sábado, 6 de julio de 2019

Tour 2019 - Día 1: La batalla de los esprinters cerca a Waterloo

La Colina del León es un pequeño montículo artificial cerca a Bruselas, construida por orden del Rey Guillermo I en 1820. Desde allí se puede ver todo el campo de Waterloo, en el que se escenificó la famosa batalla bautizada con el mismo nombre. En la cima hay una estatua de hierro fundido, de un león parado sobre un pedestal, con su pata derecha sobre una esfera. Es llamado “el monumento a los holandeses” y anuncia el sosiego que conquistó Europa en las llanuras de Waterloo tras la derrota de Napoleón ante las tropas aliadas. La primera etapa del Tour pasó por Waterloo y 20 kilómetros después llegó frente al palacio real. El primero en la meta fue justamente un holandés. Mike Teunissen ganó en una accidentada llegada y volvió a vestir para su país una camiseta amarilla de líder después de 30 años.
La etapa que abrió la edición 106 era plana, pero tenía dos premios de montaña en los primeros 50 kilómetros. La carrera pasó por los muros de Grammont y Bosberg, habituales cruces en las clásicas belgas. En esas dos subidas, adoquinadas y estrechas, el experimentado Greg Van Avermaet mostró su potencia y se aseguró el primer liderato de la montaña. Pasó por ambos puertos acompañado del campeón nacional de Eritrea Natnael Berhane, el danés Mads Wurtz  y su compatriota belga Xandro Meurisse. Después, los dejó a ellos en la fuga y volvió al grupo con su objetivo cumplido.
Hoy eran 194,5 kilómetros por los alrededores de la capital europea de la cultura. El grupo principal siempre tuvo el control. Al trío de la fuga lo cazaron en el kilómetro 124. En el 125 estaba el esprint intermedio. Este año, estos pasos no tienen bonificación, pero entregan 20 puntos al ganador, un gran botín para quienes lucharán por la camiseta verde. Peter Sagan pasó primero y empezó a sumar. Ha ganado 6 veces esta clasificación. Quiere dejar un registro histórico. De allí en adelante, Stephane Rossetto  lo intentó el solitario y el grupo pasó algunos sustos en dos pequeños tramos de pavé. Primero, hubo un corte en el que sufrió un rato Dan Martin,  y luego, se presentó una caída en la que quedó aporreado Jacob Fulgsan. Ambos salvaron el día. Al paso por Waterloo, todos pensaban en la llegada masiva y preparaban sus trenes de lanzamiento para cerrar la jornada cumpliendo el libreto previsto: una batalla de los especialistas del esprint.
El león de hierro forjado que gobierna la colina cerca a Waterloo fue esculpido imitando a los leones Medici del siglo XVI. Es la misma bestia heráldica que aparece en el escudo real de los Países Bajos. Simboliza el valor. La esfera que pisa significa la victoria global. Dice la leyenda que el hierro con el que se hizo la imagen fue el producto de la fundición de los cañones que los franceses habían dejado en el campo de batalla cuando Napoleón ordenó la retirada. Guillermo I mandó a hacer la imagen para rendirle homenaje al príncipe de Orange, que fue herido en su hombro con una bala de mosquete en la batalla en la que holandeses, alemanes, británicos y prusianos le pusieron fin al imperio napoleónico.
En la llegada masiva se metieron italianos, australianos, holandeses, belgas y el eslovaco Peter Sagan. A 1.500 metros de la meta, el holandés Groenewegen se enredó con otros ciclistas y se fue al piso. Su compatriota y compañero de equipo en el Jumbo Visma, Mike Teunissen, cambió su rol de lanzador por el de remator y viniendo de atrás, en la propia línea de meta, le arrebató por fotofinish  a Sagan la victoria de etapa. Sorprendió a los especialistas, consiguió su primera victoria en una grande y se enfundó la centenaria camiseta amarilla, la misma que tendrá que defender mañana con la ayuda de su equipo en los 27,6 kilómetros de ejericio ante el cronómetro.
Hoy en Bruselas no terminó ningún imperio. Solo se vivió la primera batalla. La guerra por el título apenas comienza. ¿Será que la carrera nos lleva a la conformación de un bloque aliado contra el imperio del hoy Ineos, antes Sky?

domingo, 23 de abril de 2017

Retrospectiva #01 - Otro ritmo de transmisión

Era lunes festivo, 2:00 de la tarde para ser exactos. El día y la hora de peor rating para un canal regional, según los reportes de entonces. Para la Jefe de Programación del canal la idea de tener en pantalla una partida de ajedrez sonó descabellada desde el principio. No hubo forma de convencerla. Eso sí, el gerente tenía clara la política de darle espacio a todos los deportes. Tal vez fue ese el único argumento, o quizás el único argumentador válido, a favor de la transmisión propuesta.

El parque del ajedrez en Medellín es un espacio generoso. Es una pequeña plazoleta metida como en un cajón, en zona abierta, con techo, con algunas espacios de agua a los costados, con árboles en uno de los laterales y con presencia permanente no solo de ajedrecistas sino de ciudadanos del común. Montar allí la unidad móvil, definir el centro de la plaza para ubicar la mesa en la que se llevaría a cabo la partida y lograr aislar la mesa de las demás en las que se jugarían las demás partidas de la ronda no tuvo ningún problema. Así se concibió desde el principio. Obviamente, por tratarse de un deporte sin mayor movimiento, desde el principio se buscó darle una dinámica especial. 

La narrativa en video era sencilla: el drama estaba en los rostros de los jugadores y con una cámara cenital se podían seguir toda la partida. El elemento diferenciador apareció por sugerencia de la organización: el tablero podía ser conectado a un computador que reproducía simultáneamente la partida en una sala alterna, donde se podía analizar cada jugada, adelantando o devolviendo las piezas. 

La narrativa periodística no tenía referente inmediato. Una larga charla con el maestro Boris de Greiff, que ya en los 70s había transmitido algunas partidas por radio, dio luces sobre lo que se podía hacer. Se inviitó a la transmisión a Diego Londoño, periodista deportivo, jugador de ajedrez y comunicador de la Liga por esos días; y se completó la mesa con tres maestros internacionales, entre ellos, Raúl Henao y el maestro Cuartas. para esta ocasión no hubo ensayo previo, aunque se trazaron algunas pautas. 

La liga y la Federación promocionaron la transmisión por sus redes. Lo propio se hizo en la Fan page de Teleantioquia Deportes. Se anunció interacción por esta vía y por la línea telefónica. Y así nos lanzamos a transmitir el ajedrez  en directo cerrando un puente desde la ciudad de Medellín. 

La partida pasó rápidamente la fase de apertura y cuando comenzó el desarrollo del juego, el debate en la mesa entre los maestros invitados y en la red con el aporte de muchos aficionados desbordó la expectativa. Cada jugada que se veía en la mesa generaba múltiples oportunidades para desarrollar conceptos. La descripción de la jugada hecha en tono emotivo le daba ritmo a la transmisión. Y el resto fue dejar que el ajedrez hiciera lo suyo. 

Tres horas de transmisión terminaron con la victoria de uno de los jugadores mientras su señora madre, que había intentado toda la tarde comunicarse por teléfono logró la llamada. La mamá en la línea telefónica transmitió con su voz la emoción de ver ganar a su hijo. 

Una semana después, tras recibir el dato del raiting de la semana, quedó para la estadísticas una cifra que 7 años después sigue siendo récord para el canal regional un lunes festivo. 

miércoles, 10 de agosto de 2016

#OlímpicosJJ 4. ¡Qué pena con Yuri!

 Quién iba a pensar que la nobleza cabe en una sola frase. “Quiero decirles que lo siento, que quería tener la medalla de oro… pero no se pudo”.  Fue lo primer que dijo Yuri Alvear ayer al final de su combate ante la japonesa Hakura Tachimoto en la final de la categoría de 70 kilogramos del judo. Ella ganó una medalla de plata olímpica ¡y nos presentó excusas! Ni más faltaba. Esta vallecaucana está en la corta lista de cuatro colombianos que han conseguido dos medallas en la máxima cita deportiva del mundo. Fue bronce en Londres y plata en Río… Y nos dice que lo siente. ¡Qué pena con Yuri! Los que tenemos que sentirlo somos nosotros.

Voy a ser claro: tenemos a una de las mejores Judocas del mundo y no sabemos lo que tenemos. No lo entendemos. Es el momento de decirle a Yuri que lo sentimos. Sí, nos da pena. Nos avergüenza gritar sus victorias sin comprender cómo es que se hace un ippon; nos da pena celebrar sus medallas sin comprender que es un wasari; y nos sonrojamos al verla en televisión disputando una pelea en Golden Score sin entender por qué el tiempo se acabó y ella sigue peleando.

Triste, pero cierto. Así como Yuri muchos de nuestros deportistas ganan en medio de nuestra ignorancia deportiva. Qué poco sabemos de Judo, de Levantamiento de Pesas, de Boxeo… Seamos sinceros: muchos de los que leen estas líneas todavía se burlan de los marchistas con su particular andar acompasado,  apagan el televisor cuando aparecen dos cuerpos trenzados en un combate de lucha o le buscan el chiste a la manera como se le desorganiza el peinado a Yuri Alvear cuando compite.

Ahora, no se trata de volvernos especialistas. Se trata de no tenernos que sonrojar ante nuestros campeones el día que queramos tomarnos con ellos en una selfie y no les sepamos siquiera el nombre completo. Se trata de llevar a los hijos de vez en cuando a ciclo ruta, de mirar de vez en cuando algún deporte diferente al fútbol en televisión, de asistir a alguno de esos campeonatos nacionales que hacen en silencio en nuestras ciudades, de buscar alguna información mínima en las redes sociales  y de tratar de entender la real dimensión que tiene una medalla, un diploma y una clasificación a los Juegos Olímpicos.


Empecemos por algo sencillo, que en la religión católica llaman “el acto de contrición”. Reconozcamos que cuando vemos a nuestros medallistas olímpicos sabemos muy poco de ellos y de lo que hacen. Y siguiendo en esta misma línea, parafraseemos la cita bíblica, seamos tan nobles como nuestra medallista y  digámosle con sinceridad: ¡Yuri: perdónanos porque no sabemos lo que haces”.  

lunes, 8 de agosto de 2016

#OlímpicosJJ 3. ¿Te acordás Oscar?

¿Te acordás Óscar cuando perdiste la medalla de bronce en Atenas 2004 por peso corporal? Competías en la categoría de 56 Kgs y levantaste los mismos 208 kilos que el turco Sedat Artuc y el búlgaro Vitali Dzerbianou.

¿Te acordás cuando te blanqueaste en Beijing en los tres intentos en el ejercicio de arranque por una lesión en la mano derecha que te impidió levantar los 128 kilos con los que iniciabas?  Llegaste allá con una lesión vertebral que te afectó el brazo. Cada vez que intentaste alzar la palanqueta, el dolor en los tendones se hizo más fuerte y tuviste que a soltarla.

¿Te acordás cuando lleqaste de Beijing y algún periodista salió a decir que lo tuyo no era una lesión sino que por las diferencias en el entrenador te habías bajado? El señor aquel nunca dijo que te tuviste que operar cuando llegaste y que si no es por los médicos Carlos Posada y Mario Figueroa, tal vez nunca hubieras vuelto a competir.

¿Te acordás que cuando volviste a competir estabas listo para los Bolivarianos de sucre, Bolivia, en el 2009, y una lesión de rodilla  te impidió competir? Pensaste en retirarte; pero la terquedad te hizo seguir.

¿Te acordás del Oro en los Panamericanos de Guadalajara en 2011? Esa vez no te guardaste nada cuando dijiste literalmente: "gané con un entrenador colombiano". Cinco años después algunos se siguen incomodando, pero se tragan amarguras  mientras ven tu abrazo con el profesor Pinilla, a quien Colombia le debe un gran aplauso.

¿Te acordás de los trasnochos estudiando para cumplir las tareas académicas buscando tu título de administrador de empresas en la Santiago de Cali? Cogías pocas materias, pero eso de estudiar y ser deportista de alta competencia en Colombia a veces es más difícil que en otros países.

¿Te acordás cómo te insistían Jáiber Manjarrés y Oswaldo Pinilla en tus momentos de duda para que no desfallecieras? Esos dos te conocen demasiado. Tienen claro el tipo de entrenamiento de que tu cuerpo necesita y entienden que en Cali te puedes preparar al más alto nivel.

¿Te acordás de la plata que lograste en Londres cuando levantaste 140 kilogramos en arranque y pusiste récord olímpico en envión con 177? Le ganaste en el podio al Indonesio Irawan Eko por peso corporal y perdiste con el coreano Kim Un-Guk que puso récord olímpico en arranque y récord mundial en el total. Esa vez recuerdo que le dedicaste la medalla a tu mamá, doña Ermelinda, que vivió el momento por televisión. Hoy estaba ahí en la gradería haciendo más fuerza que vos.

¿Te acordás de las calles de Zaragoza, en el Bajo Cauca antioqueño? De allá saliste con tu familia para Cartago, Valle, cuando tenías 12 años de edad. El pueblo estaba en un mal momento por el orden público y tu familia tenía que sobrevivir.

¿Te acordás cuando te fuiste a prestar el servicio militar? Ya eras deportista consagrado cuando eso. Afortunadamente tus superiores entendieron que desde el deporte también podías cuidar la patria.


La verdad, Óscar, sé que te acordás de éstas y de muchas más; pero creo que son pequeños detalles de un medallista que mucha gente en Colombia con el paso del tiempo no va recordar. Por eso las escribo, porque la gente tiene memoria selectiva: solo se acuerdan del momento del triunfo. 

sábado, 6 de agosto de 2016

#OlímpicosJJ 2.Inaugurando la esperanza

Brasil tiene un presidente interino al que silban donde va, pero en la inauguración de los Juegos nos puso a todos a pensar en la inclusión. Es un país con serios problemas económicos, pero ayer se fajaron la inauguración menos costosa de todos los juegos de este siglo sin nada que envidiarle a las demás. La bahía donde se harán las competencias de vela tiene serios problemas de contaminación; pero nos dejaron un mensaje claro de la responsabilidad que tenemos con el planeta. Es un país con una profunda crisis social, pero fue el escenario para reivindicar a los refugiados como seres humanos. 

En medio de los escándalos del doping ruso, Brasil nos recordó a todos que el olimpismo es mucho más que una competencia de países; y que tiene un fundamento filosófico profundo, fundamentado en valores. Para hacerlo nos mostró en dimensión de héroes a Kip Keino y a Vanderley de Lima. Al primero le entregaron el laurel olímpico y al segundo lo pusieron a encender el pebetero. 

Durante años creí que estos eventos inaugurales debían ser el escenario para que el país o la ciudad organizadora de las justas se mostrara ante el mundo, evocara su historia y "se vendiera" como cultura. Así lo hicieron Sidney, Atenas, Beijing y Londres, para hablar solo de las sedes de Olímpicos en este siglo. Era la costumbre, hasta ayer. Brasil aprovechó el inicio de la cita olímpica para generar mensajes de esperanza y demostrar que el deporte es parte sustancial de la sociedad y de sus dinámicas.  A partir de Río 2016 la ceremonia inaugural será el espacio para enviarle claros mensajes al mundo. 

La inauguración de Río 2016 nos puso a hablar, a dialogar, a pensar, a admirar a esperanzarnos. Brasil fue capaz de dejar por un momento los lamentos, las protestas, las rivalidades y las crisis que vive como nación para darse un respiro... y para robarnos suspiros. El Brasil de la samba, de la chica de Ipanema, el de la diversidad y la heterogeneidad nos vendió la idea de que la vida debe ser una fiesta; un carnaval. 


jueves, 4 de agosto de 2016

#OlímpicosJJ 1. Hacer las cosas cuando no se usa y hacer nada

Camilo Villegas renunció a los Juegos Olímpicos el mismo día que supo que había clasificado. Él mismo argumentó que necesitaba acumular puntos para no perder la tarjeta profesional, y para lograrlo debía participar en dos torneos que se cruzaban con la competencia en Río. Válido. Lo dijo de inmediato. No hubo drama, aunque se perdió un cupo para el país.  ¿Discutible? tal vez; pero su renuncia fue de alguna manera "oportuna" y el deportista nunca fue inscrito. 

El ciclismo también renunció a un cupo. El único que tenía el país para la prueba contra reloj individual. Lo hizo mediante un lacónico comunicado de la Federación Colombiana, en el que se le atribuye la decisión a un "acuerdo entre ciclistas, cuerpo técnico, los miembros de la Federación y el jefe de misión de la delegación olímpica, Ciro Solano". El cupo Olímpico para esta prueba se conoció el 19 de enero, cuando la Unión Ciclística Internacional oficializó el ranking de naciones que se había cerrado el 31 de diciembre del año pasado. Se pudo renunciar en ese momento. Seguramente en ese entonces para los ciclistas, el cuerpo técnico, los directivos y el jefe de misión, el cupo era algo importante. 

La renuncia al cupo se anunció esta misma semana, a solo 7 de la competencia contra el cronómetro en la que Suramérica solo tenía 3 casillas. La decisión se tomó a última hora, a destiempo, inoportunamente, o como dicen las señoras de mi tierra, "cuando ya no se usa..." 

Fue una decisión muy mal argumentada. El comunicado dice que los ciclistas concentrarán sus esfuerzos en la prueba de ruta del 6 de agosto. ¿Acaso si se participaba en la contrareloj, se iban a guardar esfuerzos? No. Nunca lo hacen. Los ciclistas siempre dejan todo en el pavimento. Se entregan totalmente. Explicación tonta que no tiene lógica alguna.

Cómo sería de mal argumentado el tema en el comunicado, que los directivos y el técnico tuvieron que salir a explicar la decisión ante los medios.  Y fue peor. Se llegó a decir que la decisión se tomó porque en la prueba no había opción de ganar. ¿En enero sí la había?. ¿Se demoraron casi siete meses para darse cuenta? Si esa es la razón, más del 90% de la delegación colombiana debería renunciar. Es claro que de los 147 deportistas que fueron por el país a Río no más de una decena se va a colgar un metal. o visto más en macro: a los Olímpicos van más de 10.000 deportistas, y son 366 oros. Si renuncian los que no ven opción de ganar, no quedarían más de 500 compitiendo. Argumento baladí. 

El Gerente de la Federeación le dijo a Blu Radio que que la decisión era válida porque "en Colombia no tenemos contrarelojeros". ¿En serio? Si es cierta la afirmación, ¿cómo conseguimos el cupo? ¿ganando etapas de montaña? No. El cupo se consiguió por buenas presentaciones en etapas contra el cronómetro en pruebas del Word Tour. La explicación se cae por su propio peso, pero en gracia de discusión digamos que no los hay. ¿Nos dimos cuenta a 7 días de la prueba? ¿Hace 7 meses que ganamos el cupo los teníamos? Baaaah. 

Finamente, entre las explicaciones dadas en la misma entrevista, aparece una afirmación que sí es verdadera. Dijo el señor gerente que para la contrareloj "los muchachos ni están preparados, ni vamos a hacer un papel decoroso". Eso sí es cierto. He ahí la gran verdad. La explicación de todo este embrollo está en esa frase. Ojo, si no están preparados es porque el problema es de planeación. Problema de Federación y de cuerpo técnico. El cupo no se ganó ayer, se sabía desde enero. Han pasado 7 meses y ¿nadie pensó en que había que preparar a un deportista para esta prueba? ¿Para eso no se reciben unos recursos del COC? ¿Siete meses sin preparar una prueba olímpica y solo a 7 días de la misma nos dimos cuenta que no estamos preparados? Qué triste. Esa es la real explicación de todo: No se planeó, no estamos preparados... No se hizo nada. Nada de nada. 

Los deportistas hicieron lo que saben hacer: corrieron bien. Por eso ganaron 5 cupos para la ruta y 1 para la contrareloj. Después, la Federación no hizo nada y ahora renunció "cuando no se usa". 


domingo, 3 de julio de 2016

Historias de J #1: Yuberjen Herney, el minimosca del nombre raro


La pregunta que más veces le han hecho a Yuberjen Martínez es la del origen de su nombre. La respuesta que él siempre ha dado es la única que tiene: “Solo sé que se le ocurrió a mi papá”. La frase es como un golpe seco para la inquietud de cualquier periodista; pues con ella cierra el tema el pugilista antioqueño así haya mucha insistencia del reportero. Y eso que la inquietud siempre surge por Yuberjen, pero podría ser la misma con el segundo nombre: Herney.

Yuberjen Herney Martínez Rivas fue el primer boxeador Colombiano que se mencionó en la lista de clasificados a Río 2016 en el preolímpico de Boxeo en Argentina. El 17 de marzo, al medio día, horario poco habitual para una pelea de boxeo, Yuberjen venció por decisión a Víctor Santillán en la semifinal de la categoría de 45 kilogramos y consiguió el cupo olímpico número 95 del país. “Me tocaron 4 combates que fueron muy difíciles”, recuerda. “El primero fue con Canadá, con un boxeador que no conocía y que me puso un poco mal; pero salimos a hacer lo planeado y al final logré el resultado. Luego vino Ecuador, con un boxeador que era muy fuerte. Ya lo conocía, le había ganado tres veces y esa fue la cuarta. Posteriormente, con República Dominicana, con él me sentí muy cómodo; y allí fue donde obtuvimos la clasificación”. Ya clasificado a Río, venció en la final  de la categoría a Miguel Hernández de los Estados Unidos.

Foto tomada de la página del COC
Sus palabras son tan cortas como su estatura y tan livianas como su peso. Tiene 23 años de edad y mide 1,65. Clasificar a Río para él fue algo majestuoso: “la verdad, es una sensación inexplicable, porque uno de los sueños de todo deportista es precisamente ir a unos Olímpicos. Es una sensación maravillosa, la verdad, indescriptible”, afirma el Minimosca colombiano.

Nación en Turbo y tan rápido como sus desplazamientos en el cuadrilátero se recorrió todo el eje bananero del Urabá, como él mismo lo relata: “la historia mía comienza en Arboletes. Viví allá año y medio. Allá trabajé con el profesor Babys Mendoza. Luego me fui a Chigorodó con el profesor Wilder Blanco y después pasé a entrenar con Abelardo Parra en Apartadó”. Gracias al boxeo ha conocido varios países del mundo, y gracias a este deporte ha cambiado radicalmente su vida. El primer hijo varón de Juan y Neila, dos pastores cristianos que manejan la iglesia de Jesús del Buen Camino, en Chigorodó, pasó en menos de tres años de ser mecánico de bicicletas  a ser la mayor promesa del boxeo colombiano para los Olímpicos de Río.

De su familia es el único deportista. Son seis hermanos. “De los seis, el único boxeador soy yo. Un hermano estuvo practicando las pesas, pero luego se dedicó a estudiar. Los demás, todos han estudiado”, cuenta.

El camino a Río para Yuberjen comenzó a los 20 años en un campeonato nacional en Bogotá. Su primer viaje internacional fue a Cuba en su primer llamado a Selección. El preolímpico Panamericano lo disputó en Argentina y los Olímpicos los protagonizará en Río con un objetivo claro: ““Sí, la verdad es un sueño que con la ayuda de Dios todo salga como lo hemos planeado y nos podamos traer una medalla de esos Juegos”, dice; y agrega “hay algunos boxeadores de otros continentes que no conozco y espero conocerlos muy bien en Río para poder ganarles. Esperemos q ver si podemos hacer una buena estrategia con los profesores y que las cosas se nos den”.


Martínez es un boxeador rápido y contundente cuyas fortalezas son la resistencia, la manera contundente de tirar los golpes y la forma de esquivar a los rivales... y de esquivar preguntas sobre su nombre.  

lunes, 9 de mayo de 2016

Primer sinsabor del Giro

Entrar en la polémica sobre cuál de las tres grandes carreras del calendario del ciclismo es la mejor, la más importante o la que tiene más espectáculo, es entrar en una eterna e inútil discusión.  Cada una tiene lo suyo. El Tour, la Vuelta y el Giro son el nivel superior del pedal, y cada año sus organizadores intentan sorprendernos. Eso sí, muchas veces esos intentos son más desaciertos que novedades que realmente valgan la pena. 

El Giro de Italia es la prematura de la tres carreras. Se corre en mayo, cuando todavía el frío de un invierno retardado o de una primavera tímida golpean algunas zonas de Europa, especialmente en la bota itálica. Allí es donde radica su encanto. Es ciclismo puro. Es la carrera que más contrasta con el Tour, que se hace en verano, dos meses después, con el marco climático de una calor sofocante, en medio de un intenso verano y con los europeos en vacaciones. 

El frío es al Giro lo que el calor es al Tour. Tal vez por ese detalle es que suena un poco tonto meterle tres etapas en Holanda, con algo calor, un fuerte viento de costado, en terrero totalmente plano  y por la misma carretera que pasa por el lado de Papedal.  Más absurdo aún, meter un día de descanso solo después de tres etapas, para efectos meramente logísticos y poder llevarse el lote hasta el sur de Italia. Para mi gusto, un desacierto total. 

El Giro es sinónimo de nieve, de alta montaña, de carreteras estrechas, de sufrimiento, de pasta, de vino, de hazañas como las de Moser, Copi y Pantani; el Giro pasa por esas tierras italianas que cambian abruptamente del verde intenso a un café árido con matices del blanco nevado. El Giro no es Holanda ni tulipán. Uno entiende que haya fuertes intereses comerciales, que hay que vender... pero ¿a qué precio?  ¿Al de los pedalistas que se ven sorprendidos por un descanso prematuro que seguramente pasará factura la última semana?, ¿o al de la carrera misma, que con esos recorridos "añadidos" va perdiendo su esencia de leyenda?



domingo, 10 de abril de 2016

Glosa 4 - Salud por Colombia rumbo a Río

Colombia tiene hoy 116 clasificados a los Juegos Olímpicos de Río. La cifra es muy significativa si de entrada se advierte que es un dato parcial y que ya supera el récord de participación logrado en Londres hace 4 años con 104 deportistas. Además, el dato cobra más interés si se miran países del área como por ejemplo Venezuela que ha logrado 60 clasificados, o Ecuador que va en 26. 

La cifra es para celebrar, pues subirá al menos una decena más. El BMX puede poner 3 ó 4 cupos, hay uno más del ciclismo en pista que no se ha oficializado, deportistas como Jossimar Calvo están pendientes de lograr su cupo en torneos preolímpicos, y hay deportes como el tenis de campo, el golf y el triatlón que cierran sus procesos de clasificación por ranking en mayo o junio. 

En Londres, de los 104 cupos 18 fueron del fútbol femenino y 86 fueron en disciplinas individuales. Para Río, hasta el momento han clasificado 3 colectivos, hecho que ocurre por primera vez en la historia de nuestro deporte: fútbol en ambas ramas y rugby femenino. Es decir, que Colombia ha clasificado 68 atletas en deportes individuales, 18 menos que a Londres,  y 48 en deportes de conjunto, la mayor cifra en la historia. Si comparamos la cifra de deportistas en disciplinas individuales, Londres vs Río, deeberíamos preocuparnos un poco; pero si nos acogemos a la teoría americana de que el desarrollo deportivo de un país se mide por los resultados obtenidos en los deportes de conjunto deberíamos estar demasiado satisfechos. Es cuestión del cristal. 

Lo que yo creo es que en países tercermundistas como el nuestro, con apoyos limitados, dependientes de la voluntad del político de turno, con poca cultura deportiva, con deportistas que aparecen espontáneamente y no como resultado de grandes procesos y con esfuerzos más personales que institucionales la sola clasificación a unos Juegos Olímpicos es de por sí una hazaña. Solo por eso, celebro las cifras logradas.

lunes, 21 de marzo de 2016

Glosa 3 - La hora Gaviria para un nuevo velódromo

Fernando Gaviria no tiene límites. Este año ya ganó una etapa en el Tour de San Luis, donde sufrió una aparatosa caída; en el Tour de la Provence, donde se dio el lujo de dejar ganar otra etapa a uno de sus nuevos compañeros de equipo a manera de bautizo; en la Tirreno Adriático, donde le envió un mensaje claro a su equipo el Etixx diciéndole que está listo para los grandes retos y en el Omnium del mundial de pista, para demostrar que es el ciclista más completo del mundo en esta modalidad. Ah, y esta semana, de no ser porque uno de sus colegas lo desestabilizó a 100 metros de la meta, hubiera peleado el título de la Milán-San Remo, el primer gran monumento de la temporada. 

A sus 22 años de edad tiene sorprendido al mundo del pedal. Bonnen, Petacci y Cavendish se han referido a él calificándolo como el "gran clasicómano de los próximo años" y como "uno de los mejores sprinters del mundo". Lo es. Con "El misil" o "El expreso de Oriente", como ha sido bautizado por su velocidad y fortaleza en los embalajes, ha nacido una nueva raza en el ciclismo colombiano. A los escarabajos y a los grandes coequiperos se sumará con Gaviria por ahora, y ojalá sean muchos más, la estirpe de embaladores o sprinters que por fin aparece en nuestro laureado ciclismo. Gaviria lo ha ganado todo en la pista y gracias a esa formación, ganará muchísimo en la ruta. 

Lo que pocos de los sorprendidos en el mundo saben es que Gaviria, el gran fenómeno de los embalajes, entrena en un velódromo que hace rato cumplió su vida útil. Así de sencillo. Cuando Gaviria nació, el velódromo de Medellín ya era anticuado frente a los nuevos escenarios que se construían en el mundo. Por estos días fue sometido a reparación. Quedó bien maquillado; pero sigue siendo obsoleto. 

Y pensar que otro Gaviria , el político, exalcalde para más señas, jugó con la emocionalidad de los aficionados, periodistas y sobre todo, de los ciclistas con una promesa de velódromo que se quedó en eso.  La hora Gaviria, la del político, nunca llegó para el velódromo. La hora Gaviria, la del campeón del mundo, debe llegar, y ojalá sea pronto.  

domingo, 28 de febrero de 2016

Glosa 2 - Los equipos se parecen a sus dueños

Dicen que los perros se parecen a sus dueños; yo creo que los equipos de fútbol también. Eso sí, no es una norma taxativa, pero casi siempre resulta así. Ejemplos criollos sobran, pero voy solo con dos: el Atlético Nacional resultadista de la era Osorio fue lo más parecido a la organización Ardila; y los equipos ochenteros propiedad de los carteles de las mafias, eran ostentosos y ganaban a cualquier precio y de cualquier forma. 

Este tema se me ocurre, pensando en el Real Madrid. El que juega en la cancha carece de norte y demuestra falta de estilo, de filosofía y de planeación. Así es el Madrid como institución. Se maneja a los bandazos, se improvisan las decisiones importantes y se toman decisiones emocionales. Además, tiene un presidente que se excede en su cargo ante la ceguera, la alcahuetería o la complicidad de unos socios que parecen haberle dejado a meced una de las empresas futbolísticas más importantes del mundo. 

El equipo en la cancha juega lo más perecido posible a la maneja como se maneja la institución. En pocas palabras, el Madrid es una organización caótica... pero con plata. Eso también es el equipo. ¿Es malo esto? no necesariamente; depende de los objetivos y de lo que filosóficamente se trace para la institución. Si este Madrid de caos y plata gana la Champions, cumplirá el objetivo. Y todo seguirá igual. 

domingo, 7 de febrero de 2016

Glosa 1 - "Made In China"

35 millones de dólares por Ramires, 20 por Gervinho, 14 por Freddy Guarín, 45 por Jackson, 50 por Texeira, ayer anunciaron al Pocho Lavezzi y les quedan 20 días para cerrar fichajes. La Superliga china está desbordando todos los mercados y está sorprendiendo al mundo. Claro, y ahora el mundo se escandaliza. 

Es cierto que China queda muy lejos del radar del "fútbol de élite"; pero también lo es, que China siempre ha quedado lejos de todos los radares. En el fútbol, como en la economía, en la astronomía, en la industria militar, en el deporte en general y en muchas otras actividades han trabajado lejos de la lógica de "mostrar lo que se está haciendo" que impera en occidente. En eso, y en muchas cosas, los chino son distintos. 

La pregunta de fondo es si los chinos ¿están derrochando o están invirtiendo?  La verdad, creo en lo segundo. La pregunta que sigue es ¿por qué lo hacen? Pensemos en una cosa elemental: su premura histórica no ha sido tener dinero sino tener el poder; y creo que hacia allá apunta todo este tema...

miércoles, 1 de julio de 2015

La Copa no es la Eliminatoria


En medio de tanto alboroto en países como Brasil y Colombia porque sus selecciones no mostraron el fútbol esperado, es bueno recordar que la Copa América no es la eliminatoria; que son dos torneos muy diferentes y que lo que vimos en Chile de muchos equipos no será lo que veremos de ellos en la fase de clasificación al mundial. La Copa no puede ser el termómetro para medir la temperatura de cara a Rusia 2018.

La Copa se juega en 3 semanas seguidas; la eliminatoria en 2 años. En la primera, la planeación es a corto plazo; en la segunda es una proyección. La primera se juega en un solo país, en unas condiciones climáticas específicas y con un público determinado que es casi el mismo en todos los partidos. Una cosa es inscribir 23 jugadores, que son los que deben afrontar los 6 posibles juegos y tener que improvisar en medio de las adversidades, como le pasó al profesor Pékerman ante Argentina; y otra muy diferente es poder rearmar el equipo con cualquier jugador del país de un partido para otro. En la Copa se puede jugar siempre a empatar; de hecho Paraguay llegó a la final en el 2011 sin ganar un solo partido; en la eliminatoria hay que ganar partidos, empatar siempre no clasifica.

Sí, sé que lo anterior suena obvio, que es el agua tibia en materia de fútbol; pero debería ser elemental también tenerlo en cuenta a la hora de valorar lo que cada selección ha hecho en la Copa. Lo que se hizo en Chile no es el rasero de lo que va a pasar en la eliminatoria, no puede serlo. Nunca lo ha sido. Sería absurdo creer que los 4 semifinalistas de la Copa son los llamados a clasificar al mundial. En Brasil ya hay muchos pidiendo la cabeza de Dunga y en Colombia otros tantos descalificando a Pékerman, mientras  en Bolivia y Venezuela hay quienes hacen fiesta vendiendo la ilusión de que tienen equipos para pelear la clasificación. Ni lo uno, ni lo otro.

Dunga y Pékerman cometieron errores para la Copa, claro que sí. Seguramente se equivocaron en planteamientos, en la confección de la nómina, en darles titularidad a algunos jugadores, en los cambios y en muchas cosas más. De eso se ha hablado toda la semana. Se equivocaron en el torneo corto, en el puntual, de haber acertado todo estarían en la fiesta final; pero ojo que ya ambos acertaron en una eliminatoria con la Selección que ahora dirigen. Ambos tuvieron problema en el corto plazo pero ya demostraron que son buenos en la planeación larga. Eso es lo que viene ahora.

A mí también me hubiera gustado ver a Colombia Campeón. Lo di favorito. Pudo haber sido mejor, pero se cometieron errores. No lo veo con tanto drama, era un torneo corto. Ahora viene el camino a Rusia, que no será fácil, y es un camino largo. Son torneos distintos. Le tengo fe a los procesos, no a los momentos. Creo.


La pelota sí se mancha


Arturo Vidal chocó su Ferrari cuando conducía bajo el efecto del alcohol, casi 2.000 hinchas lo acompañaron toda la noche afuera de la comisaría y luego en el juzgado. Lo multaron, lo dejaron libre y a los dos días jugó. La justicia no lo trató como a un ciudadano común; sino como a un ídolo. A los dos días jugó. El técnico Sampaoli no lo sacó del equipo y dijo que la selección está por encima de todo. En el estadio fue ovacionado.

Neymar fue expulsado al final del partido con Colombia. Luego en el camerino increpó e insultó al árbitro. Luego de varias discusiones la Comisión Disciplinaria de la Conmebol lo sancionó de oficio con 4 fechas. El jugador salió a decir que no había hecho nada y muchos periodistas salieron en su defensa. "Si lo hubiera hecho", dijeron algunos, "hasta razón tendría". Claro, fue cazado, "con z", enfatizó el carbonero Helio Rossi, "por una banda de malparidos". Es Neymar.

El papá de Edison Cavani atropelló un motociclista y lo mató. Su hijo fue convencido por el técnico Tabares para que permaneciera en la selección. "Un asunto personal que nada tiene que ver con el juego del equipo", puntualizó en entrenador. Jugó contra Chile y se le vio desconcentrado. Lo provocaron y cayó en la trampa. Salió expulsado. Estaba mal por lo de su padre, pero la Selección lo necesitaba.

Precisamente , el chileno Jara fue el provocador de Cavani. En un acto obsceno, "le hizo tacto anal" y lo sacó de casillas. Jara terminó el partido y todo el estadio lo aplaudió. "Se lo merecen los uruguayos por mañosos", dijo el comentarista chileno del lado.

Esta Copa América nos va mostrando poco a poco que la pelota sí se mancha. Que no solo los directivos son corruptos. Que los mismos jugadores, que tanto hablan de la  pureza del juego, terminan apelando a las mañas y al engaño como fórmulas para el juego. Que los famosos "códigos del fútbol" lo permiten todo. Que la sociedad es alcahueta con actos salidos de la Ley, porque la Selección está por encima de todo.

Lástima. El fútbol no puede estar por encima de todo. No puede ser más importante que el dolor de un ser humano. No puede ser ejemplo de trampa. No puede seguir siendo escenario de corrupción. El fútbol no puede ser justificación de nada.

Buena sede, buena Copa


Terminó la primera fase de la Copa y hay que decirlo con claridad: Chile estuvo a la altura. La organización del torneo de selecciones más antiguo del mundo respondió. Los inconvenientes fueron menores, típicos de nuestra realidad latinoamericana. Pasadas dos semanas hay que decirlo: qué buenos anfitriones.

Lo más cuidado y por lógica debe ser así, son las canchas. Impecables. Los estadios, en su mayoría, hermosos y cómodos. Con una  excepción: el Nacional de Santiago; que por su avanzada edad, a pesar de los maquillajes y ajustes ya no se adecua a las necesidades postmodernas.

No sé qué dirán los turistas, porque estas líneas tienen la mirada de quien viene a trabajar en medios y la verdad, desde esta perspectiva no hay queja alguna. La cordialidad de la gente chilena, la fuerza pública amigable y prudente, el numeroso grupo de voluntarios, la señalética en los escenarios, los precios normales en las zonas de comida y los recursos técnicos de conectividad están a la altura de un gran certamen.

Lo tedioso del certamen no es culpa de Chile; más bien es característico de esa estructura construida por capricho de la cuestionada organización del fútbol. Unos ídolos cada vez custodiados y más lejanos a la gente del común, la falta de claridad para asuntos como la sanción a Neymar, la programación de partidos privilegiando el interés del negocio por encima del fair play o la presencia de equipos con nóminas B como México. Lunares grandes. Bueno, tal vez el cuatro años, en la próxima copa, con una Fifa y un fútbol saneados (será?) algunas de estas cosas cambien.

Lo reitero: Chile estuvo a la altura de la Copa. Lo que no está claro todavía es si la Copa estuvo a la altura de Chile.

Después del 1-0 a Brasil toca aprender


Lo importante de las caídas es la forma como uno se levante. Ahí radica la importancia de la victoria de Colombia. Dos días después, las sensaciones siguen siendo múltiples, pero las reflexiones deben ser mayores.

La primera lección aprendida es que hay que creer más. Lo pidió James después de la caída ante Venezuela. La dramatización al extremo en la derrota y la celebración excesiva en la victoria son parte de nuestro adn. Podemos cambiar un poco, al menos intentarlo; es más, debemos hacerlo. Es asunto se credibilidad cuando los proyectos son serios. El de Pekerman lo es.

El fútbol es una montaña rusa. Se gana y se pierde. Obviamente, hay formas de hacerlo. Y formas de asumirlo. Por ejemplo, las declaraciones de Dunga en la rueda de prensa post juego dejaron en evidencia su falta de grandeza. No asumió sus responsabilidades. Le atribuyó todo al árbitro y según él, a la pierna fuerte de Colombia. Segunda lección: en la derrota se conoce al verdadero caballero.

Una más: antes del partido, En la conferencia de prensa de Pékerman con Cuadrado, la actitud del Pekerman sonriente sorprendió por su buen humor y su tranquilidad. Hasta le hizo bromas a juan Guillermo cuando le preguntaron por la llegada de Falcao al Chelsea. Una invitación a leer entre líneas. Otra lección a repasar.

A muchos kilómetros del juego, la lección más importante: un niño murió en Medellín por una balacera en medio de la celebración. Sin palabras. Más que hablar de táctica, de identidad futbolística, del resultado, de la Copa, de Pékerman o de Neymar, es hora de hablar de cosas simples, mucho más importantes y significativas que el fútbol. Hay que hablar del valor de la vida. Lección que no hemos aprendido.

martes, 16 de junio de 2015

La frustración debe ser temporal, no absoluta

El fútbol, como la vida misma, es un juego de incertidumbres. Nada es seguro. Aunque es más simple lo de fútbol, que de reduce a tres posibles resultados y a una forma de vivir, o bueno, de jugar. Más allá de lo que significa el deporte, la vida es mucho más compleja, y a veces, cuando ingenuamente creemos que se reduce solo a la pelota, sufrimos demasiado sin necesidad, creo. Eso nos pasa con la Selección. Perdió con Venezuela y el drama fue total.


Tal vez sea esa forma tan colombiana de asumir la frustración como algo absoluto, sin matices, lo que no nos permite ver más allá del resultado. Tal vez sea esa sociedad culpógena que somos la que no nos da para buscar explicaciones racionales a la derrota.

Colombia perdió porque le faltó ritmo, porque no tuvo definición, porque su circuito de generación de fútbol no se conectó, porque cayó en el juego de choque que propuso Venezuela al principio, porque le faltó liderazgo, porque hay jugadores sin ritmo de competencia, por muchas otras cosas, y sobre todo porque Venezuela fue muy superior. Muy superior. Ellos también trabajan, ellos también juegan.

Ojalá ya haya pasado el guayabo. Ojalá ya no sigamos buscando culpables. No podemos quedarnos ahí. Como en la vida, hay que levantarse y seguir. Hay que decir: lección aprendida. Se perdió uno. Ahora quedan dos. Toca levantarse ante Brasil, y si no se puede, pues toca pensar en una buena eliminatoria. La frustración siempre es temporal.

Creo que Es el frío de Santiago, o la lejanía del hogar lo que lo pone a uno reflexivo, filosófico y hasta trascendental. Aún perdiendo con Venezuela, la vida sigue. Como dijo alguna vez el profesor Maturana: hoy los pajaritos vuelven a cantar.

miércoles, 10 de junio de 2015

Las damas del rugby hicieron historia

Ganarle a Argentina en Argentina, quedar campeón suramericano en condición de invicto y conseguir el único cupo que entregaba el torneo a los Juegos Olímpicos de Río es un logro enorme para el rugby femenino colombiano. Cualquiera de las tres cosas sería suficiente para calificar el hecho de hazaña. Las tres al mismo tiempo aguantan un calificativo adicional: histórico. Tal vez mucho no lo dimensiones, pero es de ese tamaño.

En los últimos cinco años, el rugby es tal vez de los deportes de mayor crecimiento en el país en número de practicantes. Es correcto decir que el desarrollo de este deporte en Colombia les dio muchos años de ventaja a los demás países del continente. Basta recordar que en la modalidad tradicional Argentina ha sido campeón mundial y Uruguay ha sido protagonista. En la modalidad de seven, que fue la incluida en el programa olímpico de Río, los nuestros, damas y varones, no pasaban del sexto lugar en los torneos continentales.

Hoy, cuando Las Tucanes regresan al país con el gran botín, hay que recordar que en deportes de conjunto, en toda la historia olímpica, Colombia solo había conseguido clasificar en fútbol masculino, con todos los recursos y apoyos del caso. Para el 2016, ya las chicas del fútbol, a las que todavía se les mira de reojo en el balompié por parte de patrocinadores, dirigentes, periodistas y aficionados, habían asegurado su casilla. El mismo logro lo consiguieron las niñas del rugby, con circunstancias muy especiales: un deporte sin mucha historia en nuestro medio, sin mucho presupuesto, sin liga profesional ni torneo regular y enfrentado a diario a la mirada machista de una sociedad sin cultura deportiva que todavía no se reconoce en otras prácticas diferentes al fútbol. Eso sí, con unos directivos, unos técnicos y unas deportistas soñadores y ambiciosos.


A la fecha, son 44 colombianos los que tienen cupo ganado a los Olímpicos de Río. La mayoría femenina es muy notoria. El fútbol y el rugby como deportes de conjunto en damas, y el ciclomontañismo  y el atletismo como disciplinas individuales, este último con deportistas en maratón, marcha, velocidad y salto largo,  ya aseguraron representación.  Faltan 424 días para los juegos  y Colombia ya casi tiene en número, la mitad de la delegación que fue a Londres.   Seguimos en bonanza, en subienda, en cosecha deportiva. Ojalá no la dejemos pasar y lo que hacen heroínas como las chicas del rugby sirva para pensar un mejor país deportivo en el futuro cercano. 

martes, 26 de mayo de 2015

¿De qué está hecho Contador?


Hace ocho días lo vimos caer, recibir la camiseta sin poder mover la mano, entrar a una ambulancia, salir una hora después con muestras de dolor con un diagnóstico de luxación de hombro y declarando que iba a esperar la evolución en la noche para saber di podía seguir en competencia. Hace tres días lo vimos en el piso, involucrado en una caída que le costó el liderato y diciendo que le dolía mucho la pierna. Hoy lo vemos sólido como líder del Giro, defendiendo su camiseta rosa y subiendo sin dificultad. ¿De qué está hecho Alberto Contador?

Para ser ciclista hay que tener un umbral del dolor muy alto, o incluso, no tenerlo. Verlos en acción luego de caídas y golpes no solo causa admiración sino también sorpresa, y en muchos, hasta desconfianza. Hasta llegamos a dudar esta semana  de la luxación o el dolor en la pierna de Contador.

El español es sin lugar a dudas uno de los mejores pedalistas de ruta en el mundo. Ya acumula 6 victorias en grandes vueltas y en Italia está rodando hacia su séptimo título. El oscuro episodio del 2010 en el que salió positivo en el Tour quedó atrás como un lunar en su carrera, y lo hecho en el Giro, calificable solo  como hazaña, demuestra que sigue siendo uno de los más grandes del lote ciclístico internacional, y que si algo tiene como deportista es coraje para correr en medio de la adversidad. Hace ocho días se decía que con una luxación de hombro sería un milagro que terminara el Giro, hoy, con luxación y todo, el milagro sería que otro ciclista anduviera mejor que él en el Giro.

Algunos se quedarán aferrados al mal momento del 2010 para demeritar lo que hace el hijo más ilustre de Pinto. Claro, se creen humanos perfectos y les cuesta entender que los demás tenemos debilidades. Otros, que lo cuestionamos en su momento por el error, le admiramos su entereza para volver a ser un gran ciclista  y lo disfrutamos mientras devora cada kilómetro, inclinado  hacia la izquierda por el dolor que todavía guarda en su hombro. 


Contador en Italia va camino a la hazaña y acumula puntos para que lo miremos como leyenda. ¿De qué está hecho?, sencillo: de lo mismo que todos los ciclistas. De amor obsesivo por lo que hace. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Desolación futbolera, desolación social


La sanción de la Conmebol al Boca Juniors no dio ni rabia, no dio ni risa; solo dio desconsuelo. Los que pensamos el jueves viendo lo que pasó en el partido que el fútbol había tocado fondo nos equivocamos, faltaba que los directivos lo hundieran aún más con una decisión ridícula y absurda.
 
Para anunciar la sanción, la Confederación Suramericana hizo una campaña exagerada de expectativa, promocionando sus redes y su página web; y la esperada resolución terminó ser un castigo blando, sutil, con énfasis en una multa que solo servirá para engrosar las cuentas bancarias de la entidad.

Queda claro que a los señores que manejan el fútbol en Suramérica solo les interesan dos cosas: el dinero y el show. Bueno, no solo a ellos. A muchos de nuestros mal llamados "dirigentes" del deporte les interesan únicamente esas dos cosas. Ejemplos sobran.

Hasta aquí no he dicho nada nuevo. Solo le he dado forma en texto a la desolación que sentimos con estos hechos quienes queremos entender el deporte como un fenómeno social que va más allá del negocio y de la competencia y vemos en él otras aristas más útiles para la sociedad. Después de esta semana, vamos perdiendo por goleada.

Lo del Boca-River del jueves y la farsa de la Conmebol tres días después nos mostró el deterioro, en la cancha y en el escritorio, que ha sufrido el fútbol en los últimos años. No hay valores, se perdió la equidad, no se puede hablar de justicia. El fútbol cada vez más queda reducido a  la acción de ganar como sea, sin importar la forma, el precio que haya qué pagar; sin importar cómo ni a costa de qué, o de quién. Lo que pasó en el partido y la estúpida decisión posterior fueron hechos que validaron y dieron licencia para que sea así.


Tan bajo cayó el fútbol que la consigna es que si tu equipo no puede ganar debes hacer lo que sea, sin importar qué, para que el rival tampoco lo pueda hacer. Deprimente. Y mucho más, que quienes manejan "el negocio" acoliten esta idea. Qué sinvergüenzas. Claro, si miramos alrededor lo vamos a entender. Las suramericanas, somos sociedades del engaño, de la prebenda, de la turba, sociedades lanza-gases, sin control y con unos dirigentes estilo Conmebol. 

martes, 5 de mayo de 2015

La pelea de todos


Hermoso encanto tiene el deporte: no es de nadie y es patrimonio de todos. No se necesita saber para hablar de él. No tiene que gustarle a quien lo mira. No distingue clase, nivel económico o raza. No nos pone de acuerdo nunca. Tiene que ver con todas las demás actividades humanas. Nos divide por el resultado pero nos une alrededor de identidades momentáneas o permanentes. Nos pone a "botar escape" en redes y bares. Es un fenómeno universal.

La pelea del sábado, por ejemplo, es una muestra de la importancia que ha alcanzado el deporte como fenómeno social, como negocio, como espectáculo y quien lo creyera, hasta como competencia deportiva.

Daba gusto, y un poco de risa lo confieso, leer en las redes los mensajes y análisis de los “intelectualoides” del país escarbando en una vieja e insulsa polémica sobre la validez del boxeo como deporte; gastaron palabras necias mientras por encima de sus lentes clavaban la mirada en el segundo o tercer asalto de la pelea. Leí también a aficionados de ocasión cargando sus duras críticas a los jueces por el resultado entregado; sin saber siquiera cómo se llena una tarjeta y cuáles son los criterios de calificación. Ni hablar de los comentarios racistas contra el campeón, las apologías religiosas a Pacquiao, o las remembranzas a Alí con comparaciones atemporales y forzadas para tratar de explicar “por qué el boxeo ya no es el de antes”.

Al final, fuimos muchísimos los que vimos la pelea; ese en el fondo era el objetivo del negocio. La mayoría terminaron de hinchas de Pacquiao; gracias a la solidaridad con el perdedor o la identidad con el más humilde que son propias de la actividad deportiva. Para casi todos la pelea no fue tan buena y quedó debiendo; ahí es donde aflora el concepto de espectáculo como aquello hecho para ser visto primando sobre las normas o la estrategias de competencia. Solo algunos estudiosos de este deporte, los que sí saben de boxeo, los que lo han estudiado, conocen sus reglas y lo han seguido por años, en el round a round nos fueron explicando como Mayweather labró su victoria... Y claro, se ganaron los insultos de ocasión. Explicar desde el conocimiento, sin apasionamientos desmedidos y enceguecedores, parece ya no tener mucho eco en la sociedad.


El deporte es de todos, es universal y tenemos derecho a verlo y a opinar; pero va siendo hora de mirarlo más allá del esnobismo de ocasión o de la pasión desenfrenada. Es un derecho verlo; pero es un deber saber de él. Con seguridad se disfruta más.

lunes, 27 de abril de 2015

¡Vida eterna al Micro!


No es casual que Colombia sea un país que gane siempre en deportes “de a uno”.  Somos potencia mundial en ciclismo, bicicross, patinaje, judo, lucha, pesas, taekwondo y muchas otras disciplinas individuales. En conjunto hemos ganado muy poco. Las razones son múltiples y obvias, empezando por el apoyo y la inversión que se hace más fácil y económico en un deportista que en un colectivo; y siguiendo por lo cultural: somos un pueblo que no sabe juntarse para trabajar por el objetivo de todos y siempre pensamos en el “cómo voy yo ahí”. Buen tema para discutir, pero no hoy, porque mis párrafos los dedicaré a ponderar lo hecho por el microfútbol nacional. Campeones mundiales, sin discusión, apabullando a todos los rivales, con la valla menos vencida, en Bielorrusia, sin angustias y repitiendo título de forma consecutiva.

Yo jugué micro. Era malo para el juego, pero lo disfrutaba mucho. Pasar por las placas de cemento de barrios y pueblos cada ocho días - no por coliseos ni canchas sintéticas -  me dio una lectura de este deporte, que va más allá de  lo competitivo o lo importante del juego. Este deporte expresa la forma de ser del hombre de barrio que se la rebusca y la disfruta; del colombiano de la calle, del tipo común y silvestre; del muchacho de la esquina que entre chanzas y gambetas, y muchas veces sin saber, se juega la vida en un callejón. Ese “fútbol de atrio”, como despectivamente lo llaman algunos, expresa la vida simple y cotidiana  de la gente el común. El micro nos recuerda nuestras raíces populares. Tal vez sea eso lo que más gusta de este deporte, y lo que incomoda a algunos que tratan de demeritarlo.

En deportes de conjunto Colombia solo ha sido campeón del mundo en beisbol (Mundial amateur 1947 y 1965), hockey sobre patines (mundial B en 1988), polo acuático (mundial B en 2007), ultimate (mundial sub 20 en 2012) y microfútbol (2000, 2011 y 2015).  Algún mensaje de fondo debe haber más allá del simple dato. Sobre todo con el tricampeonato del micro; un deporte que todo colombiano alguna vez ha jugado; hasta yo, que reitero, fui malo.

Tal vez esa cercanía con el pueblo explica por qué la Fifa vio en esta disciplina otro gran negocio y montó el fútbol sala como otro deporte bajo su manejo. Ese es un lío político – económico y administrativo difícil de explicar en las líneas que me quedan, pero ojo que en Futbol Sala Fifa ya fuimos cuartos en un mundial. Algo tenemos los colombianos para jugar a la pelota en espacio reducido, para ser solidarios, para pensar en el equipo, para trabajar en equipo… cuando el colectivo es de gente humilde, de gente del común. 


Fue emocionante ver cómo esta disciplina de barrio, sin transmisión por las grandes cadenas, solo con una señal vía internet y mucha información en redes sociales unió al país con un nuevo título del mundo. El micro no es un deporte olímpico y no es el de la poderosa Fifa, pero ganamos el mundial... Los colombianos deberíamos pensar más como micreros.  

lunes, 20 de abril de 2015

Hay días así…

Sábado 18 de abril de 2015. Para muchos, un día más. Par el deporte de Colombia, uno muy especial. Uno de esos días. Día de bonanza, de subienda, de cosecha, de buenas noticias. Uno de aquellos días que no pueden pasar desapercibidos, sin ser mencionados y recordados.  La razón, una sola: los deportistas nacionales brillaron en todos los rincones del mundo. Lo hacen siempre, pero el sábado lo hicieron todos al mismo tiempo. Fue tanto el brillo, que nos encandiló al punto de no ver bien el mérito de lo hecho.

En Manchester, Mariana Pajón fue la única dama que bajó de 32 segundos en la prueba de time trial de la primera Copa Mundo del año en el BMX y se colgó el oro.  En Portugal, Eider Arévalo  abrazó el tricolor luego de su triunfo en el Gran Prix de RíoMar y aseguró el cupo número 23 de Colombia a los Olímpicos de Río. En Medellín, Sara López batió el récord del mundo en arco recurvo mientras competía en el campeonato nacional. En Bielorrusia, la Selección de Microfútbol arrancó con goleada, 5-0 a Venezuela, su presencia en el mundial. En España, Miguel Ángel Rubiano fue protagonista de la etapa de la Vuelta a Castilla y León logrando el tercer lugar, mientras James conseguía uno de los goles del Real Madrid en su partido de Liga.  En México, Camila Valbuena y Julián Cardona se colgaron sendos oros en la CRI de los Panamericanos de Ciclismo Juveniles. En Perú, los clavadistas juveniles ganaron su modalidad en los Suramericanos de Natación.  Y en Puerto Rico, “los sebastianes” Villa y Monsalve se metieron a finales en el Gran Prix de Clavados. ¡Qué nivel!

Lo más seguro es que la lista esté incompleta, que falten datos de "otros municipios". Nada raro en un día así, en que tanto triunfo y tanta noticia buena como que empalaga y no deja saborear de a una; y sobrepasa la capacidad informativa de los medios convencionales y monotemáticos, y hasta de las redes sociales y los medios digitales que no alcanzaron a detallar todas estas hazañas.

Uno quisiera más detalles de los triunfos de los nuestros, uno quisiera que en el país se les diera su real dimensión, uno quisiera unos medios registrando cada medalla y cada logro, uno quisiera cultura deportiva en todos los rincones del país. Ese es el sueño, el ideal. Por ahora no va a ser así. Y más en días como el sábado, cuando las buenas noticias se daban minuto a minuto y en todos los rincones. El sábado, ni las redes sociales alcanzaron para dar cuenta de tanto.


Hay días así y ojalá lo fueran todos. Así nos quedemos cortos; así los deportistas nos sigan sacando ventaja.

domingo, 19 de abril de 2015

Volvió Henao, ¡y de qué manera!


Sergio Luis Henao no perdió. El subtítulo en la Vuelta al País Vasco no fue una derrota. El resultado no tenía por qué generar desazón. Nada de eso. Aunque suene absurdo, lo menos importante en este caso era ganarle en la Contra Reloj a Purito Rodríguez. Por algún extraño dejavú me acordé de Rigoberto Urán, colgándose la plata olímpica, con mucha gente frente al televisor lamentándose porque miró para atrás en los últimos metros.

Seguir el ciclismo, y en general el deporte, es una buena manera de entender que los colombianos somos un pueblo para el que el vaso siempre está medio vacío. Somos arribistas. Solo nos sirve ganar. Y la mayoría de las veces, ganar como sea. Cuando no ganamos, independiente de las circunstancias, hablamos de desazón, amargura o fracaso.

Para muchos es difícil entender que el reto para Henao no era ganar, sino volver; y aunque suene medio filosófico: volver a ser. Llevaba un año sin correr, la del país Vasco era su segunda carrera después de la lesión en Suiza hace 10 meses, y la primera en la que iba a tope. Desde su llegada a Europa, por múltiples razones, había sido intermitente, pero ahora se le ve brillar con solidez.

Henao volvió a ser... el pedalista fuerte del 2010 ganador de la Vuelta a Colombia; el coequipero estrella del 2013 que con licencia de su capo protagonizó la Flecha Valona y fue podio en el País Vasco; el complemento que necesitaba Froome en el Sky; el otro gran escalador colombiano. Regresó un grande que por diferentes razones, en los 4 años que lleva en Europa, no ha podido consolidarse como Urán y Quintana. Por eso, Henao no perdió... porque volvió para consolidarse, ¡y de qué manera!

La Contra Reloj final del País Vasco no puede dejar amarguras. Henao debe estar disfrutando el sabor del regreso, del buen regreso, que siempre será dulce.


P.D. Si me entendió la de Sergio Luis, seguro me entenderá la idea que sigue: Nairo tampoco perdió, fue cuarto, y está mirando adelante. 

martes, 7 de abril de 2015

El peor problema del fútbol son los papás


Mi hijo Miguel tiene cinco años y está en una escuela de fútbol. También está en natación y el año pasado estuvo en tenis. En su entorno escolar no escapó a la “jamesmanía” del 2014 y  pidió entrar al deporte de multitudes. Ahí va, aprendiendo, disfrutando, gozándose cada clase. Yo simulo leer al tiempo que observo en silencio cada uno de sus ejercicios. Sí, como si estuviera metido en la lectura. El grupo es de 15 y debo confesar que soy uno de los pocos padres que guardo silencio. Los demás gritan, vociferan, dan indicaciones y hasta regañan desde el mismo rincón en el que me encuentro. En medio de esa escena pienso en algo que alguna vez dije en una jornada de capacitación del Ponyfútbol: “el peor problema del fútbol son los papás”.

La afirmación suena dura y hasta podría contradecir algo que también he dicho y escrito varias veces: “sin padre de familia no hay deportista”, haciendo referencia al abandono que tiene en Colombia el deportista en formación, el de las categorías menores, esos infantiles que de los 6 a los 11 años visten con orgullo sus primeros uniformes del departamento pero que compiten de cuenta del bolsillo y esfuerzo de sus padres. Los institutos departamentales “guardan” el presupuesto para los juveniles y mayores “que son los que dan medallas verdaderamente importantes” (la frase me la dijo algún día uno de esos dirigentes miopes que poco conocen del deporte, pero que viven de él). Obviamente, no me refiero a ese tema, del que ya escribí alguna vez en este mismo medio.

Sé que los entrenadores y maestros de las escuelas y semilleros de fútbol entienden bien mi planteamiento de hoy; y también sé que algunos señores se van a incomodar. La verdad es que viendo las clase de mi hijo, y viendo como lo hago el fútbol de las categorías Pony, sub 14, prejuvenil y juvenil en los torneos de la Liga en mi departamento, puedo decirlo sin exageración: “los papás no dejan”. Se transforman en parlantes permanentes, cuando no es que se enojan y quieren imponer desde una reja o una tribuna una autoridad que no tienen en una clase o en un partido.  Está bien que acompañen, que estén pendientes y que apoyen, para eso estamos los papás. Pero eso de querer dirigir y mandar, eso de querer que el hijo sea el Messi o el James del futuro, eso de creer que el técnico no le ve al hijo las condiciones que tiene solo son muestras de impotencia, de ignorancia, o de ilusiones y fantasías absurdas en la que se montan los papás. Así de sencillo.

Tal parece que la “Jamesmanía” también contagió a muchos papás, que se creyeron el cuento de que en cada esquina de Colombia hay uno como el 10 de la selección. De cada 1000 que pasan por escuela de fútbol, 1 llega  a ser profesional, y no propiamente en el Real Madrid. Es una lotería. Juéguela, pero no deje que su vida dependa de ganársela.  Si los papás no dejan, el niño no aprende, y peor, no disfruta. No nos engañemos ni engañemos más a los niños, no los presionemos. Ellos tienen derecho a disfrutar de una vida social y a construir su propio futuro. Tienen derecho a que les guste el fútbol, como a mi hijo Miguel, o a que no les guste, independiente de si son buenos o no para el juego. Son niños. No seamos nosotros el problema. 

lunes, 16 de marzo de 2015

Unos Juegos de primera para unos deportistas de primera

Partamos de una realidad: las obras para los Juegos Nacionales del 2015 están muy atrasadas. Digámoslo de otra forma: a 8 meses del evento cumbre del deporte nacional estamos "colgados", “nos cogió la noche”. Analicemos un poco: como en todo lo relacionado con el deporte cuando de presupuestos y proyectos del estado se trata, faltó planeación, ¿o voluntad? Y ahora pensemos un poquito en los protagonistas: unos deportistas de primer nivel, como los nuestros, no merecen unos juegos nacionales de segunda. Todo indica que para allá vamos.

El presidente Santos le pidió esta semana al director de Coldeportes que en 15 días resuelva los obstáculos en las obras que se requieren para los Juegos Nacionales en Ibagué y Quibdó. Hay que apretar, claro, había que ponerse serios, por supuesto. ¿Pero es el momento para hacerlo? No creo. Si en diciembre del 2012 en Cali se anunció la sede del 2015, ¿por qué esperar más de 2 años para buscar los recursos, iniciar las obras y apretar los cronogramas? Repito: faltó planeación o faltó voluntad. Cualquiera de las dos cosas es lamentable. Es cierto que el país tiene muchas preocupaciones, pero el deporte no puede ser una menor; y menos ahora, que nuestros deportistas está salvando la imagen del país.

Uno quisiera ser optimista. Uno quisiera estar en unos Juegos bien hechos en Ibagué y Quibdó (que se los merecen), uno quisiera que todos los inconvenientes se superaran... Uno quisiera lo mejor para el deporte y para los deportistas, pero como están las cosas, a estas alturas, los Juegos Nacionales tendrán que apelar a un Plan B; con el agravante de que este tampoco parece claro.

En medio de estos "ires y venires" administrativos y políticos quedan varios miles de deportistas que en todos los rincones, del país y del mundo, que siguen entrenando en silencio, preparándose a tope, sin descanso, buscando su mejor nivel. Su objetivo: izar la bandera y hacer sonar el himno de su departamento como los mejores en cada prueba. Ellos sí tienen planeación, ellos sí tienen voluntad. Ellos trabajan sin descanso con sus entrenadores siguiendo su plan A: ser cada vez mejores. Triste contraste.


Insisto: los deportistas colombianos son de primer nivel y se merecen unos juegos de igual categoría. ¿O no? Nada más qué agregar.