Dicen que los perros se parecen a sus dueños; yo creo que los equipos de fútbol también. Eso sí, no es una norma taxativa, pero casi siempre resulta así. Ejemplos criollos sobran, pero voy solo con dos: el Atlético Nacional resultadista de la era Osorio fue lo más parecido a la organización Ardila; y los equipos ochenteros propiedad de los carteles de las mafias, eran ostentosos y ganaban a cualquier precio y de cualquier forma.
Este tema se me ocurre, pensando en el Real Madrid. El que juega en la cancha carece de norte y demuestra falta de estilo, de filosofía y de planeación. Así es el Madrid como institución. Se maneja a los bandazos, se improvisan las decisiones importantes y se toman decisiones emocionales. Además, tiene un presidente que se excede en su cargo ante la ceguera, la alcahuetería o la complicidad de unos socios que parecen haberle dejado a meced una de las empresas futbolísticas más importantes del mundo.
El equipo en la cancha juega lo más perecido posible a la maneja como se maneja la institución. En pocas palabras, el Madrid es una organización caótica... pero con plata. Eso también es el equipo. ¿Es malo esto? no necesariamente; depende de los objetivos y de lo que filosóficamente se trace para la institución. Si este Madrid de caos y plata gana la Champions, cumplirá el objetivo. Y todo seguirá igual.
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