lunes, 30 de julio de 2012

DE largo aliento (30 de julio de 2012) - EN OLÍMPICOS, TIENE QUE SER CON EL VASO MEDIO LLENO

EN OLÍMPICOS, TIENE QUE SER CON EL VASO MEDIO LLENO
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna "De largo aliento" en el periódico El Deportivo el lunes 30 de julio de 2012

En los Olímpicos no sirve mirar el vaso medio vacío. Los comentarios negativos no caben, sobre todo, en países como el nuestro donde las alegrías a lo largo de la historia de los Juegos han sido pocas, sufridas y muy significativas.  El sábado en la mañana, Rigoberto Urán se dio cuenta a 6 kilómetros de la meta que llevaba una medalla en sus piernas, y al final consiguió la de plata. Logro histórico, plausible y emocionante para todos los colombianos, menos para los que ven el vaso medio vacío.

Apenas había cruzado la meta el colombiano cuando comenzaron los comentarios en las redes afirmado que “había botado la de oro”, que se había descuidado y que había perdido una oportunidad histórica. Esos pesimistas de siempre no alcanzaron a celebrar, se dedicaron a lamentar.

Por donde se mire, tiene mérito: es la primera medalla del ciclismo en ruta latinoamericano en una olimpiada; es la primera plata que consigue el ciclismo colombiano después del bronce de María Luisa Calle en el velódromo de  Atenas; es la primera de Colombia en Londres 2012; y la que completa la docena de medallas olímpicas del país. Con el vaso medio lleno, es una medalla de mérito inobjetable.

¿Pudo ganar la de oro? claro. En el deporte uno tiene la posibilidad de ser primero o último, dependiendo de muchas variables. Claro, el que ve el vaso medio vacío nunca mira todos esos factores, nunca reflexiona, nunca escucha. Se conforman con ver una imagen y juzgar a partir de la apariencia.  Con palabras honestas, Urán, al final de la carrera, reconoció que literalmente se quedó sin piernas para el remate y que miró para atrás para saber si el lote venía muy encima.  Cuando vio la distancia supo que la de plata no se le escaparía. Plausible sinceridad.

El vaso medio lleno nos permite celebrar y nos sirven de abrebocas para una olimpiada en la que soñamos con un registro histórico. El vaso medio vacío no sirve sino para quejarse, para exigir sin entender. Yo lo veo medio lleno y por eso entiendo que el sábado  no se perdió una de oro. Sencillamente, se ganó una histórica medalla de plata. Y como optimista que soy, creo que no será la única.

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