Por
Jhon Jaime Osorio
Publicada en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo el viernes 28 de abril de 212
205 países están afiliados al COI y 140 de ellos tienen hasta hoy deportistas clasificados a los Juegos. Estar en ese listado, pone a Colombia por encima de 65 países en el mundo, deportivamente hablando. En el número de deportistas clasificados, superamos en el continente a países como Cuba y Venezuela, tradicionales potencias del área, y en mundo estamos entre los 100 con mayor número de representantes a Juegos. Estos lugares pueden ser insignificantes para muchos, pero son mejores que el segundo lugar entre los países con más víctimas de minas antipersona, el séptimo entre los más corruptos o el quinto en índices de impunidad.
Siempre
se ha dicho que el deporte es un indicador del desarrollo de los pueblos; una sentencia
que no admite discusión, así la historia nos regale excepciones. Para un país,
ir a los Olímpicos no es solo un sueño de sus deportistas, sino una necesidad
de sus comunidades, que reclaman presencia y reconocimiento en el contexto
mundial; que requieren ídolos y referentes para sus jóvenes y niños, y que
añoran escuchar su himno para vivir la fiesta con sentimientos patrióticos
identitarios. Esa es la real dimensión del deporte de alto rendimiento, que
algunos políticos se atreven a subvalorar.
No
tengo claro si Colombia sea el ejemplo para ratificar la afirmación del
desarrollo, o tal vez sea una de las excepciones de las que hablo. Los progresos
son evidentes: cada cuatro años crece su número de deportistas y disciplinas
clasificados a los Olímpicos; ganó el título en los Juegos Suramericanos, tuvo gran
actuación en los Panamericanos, ha logrado varios títulos del mundo en los
últimos años y ha llegado a la élite de deportes de altísimo nivel como el
atletismo y la natación. No hay duda de que en los últimos 10 años Colombia ha
elevado su nivel deportivo, lo que no sabría explicar es si a nivel económico
también hemos dado esos pasos; aunque quisiera pensar que sí, la realidad
social me muestra otra cosa.
Los
de Londres serán unos Juegos para lograr un gran reconocimiento y afianzar
nuestros elementos de identidad; no solo por el número de medallas, que al
parecer de algunos es la única medida. Estar bien ranqueados en el mapa nos
permitirá a los del deporte, exigir este tema una política de estado.
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