lunes, 24 de septiembre de 2012

De largo aliento (24 de septiembre de 2012) - Garrote para Bedoya, ¿y la zanahoria para Vélez?


Garrote para Bedoya, ¿y la zanahoria para Vélez?
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio

Publicado en la columna "De largo aliento" del periódico El Deportivo, el 24 de septiembre de 2012

Todo el garrote ha sido para Gerardo Bedoya. Se lo merece. La patada en el piso a un rival es un acto censurable y debe tener una sanción ejemplarizante. En eso no hay discusión. En las redes y en los medios, la indignación ha sido total. Ahí me sumo. Ese tipo de actos antideportivos atentan contra el juego e incitan a la violencia en la cancha y en la tribuna. Son lamentables. El garrote nacional es para Bedoya. Estoy de acuerdo. Sin embargo no nos quedemos en lo mismo, en la desafortunada acción del jugador; ¿qué tal si miramos, por ejemplo,  la actuación de Adrián Vélez, el árbitro del clásico capitalino? El reto que tuvo en el momento de la acción de Bedoya y en la bronca que esta desató fue bastante complicado. Sí, garrote para Gerardo, pero vale la pena darle zanahoria al juez del compromiso. Manejó profesionalmente la situación.

Cuando el árbitro es protagonista por sus errores, el periodismo, los jugadores, los técnicos y la afición le caen con todo. Lo critican, lo califican mal y hasta lo vetan. Cuando tiene un reto complejo, difícil, y demuestra toda su capacidad nadie se acuerda de él. Desde el sábado estamos hablando de la irresponsabilidad de Bedoya y Cardona, y de la manera como se dejó provocar Torres; pero nadie se ha detenido a pensar, qué habría sido del clásico bogotano si Adrián Vélez no interviene como lo hizo, para controlar el juego.

Una vez finalizó el primer tiempo en El Campín, los comentaristas y analistas arbitrales de los diferentes medios mencionaron a Vélez solo para decir que había cometido un error: adicionó 2 minutos y debían ser muchos más. Nadie se acordó que por su intervención asertiva el problema no pasó a mayores.

Algunos dirán que el árbitro está para aplicar el reglamento, que para eso le pagan y que eso fue lo que hizo. Es verdad. Pero la situación que tuvo que afrontar después de que Bedoya, ya expulsado, le metió el puntapié salvaje a su colega, fue inusual y peligrosa. Algo gravísimo pudo pasar. Vélez mostró autoridad, conocimiento, seguridad y temple. Evitó que el juego terminara en una batalla campal; y siendo más dramático, en un desastre. Solo por el manejo que le dio a esa acción se merece un 10 aclamado; así los analistas le hayan dado 7. Zanahoria para Adrián Vélez. 

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