Una sola lección dejó la Eurocopa
Po Jhon
Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo, el lunes 2 de julio
Los
técnicos de fútbol y los ex profesionales de este deporte, que en los últimos
años resultaron ser nuestros colegas, andan por estos días analizando
profundamente las novedades tácticas de la Eurocopa: el 4-2-3-1 de España, el
toque en corto con lanzamientos largos
de Alemania, la profundidad de Italia con Balotelli, la disposición en marca de
Portugal o el juego con un solo hombre en punta de Inglaterra. Temas
apasionantes, pero que no fueron la gran novedad, al menos para quienes vemos
el fútbol criollo cada ocho días. Lo llamativo, la gran lección de esta
Eurocopa para nosotros fue la manera de correr de todos los equipos; “la
dinámica” que llaman que los nuevos periodistas.
Es
como si el fútbol de allá fuera otro. Como si no se cansaran. Como si les
pagaran un dineral por jugar con su selección. Lo que debería ser normal, fue
lo que más nos sorprendió. ¡Lo que es la falta de costumbre! Los europeos, que también tuvieron temporada
larga con sus clubes, que jugaron la Liga de campeones, y que no tuvieron mucho
tiempo para acoplar y trabajar sus selecciones, nos mostraron que a veces en
este lado del mundo hay frases y discursos que hacen carrera, y que nos los
tragamos entero. Los de acá, hablan del desgaste, del clima, del poco tiempo
para trabajar el equipo. Los de allá juegan y corren todo el tiempo.
Las
diferencias entre el fútbol de allá y el de acá son evidentes, argumentan
muchos; y en ello no cabe duda. Europa es el gran mercado del fútbol mundial.
Su capacidad económica no se iguala. En el negocio, Suramérica es la principal
productora de la mano de obra; o tal vez sea más correcto decir “pierna de
obra”. No por esto se puede dejar al lado la comparación, sobre todo en mi
caso, que lejos de la táctica y la estrategia de juego, me dediqué solo a mirar
algo que fue evidente para todos, y que para mí, es la gran diferencia entre
Europa y Suramérica, más allá de la económica: los europeos juegan con ganas y
amor por su camiseta tanto en los clubes como en sus selecciones nacionales.
Lo
cierto del caso es que en estos 15 días los europeos nos recordaron una lección
simple y concreta: en fútbol es corriendo y juagando; no sacando
disculpas.
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