PONY QUE EMOCIONA Y CUESTIONA
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna Tiro Libre del periódico Qhubo, el miércoles 17 de enero de 2013
El Ponyfúbtol es un certamen que cumple doble función entre quienes observamos este deporte: de un lado, le devuelve a uno el amor y el fervor por esta disciplina deportiva; pero del otro, nos cuestiona bastante, al hacer evidente muchas problemáticas del fútbol de los mayores que empiezan a apreciarse en los pequeños.
El Ponyfúbtol es un certamen que cumple doble función entre quienes observamos este deporte: de un lado, le devuelve a uno el amor y el fervor por esta disciplina deportiva; pero del otro, nos cuestiona bastante, al hacer evidente muchas problemáticas del fútbol de los mayores que empiezan a apreciarse en los pequeños.
El Pony recupera la picardía, el talento, las
jugadas vistosas, el pundonor y la magia. Los partidos en la Cancha Marte lo
hacen a uno vibrar, sufrir y disfrutar al mismo tiempo. La esencia del fútbol
está ahí. Los niños nos regalan, en la mayoría de los partidos, un fútbol
lírico, sin trampas, sin mañas. Además,
la Corporación Los Paisitas, organizadora del certamen, conserva la filosofía
del Juego Limpio cono eje orientador del Festival. Ese fútbol de chicos nos
devuelve la fe.
Sin embargo, para quienes seguimos siendo
románticos con el juego, el Pony también nos hace reflexionar. Mientras estos
niños de 12 años van a la cancha a vivir su fiesta; en las graderías pululan
“empresarios” que ofrecen, proponen y
prometen soluciones económicas a las familias. Claro, se trata de fenómeno que
ya normal en el fútbol, basta ver lo que pasa en el Suramericano juvenil; pero que
suena peligroso y apresurado cuando se trata de niños que a los 12 años están
en edad de exploración, y muchas veces ni jugar al fútbol es lo que quieren.
También cuestiona ver algunos equipos armados a
partir del criterio del biotipo y con la filosofía de ir a la Marte solo para
ganar. Cuando el objetivo es solo ese y no se logra cumplir, la frustración
resulta siendo alta; asunto complicado cuando de niños se trata.
El Pony es una fiesta, y más que una competencia es
un Festival. Uno entiende que los tiempos cambian, que cada vez la alta
competencia se vuelve prioridad para nuestras sociedades y que en el fútbol
cada día lo económico se impone. En el caso del Pony, la Corporación que lo
organiza tiene claro lo primero; pero a veces algunos “dueños” de equipos y
peor aún, algunos padres de familia, creen que lo segundo es lo fundamental, y
consideran el paso por la Marte será la solución económica de una familia o de
un club. Algunos ven el fútbol de los niños como si fuera de hombres grandes. Triste
presenciarlo, porque quienes piensan y actúan así están cometiendo un delito:
le están robando la infancia a sus hijos.
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