Garrote para Bedoya, ¿y la zanahoria para
Vélez?
Por
Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo, el 24 de septiembre de 2012
Todo
el garrote ha sido para Gerardo Bedoya. Se lo merece. La patada en el piso a un
rival es un acto censurable y debe tener una sanción ejemplarizante. En eso no
hay discusión. En las redes y en los medios, la indignación ha sido total. Ahí
me sumo. Ese tipo de actos antideportivos atentan contra el juego e incitan a
la violencia en la cancha y en la tribuna. Son lamentables. El garrote nacional
es para Bedoya. Estoy de acuerdo. Sin embargo no nos quedemos en lo mismo, en
la desafortunada acción del jugador; ¿qué tal si miramos, por ejemplo, la actuación de Adrián Vélez, el árbitro del
clásico capitalino? El reto que tuvo en el momento de la acción de Bedoya y en
la bronca que esta desató fue bastante complicado. Sí, garrote para Gerardo,
pero vale la pena darle zanahoria al juez del compromiso. Manejó
profesionalmente la situación.
Cuando
el árbitro es protagonista por sus errores, el periodismo, los jugadores, los técnicos
y la afición le caen con todo. Lo critican, lo califican mal y hasta lo vetan.
Cuando tiene un reto complejo, difícil, y demuestra toda su capacidad nadie se
acuerda de él. Desde el sábado estamos hablando de la irresponsabilidad de
Bedoya y Cardona, y de la manera como se dejó provocar Torres; pero nadie se ha
detenido a pensar, qué habría sido del clásico bogotano si Adrián Vélez no
interviene como lo hizo, para controlar el juego.
Una
vez finalizó el primer tiempo en El Campín, los comentaristas y analistas
arbitrales de los diferentes medios mencionaron a Vélez solo para decir que
había cometido un error: adicionó 2 minutos y debían ser muchos más. Nadie se
acordó que por su intervención asertiva el problema no pasó a mayores.
Algunos
dirán que el árbitro está para aplicar el reglamento, que para eso le pagan y
que eso fue lo que hizo. Es verdad. Pero la situación que tuvo que afrontar
después de que Bedoya, ya expulsado, le metió el puntapié salvaje a su colega,
fue inusual y peligrosa. Algo gravísimo pudo pasar. Vélez mostró autoridad,
conocimiento, seguridad y temple. Evitó que el juego terminara en una batalla
campal; y siendo más dramático, en un desastre. Solo por el manejo que le dio a
esa acción se merece un 10 aclamado; así los analistas le hayan dado 7.
Zanahoria para Adrián Vélez.
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