lunes, 10 de noviembre de 2014

Y ahora el malo es Pékerman porque no “colabora”


Una cosa es la discusión pasional y otra la argumentación racional. Para lo segundo, se requiere mirar el fondo del asunto y no quedarse en la superficie del problema. En el caso polémico de esta semana, la convocatoria a Selección de jugadores de clubes que están definiendo la Copa Postobón o la Suramericana, la punta del iceberg es el perjuicio de los clubes; pero lo de fondo son las decisiones de los directivos locales y continentales en torno a la programación de los torneos. No me voy a quedar en la superficie, que en este caso es la convocatoria de Pékerman, voy a sumergirme en el fondo, es decir en las absurdas decisiones dirigenciales.

Vamos por partes. El calendario FIFA se conocían desde el año pasado; mucho antes de programar los calendarios locales. La Federación Internacional tenía previstas las fechas para partidos de selección y para el campeonato mundial. En la mayor parte del mundo, las Ligas locales y continentales adaptaron sus calendarios. En la Conmebol y en Colombia no. Basta recordar, por ejemplo, que en Colombia se jugó la final de la Liga cuando ya todas las selecciones estaban reunidas y trabajando para el Mundial. ¿Quién debe respetar esas fechas? Quien programa, es decir los dirigentes.

¿Quién define el sistema de juego?, ¿quiénes aprueban los calendarios?, los señores dirigentes. Muchas veces se ha dicho que la liga colombiana está mal planificada, mal diseñada y que está pensada solo desde lo económico. La Suramericana también. ¿Alguien piensa en lo deportivo?, ¿alguien trabaja en mejorar el espectáculo? Los señores directivos acaban de aprobar una Liga con 20 equipos para el 2015; con un número de partidos casi igual al del 2014; y saben que es año de Copa América, para la que habrá que dejar espacio en la programación. Tercos.

La fácil ahora es tomarla contra el profesor Pékerman, “porque no colaboró con los clubes”; pero la raíz del asunto es la patética administración de este fútbol nuestro, pensado solo desde el negocio. Un dato que preocupa, por ejemplo, es que un equipo que juegue la Copa y las dos ligas locales y aspire a disputar las finales  tiene que jugar 64 partidos en el año; que sumados a la participación internacional en torneos de clubes puede llevar a un equipo a casi 80 partidos. ¿Los dirigentes lo han pensado?, ¿lo han debatido?, no sé… acaban de programar un 2015 igual.


¡Ahora el malo es Pékerman que convocó a jugadores del fútbol local!, dicen muchos… que fue egoísta, que son amistosos, que pudo llamar a otros...  No señor. Él hizo su trabajo. Malos los directivos de Dimayor y Conmebol que programan partidos en fechas FIFA. Cuestionar al DT, que sigue su plan de trabajo, es fácil, es una posición basada en el dolor de los hinchas; pero el problema de fondo está en la mioipía dirigencial.  Pékerman trabaja desde una planeación. A los dirigentes nuestros, se les nota la improvisación. ¿A quién cuestionar?

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