GANAR
NO ES LO ÚNICO, NI ES SUFICIENTE
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "De largo aliento" del Periódico El Deportivo el lunes 4 de febrero de 2013
La Selección
Colombia de Fútbol volvió a saborear la clasificación a un mundial de la
categoría juvenil. Gran logro,
importantísimo para nuestro balompié. A la hora de escribir esta columna,
existía la posibilidad de que fuera campeón del Campeonato Suramericano, lo que
también tiene un significado valioso. Esta vez, como ocurriera con Rueda y con
Lara en su momento, el equipo logró el objetivo básico de ganar; pero se olvidó
de la esencia del juego, por lo menos en mi óptica, jugar bien y entretener.
Apenas normal, pues ya se volvió costumbre en el fútbol ocuparse de la
competencia y no del espectáculo.
No hay duda de que
bajo la dirección de Carlos Restrepo regresaron los resultados positivos en la
juvenil para dejar atrás un bache en la categoría en el que Eduardo Lara prometió
pelear el título del mundo en casa, desaprovechó un suramericano que incluso
daba cupo a los olímpicos, y luego fracasó.
Con Restrepo, volveremos a la escena mundial con jugadores de gran
técnica, con una buena planificación, con buen ojo en la selección y sin promesas de
título. Ojalá para la cita orbital en Turquía, se mejore en lo colectivo y se
trabaje más por encontrar la identidad de nuestro balompié, de toque, tenencia
de la pelota y buen fútbol, por la que todavía nos reconocen en algunas partes
del mundo.
Ganar siempre será
importantísimo. Es el objetivo de la competencia y a eso van todos. Es uno de
los resultados posibles en el juego, el que todos quieren. Por su parte, jugar
bien y entretener es otra cosa; es lo necesario en el espectáculo. El fútbol
está hecho para ser visto y para disfrutarlo; por ende, es necesario pensar en
el juego. No tiene sentido pagar por una boleta o gastarse horas frente al
televisor solo para ver a un equipo ganar; si fuera así, bastaría con saber el
resultado. Uno ve los partidos, al menos yo lo hago así, para que los jugadores
me descresten, para ver armonía en el juego, para encontrar diversión. La Selección
que va para Turquía no llenó en este suramericano, no logró entretener, su
fútbol no gustó. Eso sí, tiene mucho mérito que ganó; pero no es suficiente.
Uno entiende que los
tiempos han cambiado, que los jugadores en esta edad cada vez son menos maduros,
que la presión de los empresarios no deja actuar a los muchachos y que en el
fútbol de hoy es suficiente con competir y ganar. Lejos estamos de volver a ver
en selecciones juveniles un equipo romántico, generoso en espectáculo, que haga
vibrar y emocionar con su juego; como en su momento lo fue la selección juvenil
del profesor Marroquín. Estamos lejos, pero con Restrepo y Paniagua
en la dupla técnica no lo creo imposible.
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