EL DEPORTE Y LA IMPERFECCIÓN
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el lunes 11 de febrero de 2013
Dice el sicólogo Jorge Garzarelli en uno de sus
textos que el deporte en estado puro solo le trae beneficios a la
sociedad. La afirmación no tiene
objeción alguna, pero si admite una precisión: en ese estado jamás lo veremos,
porque el deporte es una actividad humana enmarcada en una dinámica social que
necesariamente lo condiciona y le quita esa pureza. De allí que algo tan
positivo nos lleve a descomposiciones como las del doping en el ciclismo o el
arreglo de partidos en el fútbol, que por estos días desarrollan escándalos a
diario.
Que no se entienda mal. Con lo dicho no quiero
justificar ambas atrocidades. Simplemente quiero oponerme a la estigmatización que
ambos hechos han generado esta semana. No es malo el ciclismo porque Armstrong
haya salido positivo o porque de la Operación Puerto sigan apareciendo muchos
pedalistas “chuzados”. Tampoco es malo el fútbol porque la Europol demuestre
que muchos partidos, incluyendo algunos de la Champions, el torneo de clubes
más importante del viejo continente, hayan sido arreglados para favoreces
intereses de apostadores. Grave sí es, y
mucho. Pero condenatorio con las dos actividades, tampoco. La solución no es
acabar con ellas, dejarlas de ver y alejarse, y mucho menos sacarlos del
programa Olímpico como se propuso para el ciclismo.
Mucho menos comparto las formas simplistas de
explicar ambos problemas, diciendo que el balompie mueve tanto dinero en el
mundo que se hace incontrolable, o que el ciclismo es un deporte tan exigente
que necesariamente hay que doparse para rendir. No faltaba más, sino justificar
ambas prácticas.
El doping, las apuestas ilegales, el racismo, la
violencia, los manejos de resultados y un centenar de problemas más que a
diario escandalizan el mundo del deporte nos recuerdan lo imperfectos que somos
los seres humanos y las equivocaciones que a diario cometemos para construir
una vida en sociedad. “Ahí estamos pintados”, dirían las señoras.
Eso sí, al mismo tiempo que nos refleja lo que
somos, el deporte también es un escenario ideal para intentar superarnos, para
construir valores y para educarnos, así algunos no lo quieran creer. Para que
esto sea posible, lo primero es descubrir sus dificultades y errores,
corregirlos y aprender de ellos. Así se
caigan ídolos, haya que castigar judicialmente, encontremos cosas dolorosas y
nos desencantemos un poco. Hay que ir hasta el fondo para corregir y
reconstruir; no solo para destruir.
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