de Félix Cárdenas por apenas dos segundos sobre Giovanny Báez. Más apretada no pudo ser y más emocionante tampoco. La versión 61 del giro nacional varió su menú diario casi que en simultánea con el cambio cultural, gastronómico que se notaba en la geografía recorrida: espectaculares caídas, apretados embalajes, sorpresivas fugas, ataques permanentes y un promedio de velocidad que sorprendió día a día.
Más allá de los detalles ciclísticos, que son muchísimos, hay que hacer un comentario especial sobre el fervor por la Vuelta, sobre la pasión por el ciclismo que día a día entró en ebullición. Caicedonia, La Unión, Santa Elena, Puerto Boyacá y El Socorro, entre otros, descrestaron por su civismo, por la cantidad de gente esperando la consagración de los héroes del pedal y por sus recibimientos masivos.
Contrario a lo que algunos comentaban ayer sin conocimiento de causa, quienes estuvimos en la Vuelta podemos dar fe de que el giro nacional recuperó su esencia: la gente. Este espectáculo gratuito tuvo en esta ocasión alta calidad competitiva y una respuesta acorde con esa calidad. Las banderas de Colombia izadas en los balcones, los niños de las escuelas con sus profesores en las carreteras de todo el país, los “paseos de olla” y los campesinos que hicieron un alto en su trabajo para salir como antaño “a ver pasar los corredores”, despertaron la nostalgia pero llenaron de esperanza al mundo del pedal. Los buenos tiempos de los escarabajos, de un ciclismo que convoca, de un evento que saca gente a la calle, volvieron con fuerza y seguramente se quedarán.
Colombia tiene en Henao, Pantano, Romero y Osorio, entre otros, una nueva generación del pedal, que se mostró, que peleó la carrera y que en el futuro cercano seguramente llenarán de gloria al país. Colombia rindió homenaje a un evento lleno de historia, y la Vuelta recuperó su sitial como certamen de primer nivel. Eso sí, por ahora reconozcamos que en esta ocasión “El Gato” le puso el cascabel a la Vuelta.
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