UN TROPEZÓN CUALQUIER DEPORTISTA DA EN LA VIDA
Por Jhon Jaime Osorio
Publicado en la columna “De largo aliento” en el periódico El deportivo, el lunes 2 de abril de 2012
No es común que Mariana se caiga compitiendo; lo común es verla en el podio. Un tropezón suyo en la Copa Mundo de Super Cross nos sorprendió el sábado en la tarde y nos tuvo a la expectativa por dos temas fundamentales: en primer lugar, la salud de la campeona; y por supuesto, la ilusión de una medalla olímpica que pudo perderse en medio de la pista de Chula Vista.
Todo ciclista sabe que las caídas son el fantasma con el que necesariamente deben convivir. Son el riesgo natural de quien compite sobre dos ruedas. Este fin de semana, por ejemplo, en el Tour de Flandes se cayó Fabián Cancellara, el suizo que se quedó con el oro en la contrareloj Olímpica de Beijing hace 4 años sufrió una triple fractura de clavícula. Lo de Mariana no fue tan grave, aunque tuvo que regresar al país y desechar el viaje a Holanda donde seguiría su preparación rumbo a Londres. Lo grave con Mariana fue el susto de verla salir de la pista en camilla y no en hombros, como es su costumbre.
El deporte siempre tendrá su componente fortuito. Esa zona de incertidumbre frente a lo extradeportivo es un ingrediente que le da tono dramático a cualquier competencia. Una caída en el ciclismo o el patinaje, una falla de motor en el automovilismo, un resbalón en el fútbol; un problema de salud el día decisivo en cualquier deporte… cualquier cosa no planeada puede terminar siendo definitiva en el resultado. No pasa siempre, y menos con una múltiple campeona mundial, pero es una posibilidad. Mariana ayer se cayó, y de paso nos puso los pies en la tierra a quienes creemos ciegamente en verla en el podio la olimpiada londinense. Sin dudas, es la mejor del mundo; pero a la vez que compite tiene que jugar la ruleta de la suerte, como todo deportista.
A 116 días de los Juegos Olímpicos, Colombia tiene 94 deportistas clasificados. Ayer logró su cupo el marchista Edier Arévalo. Ojalá se llegue a la meta de los 100. Y ojalá también, los que ya están clasificados no sufran una mala pasada de la suerte. No hay que colgarle todavía la presea olímpica a Mariana, a Juan Esteban, a Katherine o a cualquiera de los otros colombianos, porque nos podríamos quedar con la vista chula. Una caída como la de ayer, nos tumba esas medallas previas.
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