martes, 18 de marzo de 2014

Ni momento, ni generación… es calidad


Otra vez el himno nacional nos hizo estremecer de cuenta de un deportista. Esta vez fue Carlos Betancur, que ganó la Paris – Niza para ponernos a celebrar. Ahora Quintana y Arredondo nos tienen a la expectativa en la Tirreno – Adriático; y mientras tanto, preparamos otra fiesta para mañana cuando terminen los Juegos Suramericanos en Chile, donde Colombia tiene casi seguro el segundo lugar. Ah, y esta semana, Santiago Giraldo nos sorprendió en el tenis y los goleadores nacionales volvieron a destacarse en el fútbol mundial. En deportes, Colombia es protagonista en todos lados.

“Una nueva generación de deportistas”, dicen algunos; “un gran momento”, califican otros, “un proceso serio” se atreven a decir; y no falta el que considera los logros de ahora como asuntos del azar: “estamos de suerte”. Ni lo uno ni lo otro. Puede que haya un poco de las cuatro cosas, sí, pero ninguna de las cuatro es determinante. El análisis tiene que tener más fondo y no puede ser tan emocional para decir que somos los mejores del mundo, o tan venenoso para no valorar lo hecho.

Los deportistas colombianos son muy buenos, tienen calidad. Los de ahora y los de antes. Por biotipo, por vocación, por técnica, por trabajo, por capacidad de superación, por terquedad, por capacidad de aguante, por necesidad, por oportunidad de vida y por múltiples razones más. Siempre ha sido así. En muchos deportes, los colombianos hacen parte de la élite de la alta competencia en el mundo. Si ahora ganan algunos eventos que antes no ganaban, y si los miran con más respeto en el concierto mundial, donde muchas veces los subestimaban, es por un asunto de oportunidades y porque antes no sabían de su potencial. Antes, el deporte, como muchas otras actividades de Colombia, la música por ejemplo, era más parroquial. Hoy, globalizados, tienen más protagonismo.

Deportistas buenos hemos tenido siempre; oportunidades y apoyo, pocas veces. Las de ahora, sin ser las ideales, son más. Todavía estamos lejos de tener un deporte de alta competencia con la estructura, el apoyo, la organización y hasta la normatividad jurídica necesaria. La Ley del deporte hay que cambiarla, administrativamente hay que madurar, la empresa privada debe mirar al deporte como una oportunidad de promoción y negocio, los vicios de la política y la mentalidad de avivatos hay que alejarlos del sector, los medios de comunicación deben repensar sus contenidos en relación con el deporte, y algo de fondo se debe hacer para que el país entero construya una verdadera cultura deportiva.


Es tiempo de cambiar, como diría Juanes. Hay que hacerlo ya. Justo cuando ganamos, cuando nos emocionamos, cuando estamos orgullosos, cuando somos potencia reconocida y ratificada en el continente; ahora que nos miran con respeto y hasta nos temen. Los cambios estratégicos comienzan cuando las empresas están bien. No esperemos una gran derrota o un mal momento para revisar nuestro deporte. Los deportistas siempre estarán ahí, con su calidad, porque son buenos; pero hay cosas en el deporte que nunca han sido buenas, y deben cambiar.  

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