En las puertas de la élite
Por Jhon Jaime Osorio
Publicado en la Columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo el 14 de mayo de 212
Hace
apenas 8 meses, Katherine Ibarguen y Luis Fernando López fueron tildados de
héroes por sendos bronces en el mundial de atletismo en Daegu, Corea. Una
hazaña que, para muchos, nos puso en el camino hacia la élite mundial del
atletismo. El sábado pasado, los juveniles Lorena Arenas y Édier Arévalo, en
tierras rusas, apretaron el paso en ese camino y pusieron a Colombia a tocar la
puerta de ese selecto grupo de países que son potencia en el deporte base. Lo
mejor, es que no es un logro casual.
Que
ayer los medios especializados del mundo hayan empezado a hablar de los
marchistas colombianos con la misma propiedad con la que hablan de los
velocistas jamaiquinos o de los fondistas etíopes, es un reconocimiento que el
país debe dimensionar. La marcha en particular y el atletismo en general,
tienen exigencias competitivas muy altas entre muchas de las prácticas
deportivas. De hecho, atletismo de élite
es casi en su totalidad una práctica profesional.
Estar
entre los mejores del mundo del atletismo no es un privilegio cualquiera. Basta
compararse con otros países de la dimensión económica y poblacional como el
nuestro para entender que son muy pocos los que alcanzan esta figuración. Estar
allí es motivo de celebración para Colombia, pero también asunto de reflexión.
Vale la pena recodar hoy el trabajo callado, solitario y con poco apoyo, que
muchas veces realizan las ligas de atletismo en el país; el anonimato de los atletas en los medios
masivos de comunicación, que ignoran el 90% de los deportes; y el
desconocimiento general que se puede palpar en nuestro país frente a
modalidades como la marcha.
El
atletismo colombiano ha tenido un proceso de varios años. El trabajo organizado
y constante de dirigentes, técnicos y deportistas, empieza a hacer sonar el
himno nacional en escenarios habituados a otros ritmos. Hace 20 años, la hazaña
de Ximena Restrepo con su bronce olímpico en Barcelona demostró que el talento
estaba y que era cuestión de apostarle a procesos a largo plazo.
Lorena
y Édier le demostraron al mundo que el atletismo colombiano tiene paso ganador
y camina hacia logros históricos, por qué no en Londres. Que abran la puerta,
que ya estamos tocando; y con ganas de entrar.
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