Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "Tiro Libre" del periódico Q´hubo el miércoles 4 de julio de 2012
El fútbol colombiano no llena. Son más los sinsabores que deja. Luego de 4 fechas en los cuadrangulares, es decir 16 partidos, apenas el Cali-Tolima de la tercera jornada puede calificarse de buen partido y de los 8 equipos no hay uno que genere gran admiración por su juego.
Santa Fe es un equipo temperamental y su talento depende de la intermitencia de Omar Pérez; Cali es fuerte y veloz, pero hasta ahí; Equidad es solo táctica y orden defensivo; Huila, Pasto e Itaguí son oncenos prácticos con destellos; Chicó es un equipo aguerrido y Tal vez se salva el Tolima, que tiene propuesta ofensiva y ha hecho una campaña muy regular, pero aún así no le alcanza para estar cómodo en finales.
El problema no es particular de este torneo; ojalá lo fuera. Hace rato que en Colombia no hay un gran equipo que por su propuesta futbolística, por su manera de jugar, por su estilo, se gane el respeto de los demás y el reconocimiento del país futbolístico.
El sistema de torneo corto acabó con los procesos a largo plazo, con los equipos que trabajaban una identidad y con los técnicos que salen a proponer en cualquier plaza. Ser octavo entre 18 es el objetivo de todos, y logrado ésto, salir a buscar resultados en 6 partidos es la clave. El fútbol nuestro vive la dictadura del resultado sin espacio para otros ingredientes.
Lo curioso es que nuestros clubes tienen un fútbol igualito al de la selección: insípido. Una muestra más de que el problema es endémico. La salvación a esta epidemia es el televisor, allí se da uno cuenta de que esta enfermedad es tropical. Porque en otras latitudes no se han contagiado, o tienen la vacuna.
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