Acusado, no condenado. Informar,
no especular
Publicado en la Columna “De largo aliento” del
periódico El Deportivo el 18 de febrero de 2013
No conozco los hechos al detalle, no estoy en
Sudáfrica y no soy nadie para juzgar;
simplemente soy un periodista
deportivo que lee, observa, informa y escucha. Además, no tengo autoridad para
juzgar, ni es mi interés. Mi tarea es contar historias, y tratar de ayudar a
entender el complejo mundo del deporte. Sin embargo, desde mi condición, y
luego de seguir el caso a la distancia, sí puedo lanzar una opinión, que para
nada es una sentencia sino simplemente algo que pienso: aunque todo que se ha
conocido esta semana pareciera condenarlo, por una razón elemental yo creo en
la inocencia de Oscar Pistorius, el atleta acusado de haber asesinado premeditadamente
a su novia.
Lo creo inocente y confieso que como a muchos la
noticia me conmocionó. He leído cuanto artículo ha salido y he tratado de
entender bien lo que pasó; la verdad, me ha costado mucho procesarlo. Ahora
resulta que el ejemplo de superación para el mundo, el referente del deporte
olímpico y el deportista intachable, tenía antecedentes de paranoia, era
solitario, le gustaba el alcohol y era agresivo con las mujeres. Se ha dicho de
todo después de su detención. ¡Qué buen momento para hacer leña!
No me importa si después descubro que estoy
equivocado. El tiempo y la justicia sudafricana lo dirán. Ya me pasó con
Armstrong, de quien no dudé cuando fue acusado, pero luego, como él, acepté que
se había equivocado. Ni el mundo se acabó para él, ni el deporte se acabó para
mí. Ojalá con Pistorius el desenlace tenga mejor final.
Estos hechos escandalosos nos demuestran a diario la
imperfección del ser humano, que cuando se manifiesta en los en grandes
referentes del deporte, se magnifica en un tamaño superior al de sus victorias.
Valdría la pena que la sociedad empezara a mantener a sus ídolos en su
condición terrenal. Son seres humanos, brillantes es su actividad, pero
imperfectos como todos.
Creo en la inocencia de Oscar Pistorius por un asunto
elemental. Es un derecho fundamental de todo ser humano, la presunción de
inocencia. Mientras la justicia, brindando las garantías necesarias para su defensa, no demuestre
culpabilidad, Pistorius es inocente. Razón suficiente para cuestionar la forma
como algunos colegas y medios han abordado el hecho al titular o hablar de: “el
atleta que asesinó a su novia” o “el crimen de Pistorius”. Ese maldito afán por
condenar, por decirlo primero, por armar el escándalo, por buscar un escándalo…
Hasta hoy no se ha dictado sentencia. Hasta hoy es inocente. Pistorius es un
atleta acusado de homicidio; lo demás es especular.
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