Mucho toque-toque y mucho de aquello
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "Tiro Libre" del periódico Qhubo el 12 de septiembre de 2012
Con el juego ante Chile quedó claro una vez más que el toque-toque es la esencia del fútbol colombiano. Es la partitura ideal para nuestros intérpretes, el sentir de los jugadores. Es lo que nos ha caracterizado ante el mundo. Pekerman entendió rápido que tocarla y tenerla es parte de nuestra idiosincrasia futbolística. Ahí está su virtud como seleccionador. Esta vez, incluyó jugadores con buen manejo en todas las líneas, y por eso, Colombia recuperó su esencia.
Después de estos dos juegos queda claro que el "ganar como sea", promovido por muchos, es una apuesta de mediocres y de facilistas. Buscar el estilo, fortalecerlo y aprovecharlo es más riesgoso, pero al final, más satisfactorio. En el fútbol, hay que ganar, empatar o perder con la de uno. Como en la vida, el asunto es de identidad y no de simples resultados.
Algo bueno le tiene que quedar de lección a un país cuando el equipo nacional expresa en la cancha lo que su país es. Cuando se gana con propuesta, con estilo, con la pelota. Somos una sociedad rebuscadora, creativa, heterogénea, aguantadora y alegre; y como propuesta futbolística, tener la pelota nos posibilita expresar estas particularidades en una cancha. Ya lo sabíamos, dirán muchos, pero no lo habíamos aplicado.
El toque-toque que nos clasificó a 3 mundiales nos empezó a enderezar el camino hacia Brasil. Esta vez, con mucho de aquello, con una cuota goleadora altísima, como nunca antes la habíamos tenido.
Colombia recuperó la memoria, se acordó. Lo logró gracias a Pekerman. El técnico argentino le tapó la boca a un país que se ocupaba de su silencio, de sus nóminas y de sus métodos, pero que poco le preguntó por su lectura del fútbol nuestro. Hoy es día para aplaudirle y reconocerle a Pekerman. Ah, pero como otra característica nuestra como sociedad es la ingratitud, nada raro que no lo hagamos.
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