Partamos de una realidad: las obras para los
Juegos Nacionales del 2015 están muy atrasadas. Digámoslo de otra forma: a 8
meses del evento cumbre del deporte nacional estamos "colgados", “nos
cogió la noche”. Analicemos un poco: como en todo lo relacionado con el deporte
cuando de presupuestos y proyectos del estado se trata, faltó planeación, ¿o
voluntad? Y ahora pensemos un poquito en los protagonistas: unos deportistas de
primer nivel, como los nuestros, no merecen unos juegos nacionales de segunda. Todo
indica que para allá vamos.
El presidente Santos le pidió esta semana al director de Coldeportes que en 15 días resuelva los obstáculos en las obras que se requieren para los Juegos Nacionales en Ibagué y Quibdó. Hay que apretar, claro, había que ponerse serios, por supuesto. ¿Pero es el momento para hacerlo? No creo. Si en diciembre del 2012 en Cali se anunció la sede del 2015, ¿por qué esperar más de 2 años para buscar los recursos, iniciar las obras y apretar los cronogramas? Repito: faltó planeación o faltó voluntad. Cualquiera de las dos cosas es lamentable. Es cierto que el país tiene muchas preocupaciones, pero el deporte no puede ser una menor; y menos ahora, que nuestros deportistas está salvando la imagen del país.
Uno quisiera ser optimista. Uno quisiera estar en unos Juegos bien hechos en Ibagué y Quibdó (que se los merecen), uno quisiera que todos los inconvenientes se superaran... Uno quisiera lo mejor para el deporte y para los deportistas, pero como están las cosas, a estas alturas, los Juegos Nacionales tendrán que apelar a un Plan B; con el agravante de que este tampoco parece claro.
En medio de estos "ires y venires" administrativos y políticos quedan varios miles de deportistas que en todos los rincones, del país y del mundo, que siguen entrenando en silencio, preparándose a tope, sin descanso, buscando su mejor nivel. Su objetivo: izar la bandera y hacer sonar el himno de su departamento como los mejores en cada prueba. Ellos sí tienen planeación, ellos sí tienen voluntad. Ellos trabajan sin descanso con sus entrenadores siguiendo su plan A: ser cada vez mejores. Triste contraste.
Insisto: los deportistas colombianos son de
primer nivel y se merecen unos juegos de igual categoría. ¿O no? Nada más qué
agregar.
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