domingo, 24 de junio de 2012

De largo aliento (22 de junio e 2012) - El fútbol de pueblo devuelve el gusto


El fútbol de pueblo devuelve el gusto
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Mientras el periodismo de fútbol del país analizaba las propuestas tácticas de la Eurocopa o hacía cuentas de cómo Santa Fe puede ser el campeón,  y mientras los mejores futbolistas  del mundo eran  “entrevistados” por los periodistas de entretenimiento sin mucho conocimiento de quiénes eran sus invitados; yo dediqué la semana a sentir el fervor del verdadero fútbol; aquel en el que se corre y se lucha, en el que hay espacio para el lujo, en el que la lúdica está a la par de la competencia, en el que no hay especulación ni intentos de impresionar al árbitro, en el que la gente va a la tribuna en familia y en el que al final solo hay momentos para la foto y el abrazo.

El gusto por el fútbol de verdad me lo devolvió el Torneo Intermunicipal, un certamen que acertadamente fue denominado con una de las hipérboles propia de los antioqueños: “El mundial de los pueblos”. Ver jugar a los equipos de Segovia, San Pedro de Urabá, La Estrella, el Peñol, Carolina del Príncipe o Guarne fue gratificante no solo para quienes esperamos que el fútbol  no pierda su esencia de espectáculo y de juego, sino para aquellos que miran este deporte desde su impacto identitario y social.

Se trata de un torneo de categoría abierta, en el que participan las selecciones de cada uno de los municipios de Antioquia, y en el que luego de una fase zonal se dieron cita los 16 mejores en dos sedes, Itaguí y La Estrella, para la fase final. Hubo fiesta, público, espectáculo y buen fútbol; silvestre, natural, poco contaminado y sin mañas. Los pueblos lograron lo que los clubes profesionales y las selecciones no habían intentado. El domingo se consagrará el campeón de la versión 47 de un torneo local, que convirtió el fútbol en la fiesta que debería ser siempre. 

Una sola historia ilustra lo que pudimos observar esta semana en Antioquia: en el equipo de Segovia, la mayoría de sus jugadores son mineros de profesión, que luego de trabajar 8 horas en un socavón le dedican tiempo al fútbol, con un solo objetivo, hacer quedar en alto los colores de su municipio. Y lo hicieron. Mostraron un equipo veloz, técnico y ambicioso. No ganaron, pero salieron aplaudidos; mostraron el fútbol de verdad. 

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