Por Jhon Jaime Osorio
(Columna publicada en El Deportivo - Lunes 6 de febrero de 2012)
En medio del rifi-rafe que se vivió hace algunos días con la incertidumbre de la sede para Las Águilas Doradas en el fútbol colombiano, el alcalde de Itaguí soltó una frase que me ha hecho reflexionar bastante: "los tiempos de la política no son los tiempos del deporte". Sentencia cierta, pero lamentable para la actividad muscular.
El deporte es una actividad de procesos, de tiempos largos, de segundos valiosos y de cronómetros infalibles. Un día que pierde un deportista es un título que se escapa, una posibilidad de medalla que se esfuma o una marca que ya no podrá superarse. El deporte, cuando es serio, no tiene vacaciones ni puede darse el lujo de esperar.
La política maneja otros tiempos muy diferentes. Otras cosas. Son muchas formas con un solo fondo, difícil de explicar, pero que está lejos de entender las necesidades de los deportistas. Suena cacofónico: pero la política asume el deporte deportivamente.
Como son tiempos distintos, Colombia se demoró 20 años en el debate político para tener algo necesario hace décadas: un Departamento Administrativo para el deporte. Y como son tiempos distintos, ahora el deporte en muchos departamentos, como el mío, espera impaciente a que los políticos que llegaron muestren voluntad con el deporte. Una espera en la que se pierde algo valioso para el deportista: tiempo.
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