Es prematuro hablar
de un nuevo orden mundial en el fútbol; y es un irrespeto menospreciar lo hecho por selecciones como
costa Rica o Colombia que han sorprendido en la primera fase. Lo primero solo
podrá afirmarse si cuando la Copa del Mundo esté en sus instancias definitivas
aparecen entre los semifinalistas 3 o 4 equipos de los no tradicionales. Lo
segundo es un desconocimiento irresponsable al trabajo serio de algunas
selecciones, al buen momento de algunos jugadores y a unas generaciones nuevas
de futbolistas que han ido ganando espacio en las grandes ligas del mundo.
La primera fase de
los mundiales siempre resulta emotiva. Siempre hay campeones del mundo que
decepcionan, equipos que sorprenden y resultados que dañan todo tipo de
apuestas. En Sudáfrica 2010, por ejemplo, Francia terminó la fase de grupos con
un solo punto e Italia fue el último de su grupo, mientras Corea del Sur y
Eslovaquia sorprendieron entre los 16 clasificados. Ese es el referente
inmediato, que a algunos olvidan al calificar de desastre la eliminación en
primera fase de España e Inglaterra en el mundial actual.
Al repasar la
historia, es claro que solo 8 países han sido campeones del mundo, y que
únicamente 12, dos de los cuales ya desaparecieron, han disputado la final.
Incluso, revisando las semifinales, son 24 los países que han accedido a esta
instancia. Un dato adicional: a las semifinales siempre accede un equipo
sorpresivo que termina luchando por el tercer puesto. Aunque no sea una norma determinante, la
lucha por el título en un mundial tiene su peso histórico. Esto hace suponer,
que cuando los mundiales avanzan a su fase de cuartos de final, las sorpresas
se reducen e impera cierta lógica de los
grandes.
El mundial de Brasil
no es distinto a los anteriores. La primera fase ha estado cargada de
emotividad y de goles; al punto que va camino a tener la cifra más alta de
anotaciones en toda la historia; pero decir que por ello hay un nuevo orden o
aventurar a decir que uno de estos
equipos es el candidato al título es demasiado apresurado. Las fases que
vienen tienen una lógica diferente, pues son duelos directos, sin margen de
error, en los que uno de los dos rivales avanza y el otro tiene que terminar su
sueño. ¿Pesará la historia?, creo que sí.
Brasil 2014 nos ha
dejado muchas emociones, particularmente por la presencia de Colombia después
de 16 años y por la mejor actuación de nuestro país en una primera fase. El
camino que sigue ahora es propio para hacer realidad sueños, pero también para
aterrizajes forzosos en una historia en la que nunca hemos sido protagonistas.
El tiempo lo dirá. El fútbol permite todo tipo de opiniones, pero mantener los
pies en la tierra y respetar los logros de cada quien es un buen principio para
que las opiniones tengan soporte y sirvan para el debate.