jueves, 27 de noviembre de 2014

¿Cuáles códigos del fútbol?


¿Existen los códigos del fútbol? Antes les decían “cánones”. ¿Realmente hay cosas que no se puede hacer en una cancha con un balón porque hay una especie de normas tácitas que lo prohíben? Yo no creo. Eso sí, respeto a quienes hablan de ellos, incluyendo a algunos jugadores del Cali que los invocaron para justificar su actitud agresiva al final del encuentro con el DIM. Todo, por una jugada genial del brasilero Elton Martins. Los respeto, pero los veo confundidos. Acaso ¿está prohibido parar el balón con la nuca, hacer un túnel, intentar un sobrero?, ¿es una ofensa hacer un lujo? ¡Nunca! Cuáles códigos secretos ni qué nada. Para Martins, solo aplausos y gratitud eterna por esa pintura.

Desde mi perspectiva, las únicas leyes válidas en el fútbol son las del reglamento de la FIFA; que buscan regular la competencia y proteger al deportista. Lo otro, los famosos códigos secretos, son inventos de periodistas y jugadores, que según entiendo, buscan proteger a los jugadores de la humillación pública por un colega que juega más que él. Nada lógico aceptar tales “leyes universales”, pues hacerlo sería querer limitarle la estética al juego y coartar la capacidad expresiva con la pelota de los privilegiados de este deporte.  

Qué triste que estemos tan desacostumbrados a ver genialidades en el fútbol profesional. Lamentable que ya nos contentemos con la cifra de un resultado y veamos mal que un jugador haga una pilatuna o regale un lujo frente a un rival. Con el cuento de esos famosos códigos le hemos  quitado brillo a un deporte que cada vez se vuelve más resultadista y pasional y poco a poco pierde su connotación de espectáculo y de arte. Si los tales códigos existieran, qué habría sido de Jhon Edison Castaño, Ronaldinho, Hernán Darío Herrera o Cesar Cueto, para mencionar solo algunos irreverentes que con la pelota nos deleitaron haciendo derroches de técnica depurada. Ellos no seguían ningún canon y para ellos no aplicaban códigos tácitos. Los genios de la pelota simplemente se divierten.

Si a un jugador le enoja que otro le haga un túnel, un ocho, un sombrero o cualquier otro lujo; sencillo, tiene dos opciones: que no juegue fútbol o que entrene duro para evitar que lo hagan. Mejor aún, que trabaje técnicamente para que algún día pueda robarse un cerrado aplauso en un estadio lleno por ser atrevido y diferente, como lo hizo Martins. Ese es el único código válido en el deporte: los aplausos se ganan.



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