Por Jhon
Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo el 14 de septiembre de 2012
Está por comenzar un mundial en el que Colombia
puede aspirar a ser campeón. Obviamente, no es el de fútbol, deporte en el que
nos falta mucho camino por recorrer; al punto que todavía no hemos clasificado;
y hace 14 años que no lo hacemos. Tampoco es el de Patinaje, que todavía se
está corriendo en Italia y aún sin terminar, el título ya es de los
colombianos; es la tercera vez consecutiva que se consigue. Se trata del
mundial de ciclismo en ruta, un deporte de muy alta competencia, en el que el
país siempre ha sido protagonista; y en el que las circunstancias del
momento nos hacen soñar con una nueva camiseta arcoíris para ratificar que el
símbolo de nuestro deporte nacional es redondo y rueda, pero no es un balón.
En Valkenburg, Holanda, podría escribirse, en ocho
días, otra página gloriosa de las tantas que nos ha regalado el ciclismo. Reto
complicado, pues para hacerlo, habrá que superar el podio completo de la Vuelta
a España, a los mejores corredores del Tour, a la legión británica que tienen
la espina de la prueba olímpica en su casa, en la que no lograron medallas; a
Bélgica, que tiene un equipo fuerte, a los italianos, que siempre serán la
rueda a seguir en los Mundiales y a un colectivo completo con los mejores
pedalistas del mundo. Claro, entre ellos están colombianos, en un momento que
permite soñar.
No es de ahora. Colombia siempre ha estado en las
grandes ligas del ciclismo. Siempre ha sido protagonista y sus títulos así lo
ratifican. Aunque también ha tenido momentos inciertos, cosa que es apenas
natural en un país donde las carreteras son malas, el apoyo de la empresa
privada es fluctuante y la política de estado para el deporte es eso, política.
Si Colombia gana es por capacidad; por el respeto que
se han ganado Urán, Henao y los demás nacionales en el lote ciclístico mundial;
por una nueva generación de ciclistas que ha encontrado en la bicicleta un
proyecto de vida; y porque el ciclismo colombiano durante años ha sido fiel a
su estilo. Si no gana, no habrá drama. Es una posibilidad. El lote ciclístico
mundial es demasiado fuerte y competitivo.
Para buscar la gloria en el mundial, no
importan los 25.000 o 30.000 kilómetros acumulados en la temporada. Con los
pedalistas nacionales uno sabe que ganen o pierdan salen a la carretera a
entregarlo todo… y esta vez será por el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario