DEPORTE DE PONCHERA
Por Jhon Jaime Osorio
Ciento cincuenta mil pesos tuvo que poner cada uno de los marchistas de Antioquia que representó a su departamento en la Copa Nacional de Marcha en el Parque Recreodeportivo El Salitre el pasado fin de semana en Bogotá. Los deportistas tuvieron que asumir los costos de hospedaje y alimentación, con el sueño de alcanzar alguna de las casillas para representar a Colombia en el Campeonato Suramericano que se celebrará en Guayaquil, Ecuador, el 17 y 18 de marzo. Para los antioqueños fue una situación extraña, pues tradicionalmente esos desplazamientos los cubría la Liga con aportes del ente deportivo departamental. Seguramente, esta realidad dura y extraña para los deportistas paisas es un hecho ya común en muchos departamentos del país.
Otros que viajaron aportando dinero de su propio bolsillo fueron los taekwondogas Lina Echavarría y Diego Ruiz, integrantes de la Selección Colombia que desde el lunes participó en el Us Open de este deporte en Las Vegas, Nevada. La Liga Antioqueña afirmó en un boletín de prensa que “pese a las gestiones emprendidas por la Federación Colombiana de la disciplina, el cambio de administración en Coldeportes Nacional e Indeportes Antioquia dificultó el apoyo a los 16 integrantes de la Selección Colombia”. Por tratarse de uno de los eventos preparatorios para el Séptimo Mundial de Poomsae, que se realizará este año en Medellín, los deportistas decidieron asumir los gastos.
Las nuevas tendencias deportivas también tienen sus afugias. La Selección Colombia de Ultimate masculina anda por estos días de colecta para ir al campeonato mundial en Japón. En el país hay 6.000 practicantes de esta modalidad de conjunto, que ya consiguió un título del mundo en la rama femenina.
Los ejemplos son muchos. La realidad es complicada. Los patrocinadores miran solo para el lado del fútbol, y en contadas excepciones le apuestan a la alta competencia en deportes “vistosos”. Triste reconocerlo pero no hay plata para tanta gente, para tanto deportista bueno que hay en Colombia. El sistema Nacional del Deporte con su doble estructura, pública y privada, entra en caos cada que de sacar recursos se trata y no responde a las necesidades reales. Los vaivenes políticos afectan los proyectos a largo plazo. Basta con decir que en las categorías infantiles de muchas de las Ligas deportivas del país son los padres de familia los que asumen los salarios de los técnicos de sus hijos. Algo nada mal, y de fondo.
Aunque la expresión suene muy dura: el deporte colombiano está de ponchera. Los deportistas no solo tienen que hacer el esfuerzo para ganar en nombre de un país al que solo le sirven los títulos; también tienen que poner la plata para hacerse campeones. No sé cómo sea, pero así no es.
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