La gracia de lo impredecible
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Totalmente impredecible. Esa es la magia que tiene el deporte. Muy pocos en el mundo hubieran apostado a que Elena Isinbayeva perdería el oro olímpico en el salto con garrocha; fue difícil de creer que Phelps en su primera final en Londres no alcanzó el podio; todavía tratamos de entender por qué el cubano Dairon Robles no apareció en la meta de los 110 metros vallas; y nadie en Colombia se atrevió a pronosticar para el país 6 medallas o más en los Juegos de Londres. Algunos optimistas lanzamos la cifra de 5 y nos quedamos cortos.
Esa particular condición, ese azar permanente que ofrece la competencia, el no saber qué puede pasar, convierte al deporte en una actividad atractiva y pasional; y a veces irracional. Lo que por fortuna evita eso último, o por lo menos no deja que sea constante, es que no es solo el azar el único factor determinante en el resultado.
El deporte es complejo como la vida misma. Aunque el ciudadano común lo ve desde la emocionalidad pura y siempre quiere que gane el deportista de su predilección; debe ser consciente y un poco racional, y entender que elementos externos como el clima, las condiciones del escenario, la altura o la humedad; las condiciones propias de la competencia como las circunstancias de juego, el arbitraje o el rival; y las condiciones del deportista mismo como ser humano, su estado anímico o su salud, son elementos igualmente determinantes. Y por qué no, son lo que lo hacen impredecible.
En estos días de Juegos Olímpicos han sido muchas las emociones. También muchas las sorpresas. Para el caso colombiano, Urán y Castro consiguieron medallas que nadie se imaginaba; eran impredecibles. La que muchos dábamos por fija, con Juan Esteba Arango en el omnium, nunca apareció; sucedió lo impredecible, algo pasó. Ya habrá tiempo para los análisis y para buscar las razones. Lo entregó todo, pero no consiguió la presea que muchos le colgaban antes de.
Hoy viernes hay una posibilidad grande con el bicicross. Soñamos con la de oro de Mariana Pajón, pero ojalá hayamos aprendido. Ojalá celebremos con honor; pero si ocurre lo impredecible, no entremos en lástimas y decepciones… la de hoy, la del BMX, la de Mariana, es una posibilidad; todavía no, una realidad. Ojalá lo sea.
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