En medio de tanto alboroto en países como Brasil y
Colombia porque sus selecciones no mostraron el fútbol esperado, es bueno
recordar que la Copa América no es la eliminatoria; que son dos torneos muy diferentes
y que lo que vimos en Chile de muchos equipos no será lo que veremos de ellos
en la fase de clasificación al mundial. La Copa no puede ser el termómetro para
medir la temperatura de cara a Rusia 2018.
La Copa se juega en 3 semanas seguidas; la eliminatoria
en 2 años. En la primera, la planeación es a corto plazo; en la segunda es una
proyección. La primera se juega en un solo país, en unas condiciones climáticas
específicas y con un público determinado que es casi el mismo en todos los
partidos. Una cosa es inscribir 23 jugadores, que son los que deben afrontar
los 6 posibles juegos y tener que improvisar en medio de las adversidades, como
le pasó al profesor Pékerman ante Argentina; y otra muy diferente es poder
rearmar el equipo con cualquier jugador del país de un partido para otro. En la
Copa se puede jugar siempre a empatar; de hecho Paraguay llegó a la final en el
2011 sin ganar un solo partido; en la eliminatoria hay que ganar partidos,
empatar siempre no clasifica.
Sí, sé que lo anterior suena obvio, que es el agua
tibia en materia de fútbol; pero debería ser elemental también tenerlo en
cuenta a la hora de valorar lo que cada selección ha hecho en la Copa. Lo que
se hizo en Chile no es el rasero de lo que va a pasar en la eliminatoria, no
puede serlo. Nunca lo ha sido. Sería absurdo creer que los 4 semifinalistas de
la Copa son los llamados a clasificar al mundial. En Brasil ya hay muchos
pidiendo la cabeza de Dunga y en Colombia otros tantos descalificando a
Pékerman, mientras en Bolivia y
Venezuela hay quienes hacen fiesta vendiendo la ilusión de que tienen equipos
para pelear la clasificación. Ni lo uno, ni lo otro.
Dunga y Pékerman cometieron errores para la Copa,
claro que sí. Seguramente se equivocaron en planteamientos, en la confección de
la nómina, en darles titularidad a algunos jugadores, en los cambios y en
muchas cosas más. De eso se ha hablado toda la semana. Se equivocaron en el
torneo corto, en el puntual, de haber acertado todo estarían en la fiesta
final; pero ojo que ya ambos acertaron en una eliminatoria con la Selección que
ahora dirigen. Ambos tuvieron problema en el corto plazo pero ya demostraron que
son buenos en la planeación larga. Eso es lo que viene ahora.
A mí también me hubiera gustado ver a Colombia
Campeón. Lo di favorito. Pudo haber sido mejor, pero se cometieron errores. No
lo veo con tanto drama, era un torneo corto. Ahora viene el camino a Rusia, que
no será fácil, y es un camino largo. Son torneos distintos. Le tengo fe a los
procesos, no a los momentos. Creo.
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