lunes, 27 de octubre de 2014

Emocionante no significa de calidad

El fútbol profesional colombiano se parece a esas películas de acción que pululan en las carteleras de cine: están cargadas de emociones, pero no dejan ninguna huella especial para el espectador. Claro, uno las ve y disfruta los efectos especiales, es decir, las consume; pero nadie las recuerda como película favorita.

Obviamente, no tiene nada de malo que Hollywood tenga un negocio rentable montado alrededor de este género. Está hecho para el consumo masivo y sin ninguna intención de recordación. No gana Óscares ni trasciende. El que va a cine lo sabe. Tal vez ahí es donde radica la diferencia con el fútbol criollo; que a fuerza de argumentos forzados nos lo quieren hacer ver como de alto nivel.

No deberían. Lo sano sería admitir públicamente que es un negocio montado para generar utilidades con un sistema de juego emocional y en el que la calidad del producto no es la prioridad. ¿Cuál es el problema en vender el producto como lo que es?

¿A qué viene esta película? A la decisión de la Dimayor de subir de 18 a 20 el número de equipos. O mejor, a la forma de "vender" esa idea con el argumento de que lo que se busca es mejorar el nivel de la Liga. La cantidad de equipos más tiene que ver con la calidad. Subir a pupitrazo a dos de los tradicionales, que compitiendo no han podido ascender, mejora el negocio, porque lo hace más atractivo y le pone más drama a la competencia... pero nada le aporta al nivel.

Es claro, por ejemplo, que un partido  Millonarios - América, o Nacional - Bucaramanga convoca muchísimo más que un juego ante Uniautónoma o Fortaleza. Pero nadie garantiza que sea mejor partido, ni que los equipos tengan que prepararse más. Va más gente, sí. Es más taquillero. El negocio será mejor, pero el producto, igual.
El número de partidos será casi el mismo y el desgaste de los equipos será igual. El mismo perro... La misma película del tipo que es perseguido, se le vuela a todos, salva al país y sale vivo de 30 tiroteos. Mucha acción, pero ningún Óscar.


No tengo nada en contra del torneo actual. Es chévere ver la tensión de los equipos de estas últimas fechas; unos para no descender y otros para clasificar. Tiene su gracia que la gente esté haciendo cuentas de puntos y de diferencia de goles. Es tan emocionante como una película de acción. Y con los dos que subirán en enero, seguirá siendo igual... Eso no quiere decir que sea de calidad.

En el cine,  las variables de calidad son la musicalización, el vestuario, la fotografía, la dirección de arte y muchas cosas más; es decir, todo lo que el espectador no ve pero siente. En el fútbol también.

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