El particular discurso del fútbol
Por Jhon Jaime Osorio
@jhonjaimeosorio
Publicado en la columna "Tiro Libre" del periódico Q´Hubo el 15 de agosto de 2012
Publicado en la columna "Tiro Libre" del periódico Q´Hubo el 15 de agosto de 2012
Brasil perdió increíblemente ante Rusia la final del voleibol olímpico masculino y su jugador estelar Giba declaró sin adornos: "nos confiamos, subestimamos el poderío ruso, y eso nos costó el oro". Elena Isinbayeva fue bronce en el salto con pértiga y en la rueda de prensa declaró con tranquilidad que había llegado muy baja de forma a la olimpíada, “yo no estaba del todo preparada… salté y fallé”, afirmó. Son apenas dos ejemplos del maravilloso mundo del deporte, que contrastan con las lacónicas palabras que a diario escuchamos en el mundo del fútbol, justificando y nunca reconociendo. Un solo botón para la muestra: Manu Meneses, luego de la caída de su equipo en la final olímpica ante Méjico, declaró que su rival "se encontró un gol de camerino, y luego fue muy difícil penetrarle su defensa".
El discurso del fútbol es diferente. Pareciera que en este deporte en particular, reconocer lo que tiene el rival estuviera prohibido; y hablar de los errores propios fuera pecado mortal. Pocas veces se acepta públicamente que el otro es mejor; y son escasas las ocasiones en que se habla públicamente de los errores cometidos. En el fútbol, lo común en la derrota es no hablar, culpar del resultado al árbitro o atribuirlo al azar. Pasó en los Olímpicos, ocurre a diario en todo tipo de torneos y obviamente, Colombia no es la excepción.
Mourinho dice a boca llena que él es el mejor
del mundo, y puede serlo; pero cuando su equipo pierde encuentra todo tipo de
excusas para justificar la derrota, menos las virtudes del rival. En Colombia,
Eduardo Pimentel habla duro contra los jueces cada que su Chicó pierde y el
mismo Alexis García con la Equidad se ha vuelto repetitivo en ese tipo de
discursos. Explicaciones siempre habrá, y de todo tipo. Eso sí, nada más
cercano al espíritu del deporte que lo que hicieron Isinbayeva, Giba y muchos
deportistas más en los Juegos: Cuando el otro es superior, se le reconoce, y
cuando se comenten errores, se asumen. Así de sencillo; como en la vida misma.
Es cierto que perder nunca gusta; que nadie se
siente cómodo en la derrota y que salir a hablar después de una adversidad es
incómodo. Pero es una realidad y hay que asumirla. Es hora de que el discurso del fútbol empiece
a ser más real; menos ficticio.. como tantas cosas de este apasionante juego.
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