¿Y ahora solo nos servirán medallas?
Por
Jhon Jaime Osorio
Publicado en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo en lunes 7 de mayo de 2012
La
inconformidad es parte de la naturaleza del colombiano. Cuando el país logra
algo significativo, inmediatamente aparecen los expertos en descalificar. Mientras
ayer algunos titulábamos con alegría el cupo 100 a los Olímpicos logrado por la
medallista de bronce en Beijing, Jackeline Rentería, muchos empezaban en las
redes sociales y en la radio a subvalorar la cifra, tratando de pormenorizar lo
significativo de ésta como muestra del desarrollo del deporte colombiano.
En
beneficio de los detractores, aceptemos que la cifra de 100 no es exacta. Los
dos tenistas, Giraldo y Falla, tienen que conservar sus posiciones en la ATP
para lograr las casillas, asunto que no parece fácil con Roland Garros de por
medio. Además, los nadadores, la mayoría con marca B, deben esperar una
invitación de la FINA, después de que se evalúen todas las marcas A y se miren
las casillas que quedan. Tampoco parece fácil. Supongamos que salen todos, ¿96,
97, 98 o 99 deportistas no es meritorio? La cifra redonda es el objetivo, pero
superar los 44 de Sidney, los 53 de Atenas y los 67 de Beijing es ya un gran
avance.
Otro
argumento de quienes consideran “mucha bulla” los 100 colombianos a Londres es
que 18 de los cupos son del fútbol femenino. Claro, es un deporte de conjunto,
el único que ha logrado casilla desde Barcelona 92 cuando la Selección dirigida
por Hernán Darío Gómez clasificó. Si a 100 le quitamos 18, y no habría por qué
hacerlo, nos quedan 82, 15 más que en Beijing. ¿No es un avance incrementar la
cifra de clasificados? A los Olímpicos van los mejores del mundo.
Finalmente,
a esos detractores gratuitos del deporte olímpico y de la alta competencia, a
los que seguramente solo les servirán las medallas y no los diplomas olímpicos,
o las marcas personales, nacionales o suramericanas que se superen en Londres,
se les recuerda que en esos 100 cupos
olímpicos hay vidas enteras consagradas con disciplina y con poco apoyo a
tratar de darle renombre a un país que poco les agradece y que solo se acuerda
de ellos cuando se suben al podio. Ahí sí como decían las abuelas: “es que a los
colombianos si no nos sirve es nada”.
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