lunes, 22 de diciembre de 2014

S.O.S. por los deportes de conjunto


El 2014 será otro año de grata recordación para el deporte colombiano. No superará el 2013, el mejor de la historia, pero los registros volvieron a dar cuenta del gran momento que viven nuestros deportistas. Títulos mundiales, copas del mundo, primeros puestos en diferentes rankings, 70 oros en los Centroamericanos y muchos logros más hacen parte de la cosecha del año que concluye. Eso sí, se trata de grandes logros individuales, porque el deporte de conjunto sigue estando en un tercer plano en el país.

Es claro que en el deporte, Colombia es un país de individualidades. Ganamos en disciplinas en las que competimos de a uno. Somos potencia mundial en patinaje y ciclismo, tenemos un gran nivel en judo,  atletismo, pesas y boxeo y este año tuvimos automovilistas destacados. Tal vez, como lo explican algunos, se trata de un efecto espejo del tipo de sociedad que hemos construido; somos individualistas y no sabemos trabajar en equipo. Eso es cierto, pero no puede ser la única explicación.

Como grandes logros colectivos en el 2014 hay que destacar dos: el quinto puesto en el Mundial de Fútbol de Brasil, que significa la mejor actuación en toda la historia pero no es un título; y los dos oros en Juegos Centroamericanos del Rugby 7, que obedecen a un proceso muy particular de su Federación. De 70 oros en Veracruz 2014, solo este deporte colectivo se hizo sentir.

Lo del fútbol es un gran progreso, no cabe duda; pero tengamos en cuenta que va acompañado de una gran inversión. Lo del rugby es sorpresivo, sí, pero es una muestra de que gestionando recursos y planeando bien lo deportivo se pueden conseguir desarrollo importantes. Son las excepciones dentro del pobre nivel de nuestro deporte de conjunto; pero muestran caminos que se resumen fácil: el deporte es con dinero y con trabajo. Como ambas cosas no están claras para los demás deportes colectivos es hora de lanzar un S.O.S. por ellos.

Lo que hacen a nivel individual Mariana, Yuri, Caterine, Yersy, Nairo, Rigoberto, Jossimar y un centenar de colombianos más es invaluable. Las historias detrás de cada medalla, de cada record o de cada título demuestran que muchos de ellos salieron silvestremente o sin el apoyo adecuado. Lograron trascender. Claro, en deportes de a uno. Para los conjuntos, salir sin el apoyo y el acompañamiento adecuados es casi imposible. Razón más que suficiente para lanzar el S.O.S.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Ahora odiamos a Van Gaal


Yo también quiero que Falcao juegue de titular y sea el goleador de la Premier. ¿Quién no? Eso sí, una cosa es el deseo de quienes lo admiramos como jugador y nos identificamos con él, en mi caso por simple afecto de compatriota, y otra muy distinta lo que pueda tener en mente el  técnico que lo ve en las prácticas todos los días, y para quien lo prioritario es el resultado de su colectivo. Claro, el fútbol es tan bello que es válido criticar y opinar a la distancia; pero no es tan tonto como para uno enceguecerse totalmente y calificar de burro a Van Gal.

Que Van Gal no lo quiere, que es por culpa del técnico que se han lesionado todos los jugadores, que tiene una vida desorganizada, que para qué lo llevó al equipo si no lo va a poner, que Van Gaal manifestó una cosa, que comparó a Falcao con otro, que tiene preferencias por Van Pierse, que es un técnico que está loco… ayer se dijo de todo; en Colombia. Tampoco. Una cosa es que a uno le incomode como colombiano ver en el banco a nuestro gran goleador de todos los tiempos; otra muy diferente es descalificar por completo al técnico por esa decisión.

Cuando Falcao llegó al Manchester, en Inglaterra lo veían como el salvador. En las primeras 4 fechas de la Liga el equipo no había ganado un solo juego. Necesitaba un revulsivo. Ahora, ¿vale dejar a un lado los afectos por un momento y pensar desde otra perspectiva? Veamos: el equipo, sin Falcao de titular, llegó a seis victorias consecutivas y es hoy tercero en la Premier, a 5 puntos del City y a 8 del Chelsea.  Luego de todas las dudas en el inicio de la temporada, Van Gaal encontró los números que avalan su trabajo. Ahora pensemos nuevamente con el corazón: Falcao tiene que ser titular en ese equipo porque es un gran goleador. No sé, yo como técnico (lo dijo como lector del fútbol, sin afectos ni sentir patrio), seguiría jugando con la fórmula que me está dando tan buenos resultados.

Antes de que me digan apátrida, repito: yo también quiero que Falcao juegue de titular y sea el goleador de la Premier; pero veamos un detalle más: Van Gaal tiene jugadores que venían en el equipo o que llegaron luego de jugar el mundial. Falcao llegó después de una lesión, sin mundial, con tres partidos en el inicio de la liga Francesa y dos juegos amistosos con la Selección; y llegó cuando el equipo ya estaba en competencia. Ah, tuvo otra lesión que lo dejó por fuera dos partidos. Díganme apátrida si quieren, pero estas circunstancias tampoco ayudan para lo que todos queremos.


Dejo claro que no es mi intención defender a Van Gaal. Sus títulos de Liga en Holanda, España y Alemania lo avalan. Me gusta su carácter y el estilo de juego que le imprime a sus colectivos. Eso sí, como todos los técnicos del mundo tiene sus caprichos y sus decisiones cuestionables, más no censurables. No comparto que en Colombia lo quieran crucificar porque no le da la titularidad a uno de los nuestros. Lo mismo pasó hace un año cuando Claudia Ranieri no ponía de titular a James en el Mónaco. Cuando esto pasa, me da hasta por pensar que a los colombianos que hablamos de fútbol, que somos casi todos, nos ha hecho mucha falta chupar un poquito de banca. Siempre ayuda. 

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y quién es el deportista del año en Colombia?


La pregunta se repite cada año por esta época y las  respuestas son tan numerosas y diferentes como medios de comunicación o agremiación de periodistas deportivos la hagan. Nunca no ponemos de acuerdo. Como en los reinados de belleza, en las elecciones para cargos corporativos, en los realities o incluso en muchos concursos de literatura, la elección del ganador siempre genera controversia. Al final, el argumento de que tenemos una gran cantidad de deportistas de primer nivel parece ser la excusa para entregar las  estatuillas luego de que una discusión interna o la participación popular a través de las redes sociales entregue el veredicto. Nos gastamos casi un mes argumentando por qué uno y no el otro, o discutiendo los criterios de la elección; cuando realmente lo que no está claro es precisamente eso: el criterio.

Advierto de entrada que no tengo la fórmula o la pauta ideal para escoger el deportistas del año; pero tras revisar algunas de las propuestas de elección, sí creo que hay muchas, utilizadas en la actualidad, que carecen de sentido. Es claro, por ejemplo, que si el criterio es premiar al que más votos sume en redes sociales, sencillamente se estará eligiendo al deportista más popular y no al mejor. Si en el premio hay injerencia directa de un patrocinador, los intereses comerciales inclinarán la balanza hacia los deportistas con los que ese patrocinador tiene relación comercial. Y también es obvio que si los que eligen so periodistas deportivos especialistas en un solo deporte, el desconocimiento de las demás disciplinas los inclinará hacia un deportista de su campo del saber.

También es cierto que con el pasar de los años, se han aplicado criterios sanos que permiten mayor ecuanimidad. Por ejemplo: separar en categorías al deportista profesional del aficionado, a la joven promesa del consagrado, darle un premio aparte al deportista paralímpico, o incluso, premiar diferenciando el género, han sido prácticas que permiten una mayor visualización y ponderación de los logros alanzados por nuestros héroes.

Lo cierto del caso es que en las diferentes elecciones del deportista del año, lo que sí ha faltado es un criterio técnico. Para entender mejor nuestro deporte, para darle su real dimensión, hay que establecer, por ejemplo, las diferencias sutiles pero profundas que hay entre lograr un título del mundo y ser medallista de oro en una Copa Mundo; entre ser el deportista más destacado de un equipo en un mundial de un deporte de conjunto y ser el campeón mundial en un deporte individual; entre ganar mejorando una marca personal o hacerlo batiendo una marca mundial. Esos criterios técnicos, que poco o nada se usan en las elecciones actuales, podrían darlos un mejor discernimiento.

Elegir el deportista del año en Colombia debería ser una oportunidad gigante para conocer mucho más a nuestros deportistas, para aprender más de nuestros deportes emblemáticos, para comprender la estructura del deporte, para entender más los elementos técnicos de las disciplinas en las que somos potencia y para reconocerle el esfuerzo a quien realmente lo merece. Ah, y para adquirir más criterio. 




lunes, 1 de diciembre de 2014

La mina centroamericana


Terminaron los Centroamericanos. Cuba volvió después de ocho años y demostró que aunque su nivel no es el de antes, sigue siendo indiscutiblemente el mejor del área. Colombia fue tercera en el medallero y cumplió su objetivo. Hasta ayer en la tarde luchaba por el oro número 70 para redondear las cifras. A Seguramente vendrán los balances de todo tipo, muy válidos; pero mayor mérito tendrán los proyectos que se hagan de cara al futuro inmediato a partir de lo conseguido.

La primera conclusión evidente de los Juegos es que Venezuela no puede ser más nuestro referente, ni nuestro rival a vencer. Ya le ganamos en Bolivarianos, Suramericanos y Centroamericanos. Su crisis como país tocó el deporte; y es profunda. Ahora hay que pensar en pelearle a Brasil en Suramérica y a México en Centroamérica. Suena muy ambicioso,  pero hacia allá debe apuntar el proyecto.

Lo segundo a pensar es que hay deportes en bonanza, deportes en caída libre y deportes en transición por el relevo generacional. El trabajo de los metodólogos, de las Federaciones, del Comité Olímpico y de Coldeportes está en evaluar bien cada caso. No para castigar a los que no cumplieron expectativas y premiar a los que dieron plusvalía, que es lo que siempre pasa; sino para afinar los procesos de cada deporte de cara a un mejor futuro. Debería ser así, pero en la cultura deportiva nuestra es casi un sueño pensarlo.

Lo último es repasar las circunstancias en las que se llegó a Veracruz. Es triste saber que los dineros para la preparación solo aparecieron al final, que algunos deportes solo tuvieron fogueos locales, que por asuntos de costos en Colombia se quedaron deportistas que pudieron lograr medallas y que la mayoría de los nuestros trabajaron en el anonimato. Aúna sí, se logró el presupuesto de medallas hecho pensando en condiciones óptimas. Los metales sacados de la mina centroamericana fueron demasiados para las condiciones en que se trabajó para la extracción.

Es claro que el deporte de alto rendimiento se hace con dinero y con ganas. Ambas cosas en cantidad. Los deportistas nuestros siempre ponen lo segundo. Lo primero es una inversión que le toca al Estado y a la empresa privada; y que se revierte en imagen, marca, reputación y títulos. Y claro, si se hace a tiempo, si se cumple lo prometido y se se hace con convicción, la ganancia es mayor.  En Veracruz, fueron 75 medallas de plata; ahora se requiere plata para convertirlas en oro.

jueves, 27 de noviembre de 2014

¿No quisimos ganar los Centroamericanos?



Una idea me ronda en la cabeza, se  la expresé al presidente del Comité Olímpico Colombiano hace ya cuatro meses, la vea viable y no es descabellada: Colombia tiene con qué ganar los Juegos Centroamericanos.

Obvio, no estoy hablando de estos del 2014, a los que llevamos una delegación no muy numerosa, para los que no llegó a tiempo el dinero  de la preparación y en los que algunas Federaciones se durmieron para organizar equipos competitivos. Esta vez, y creo que en 2010 también, teníamos con qué, pero no quisimos.

Está bien que históricamente nunca hemos estado más arriba del tercer lugar, ni siquiera cuando Cuba no estuvo; pero también es cierto que el momento actual del deporte colombiano es superlativo. Está demostrado que Deportistas hay, Pero nos falta mucho a nivel estructural.

Lo diré en términos empresariales: la materia prima es suficiente, la competencia es fuerte pero accesible, pero los procesos de producción no están afinados. Tenemos todas las posibilidades de conquistar el mercado, pero nuestros dirigentes están confiados, y quieren hacer el gran negocio sin invertir lo suficiente.

Las medallas en Veracruz y las múltiples emociones acumuladas en la primera semana de Juegos no nos puede nublar las circunstancias en las que se dio la participación. Es increíble que los trámites burocráticos hayan impedido que los recursos para la preparación de nuestros deportistas no hayan llegado a tiempo; es lamentable que Federaciones, como las de béisbol por ejemplo, no hayan tramitado la presencia de una selección incluso teniendo la carta de invitación; y Est triste saber que en el país se quedaron cerca de 100 deportistas de alto nivel, descartados implemente por presupuesto.

El día que nuestros dirigentes políticos y la empresa privada entiendan que el deporte genera marca, imagen y reputación para el país, intangibles de altísimo valor en el mundo; o el día que al menos  entiendan que el deporte es un instrumento generador de paz; el día que le "paren bolas" a esta actividad alentadora, positiva y generadora de valores; el día que cumplan sus promesas emocionales y politiqueras;  vamos a ganar los Juegos Centroamericanos y hasta más... Por ahora, celebremos el tercer lugar en Veracruz, conformémonos; porque con muy poco hemos hecho demasiado.

¿Cuáles códigos del fútbol?


¿Existen los códigos del fútbol? Antes les decían “cánones”. ¿Realmente hay cosas que no se puede hacer en una cancha con un balón porque hay una especie de normas tácitas que lo prohíben? Yo no creo. Eso sí, respeto a quienes hablan de ellos, incluyendo a algunos jugadores del Cali que los invocaron para justificar su actitud agresiva al final del encuentro con el DIM. Todo, por una jugada genial del brasilero Elton Martins. Los respeto, pero los veo confundidos. Acaso ¿está prohibido parar el balón con la nuca, hacer un túnel, intentar un sobrero?, ¿es una ofensa hacer un lujo? ¡Nunca! Cuáles códigos secretos ni qué nada. Para Martins, solo aplausos y gratitud eterna por esa pintura.

Desde mi perspectiva, las únicas leyes válidas en el fútbol son las del reglamento de la FIFA; que buscan regular la competencia y proteger al deportista. Lo otro, los famosos códigos secretos, son inventos de periodistas y jugadores, que según entiendo, buscan proteger a los jugadores de la humillación pública por un colega que juega más que él. Nada lógico aceptar tales “leyes universales”, pues hacerlo sería querer limitarle la estética al juego y coartar la capacidad expresiva con la pelota de los privilegiados de este deporte.  

Qué triste que estemos tan desacostumbrados a ver genialidades en el fútbol profesional. Lamentable que ya nos contentemos con la cifra de un resultado y veamos mal que un jugador haga una pilatuna o regale un lujo frente a un rival. Con el cuento de esos famosos códigos le hemos  quitado brillo a un deporte que cada vez se vuelve más resultadista y pasional y poco a poco pierde su connotación de espectáculo y de arte. Si los tales códigos existieran, qué habría sido de Jhon Edison Castaño, Ronaldinho, Hernán Darío Herrera o Cesar Cueto, para mencionar solo algunos irreverentes que con la pelota nos deleitaron haciendo derroches de técnica depurada. Ellos no seguían ningún canon y para ellos no aplicaban códigos tácitos. Los genios de la pelota simplemente se divierten.

Si a un jugador le enoja que otro le haga un túnel, un ocho, un sombrero o cualquier otro lujo; sencillo, tiene dos opciones: que no juegue fútbol o que entrene duro para evitar que lo hagan. Mejor aún, que trabaje técnicamente para que algún día pueda robarse un cerrado aplauso en un estadio lleno por ser atrevido y diferente, como lo hizo Martins. Ese es el único código válido en el deporte: los aplausos se ganan.



lunes, 10 de noviembre de 2014

Y ahora el malo es Pékerman porque no “colabora”


Una cosa es la discusión pasional y otra la argumentación racional. Para lo segundo, se requiere mirar el fondo del asunto y no quedarse en la superficie del problema. En el caso polémico de esta semana, la convocatoria a Selección de jugadores de clubes que están definiendo la Copa Postobón o la Suramericana, la punta del iceberg es el perjuicio de los clubes; pero lo de fondo son las decisiones de los directivos locales y continentales en torno a la programación de los torneos. No me voy a quedar en la superficie, que en este caso es la convocatoria de Pékerman, voy a sumergirme en el fondo, es decir en las absurdas decisiones dirigenciales.

Vamos por partes. El calendario FIFA se conocían desde el año pasado; mucho antes de programar los calendarios locales. La Federación Internacional tenía previstas las fechas para partidos de selección y para el campeonato mundial. En la mayor parte del mundo, las Ligas locales y continentales adaptaron sus calendarios. En la Conmebol y en Colombia no. Basta recordar, por ejemplo, que en Colombia se jugó la final de la Liga cuando ya todas las selecciones estaban reunidas y trabajando para el Mundial. ¿Quién debe respetar esas fechas? Quien programa, es decir los dirigentes.

¿Quién define el sistema de juego?, ¿quiénes aprueban los calendarios?, los señores dirigentes. Muchas veces se ha dicho que la liga colombiana está mal planificada, mal diseñada y que está pensada solo desde lo económico. La Suramericana también. ¿Alguien piensa en lo deportivo?, ¿alguien trabaja en mejorar el espectáculo? Los señores directivos acaban de aprobar una Liga con 20 equipos para el 2015; con un número de partidos casi igual al del 2014; y saben que es año de Copa América, para la que habrá que dejar espacio en la programación. Tercos.

La fácil ahora es tomarla contra el profesor Pékerman, “porque no colaboró con los clubes”; pero la raíz del asunto es la patética administración de este fútbol nuestro, pensado solo desde el negocio. Un dato que preocupa, por ejemplo, es que un equipo que juegue la Copa y las dos ligas locales y aspire a disputar las finales  tiene que jugar 64 partidos en el año; que sumados a la participación internacional en torneos de clubes puede llevar a un equipo a casi 80 partidos. ¿Los dirigentes lo han pensado?, ¿lo han debatido?, no sé… acaban de programar un 2015 igual.


¡Ahora el malo es Pékerman que convocó a jugadores del fútbol local!, dicen muchos… que fue egoísta, que son amistosos, que pudo llamar a otros...  No señor. Él hizo su trabajo. Malos los directivos de Dimayor y Conmebol que programan partidos en fechas FIFA. Cuestionar al DT, que sigue su plan de trabajo, es fácil, es una posición basada en el dolor de los hinchas; pero el problema de fondo está en la mioipía dirigencial.  Pékerman trabaja desde una planeación. A los dirigentes nuestros, se les nota la improvisación. ¿A quién cuestionar?

sábado, 8 de noviembre de 2014

El criterio con el que se piensa el deporte


Exactamente dentro de un año estaremos en los Juegos Nacionales. Esta vez, la cita será  en los departamento de Tolima y Chocó. Todavía no hay ambiente. Bueno, tampoco hay  dinero ni planeación; pero hay un “compromiso” del gobierno de que los Juegos se harán. Seguramente, como muchas cosas del deporte en el país, con obras a medio terminar, con cambio de sede para algunos deportes, con la ausencia de varios departamentos y con incomodidades e improvisaciones, la vigésima versión  se llevará a cabo “como está prevista”.

Si se pensaran con criterio deportivo solamente, los Nacionales deberían ser antes que nada el primer escalón del ciclo que implica una olimpiada. Es decir, allí debería comenzar el proceso. En el formato anterior, se llevaban a cabo cuatro meses después de los Olímpicos; en el actual, un año antes. Si se pensaran filosóficamente, deberían ser el máximo encuentro del deporte nacional, donde se reivindicara a los deportistas y se les diera el máximo protagonismo. Si se pensaran…

En esta ocasión, el espacio entre la versión anterior y ésta será de tres años; no de cuatro, como era habitual. La decisión se tomó para que la participación en Juegos fuera responsabilidad de los gobiernos departamentales al cierre de su periodo, y no del primer año de los gobernantes que entraran. Fue una decisión con criterio político. Tal vez, sana, pero valdría la pena preguntarse si fue efectiva. Una mirada rápida a los diferentes procesos departamentales muestra que a un año de los Juegos hay dificultades, y muchas. Al parecer, la preocupación por participar en los Juegos de muchas delegaciones tendrá los mismos tiempos que la preocupación del gobierno nacional por las obras en las sedes: el último año. Para decirlo en términos deportivos: todo será a las carreras.

Hace rato los Juegos Nacionales son un juego de politiquería. La asignación de múltiples sedes, por ejemplo, no tiene en cuenta ningún criterio técnico. La última versión, con sedes en Norte, Córdoba y Cauca es una buena muestra de ello. Ni hablar de la del 2008 en San Andrés  y el Valle; y del turno ahora para Tolima y Chocó. Se asignan sedes para congraciarse con regiones a las que no se les ha prestado interés; les construyen escenarios, les hacen la fiesta, y luego los vuelven a dejar en el abandono, con infraestructuras que se vuelven elefantes blancos y sin ningún seguimiento. Prima el criterio político de cortar la cinta y quedar en la foto.

Ya es hora de recuperar el verdadero significado del deporte de alta competencia del país. El valor en imagen y reputación ante el mundo, y si se quiere el valor económico y hasta político que tienen los triunfos mundiales y olímpicos de nuestros deportistas es incalculable; pero para mantener ese nivel de los últimos años es necesario ir bajando escalones y mejorar desde la base.


Del ciclo olímpico mayor, en el que están los Centroamericanos que comienzan dentro de ocho días y para los que no hubo voluntad política para sacar los recursos a tiempo, siguen hacia abajo los Juegos Nacionales. La preocupación no puede seguir siendo quedar bien con una determinada región o con uno u otro fortín electoral. Se deben estructurar los Nacionales, revisar a fondo sus reglamentos y planear su realización con criterio técnico deportivo. Además del posterior uso de que se le debe dar a las obras. Falta un año, y si se pensaran… 

lunes, 27 de octubre de 2014

Emocionante no significa de calidad

El fútbol profesional colombiano se parece a esas películas de acción que pululan en las carteleras de cine: están cargadas de emociones, pero no dejan ninguna huella especial para el espectador. Claro, uno las ve y disfruta los efectos especiales, es decir, las consume; pero nadie las recuerda como película favorita.

Obviamente, no tiene nada de malo que Hollywood tenga un negocio rentable montado alrededor de este género. Está hecho para el consumo masivo y sin ninguna intención de recordación. No gana Óscares ni trasciende. El que va a cine lo sabe. Tal vez ahí es donde radica la diferencia con el fútbol criollo; que a fuerza de argumentos forzados nos lo quieren hacer ver como de alto nivel.

No deberían. Lo sano sería admitir públicamente que es un negocio montado para generar utilidades con un sistema de juego emocional y en el que la calidad del producto no es la prioridad. ¿Cuál es el problema en vender el producto como lo que es?

¿A qué viene esta película? A la decisión de la Dimayor de subir de 18 a 20 el número de equipos. O mejor, a la forma de "vender" esa idea con el argumento de que lo que se busca es mejorar el nivel de la Liga. La cantidad de equipos más tiene que ver con la calidad. Subir a pupitrazo a dos de los tradicionales, que compitiendo no han podido ascender, mejora el negocio, porque lo hace más atractivo y le pone más drama a la competencia... pero nada le aporta al nivel.

Es claro, por ejemplo, que un partido  Millonarios - América, o Nacional - Bucaramanga convoca muchísimo más que un juego ante Uniautónoma o Fortaleza. Pero nadie garantiza que sea mejor partido, ni que los equipos tengan que prepararse más. Va más gente, sí. Es más taquillero. El negocio será mejor, pero el producto, igual.
El número de partidos será casi el mismo y el desgaste de los equipos será igual. El mismo perro... La misma película del tipo que es perseguido, se le vuela a todos, salva al país y sale vivo de 30 tiroteos. Mucha acción, pero ningún Óscar.


No tengo nada en contra del torneo actual. Es chévere ver la tensión de los equipos de estas últimas fechas; unos para no descender y otros para clasificar. Tiene su gracia que la gente esté haciendo cuentas de puntos y de diferencia de goles. Es tan emocionante como una película de acción. Y con los dos que subirán en enero, seguirá siendo igual... Eso no quiere decir que sea de calidad.

En el cine,  las variables de calidad son la musicalización, el vestuario, la fotografía, la dirección de arte y muchas cosas más; es decir, todo lo que el espectador no ve pero siente. En el fútbol también.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Cuando los tiempos no son los mismos…


Advierto de entrada que no creo ni en la política, ni en los políticos y mucho menos en los actos politiqueros; y menos, cuando de hablar de deporte se trata. Faltan 25 días para que se inauguren en México los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, y teniendo con qué, no vamos a ir a pelear por el primer escalón del podio. La razón es sencilla: los tiempos de la política no son los tiempos del deporte.

Voy por partes, para ilustrarlo bien. Los Centroamericanos son el tercer escalón de lo que comúnmente llamamos “el ciclo olímpico”. Empieza con los Bolivarianos, que por primera vez los ganó Colombia, en Trujillo, Perú, en el 2013. Sigue con los Suramericanos, en los que la delegación nacional ocupó el segundo lugar; en Santiago, en marzo de este año. Continúa con los que Centroamericanos, en menos de un mes en Veracruz; pasa a los Panamericanos, a realizarse en Toronto, en julio del 2015, y culmina con los Olímpicos, en este caso, los del Río. En el caso que me ocupa, los Centroamericanos, Colombia viene de ser tercero en las últimas 3 versiones: 2002 en San Salvador, 2006 en Cartagena y 2010 en Mayagüez. Claro, nunca los ha ganado, pero esta vez, era la oportunidad histórica para hacerlo.

Nuestro deporte olímpico está en su mejor momento de la historia en materia de resultados. 42 títulos del mundo en deportes federados en el 2013 y 13 en lo corrido del 2014 lo evidencian. A ello hay que sumar las 8 medallas olímpicas en Londres y los grandes niveles de desempeño en muchas de las disciplinas de las que tendrán competencia en Veracruz; para no entrar en detalles técnicos de fondo, que permitirían argumentarlo mejor. Este es un primer argumento. Por su momento deportivo histórico, Colombia tiene con qué ir a pelear los Centroamericanos.

Los Centroamericanos han tenido hegemonía de Cuba y México en los dos primeros cajones del podio. A México ya lo superamos en los Juegos de Londres y en las estadísticas de títulos mundiales de los dos últimos años. Son locales, pero con una delegación numerosa y bien preparada, se les podría hacer la pelea.  Cuba sigue siendo superior. En  Londres ganó 5 oros, 3 platas y 6 bronces; pero en muchas disciplinas le hemos recortado distancia. Esta vez, podría haber sido el momento de sacar las uñas ante ellos.

Bueno, no son más que cuentas alegres. Sobre todo, si uno lee que a tres semanas de comenzar estos juegos, el dinero que aporta el Estado para la preparación de los deportistas, aún no ha llegado al Comité Olímpico Colombiano. Como quien dice, no hay plata. Así de sencillo. Eso no es cierto, dirán los políticos: que la adición presupuestal fue aprobada en primera instancia desde mayo, que lo que falta es el desembolso por parte del ministerio de Hacienda, que el dinero está  pero falta un trámite, que son 4.500 millones y eso es mucho dinero; que ya casi, en fin. La plata está, pero no está. Faltan 3 semanas, y el dinero que era para la preparación y participación, va a llegar, si supera los trámites de la política, o de los políticos, para lo segundo. Como quien dice, si llega, habrá plata para participar. Lástima: se olvidan los políticos que para participar es indispensable preparar.

Material humano y calidad técnica para pelear los Centroamericanos hay, en cantidad. Eso sí, los procesos deportivos para tener una delegación bien preparada no se cumplieron en su totalidad, porque el dinero se demoró. Cuestión de tiempos: el gobierno gestionó los recursos, y los consiguió… pero en términos ciclísticos, van a llegar por fuera del límite de clasificación.

Hace 4 años en Mayagüez, Colombia tenía con qué pelear el título. Cuba no asistió, a Venezuela ya le habíamos ganado en los Juegos Suramericanos de Medellín y México era el rival a vencer, sin ser muy superior. Al término de la primera semana, Colombia lideraba el medallero con más de 60 oros, pero al final, fue tercero. Eso sí, con la mayor cantidad de medallas de la historia. México y Venezuela nos superaron porque llevaron más deportistas y porque tuvieron una mejor preparación.


Que hay problemas con el modelo económico de nuestro deporte, dependiendo de los dineros del Estado, es un tema a discutir en el mediano plazo; pero con el modelo actual hemos sido protagonistas. Al deportista, al técnico y al dirigente deportivo  les tocas “pelear” la plata para cada evento del ciclo olímpico; y esto, obviamente obstaculiza los procesos. Es claro, los tiempos del deporte no son los tiempos de la política; son diferentes. Y como la que asigna los presupuestos es la segunda, el primero siempre sale perdiendo. 

martes, 14 de octubre de 2014

El ébola y la polución como asunto de deporte


Aunque no se ha tomado una decisión oficial, la Fifa está considerando aplazar o cambiar de sede el Mundial de Cubes de diciembre y la Copa de África de enero. De hecho, ya el gobierno de Marruecos,  país sede de ambos eventos, lo solicitó oficialmente a través de su Ministerio de la Juventud y el Deporte a la Confederación Africana de Fútbol. Hasta ahora, el tema se mira de soslayo en las páginas y secciones deportivas, pero aunque suene apocalíptico, la epidemia de ébola que sufren algunos países  del continente negro y que ya ha cobrado más de 5.000 vidas, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se convertirá en determinante de muchas actividades deportivas, de casi todas, en los próximos meses. ¿Tema para el periodismo de salud?

En los pasados Juegos Olímpicos de la Juventud, El COI prohibió la participación de algunos deportistas de Sierra Leona, Liberia, Guinea y Nigeria en las disciplinas de combate y en las pruebas de natación, por temor a la propagación de la enfermedad. El tema no fue más allá de unas cuantas líneas hablando del hecho como una de las “curiosidades” de los Juegos.

Otro asunto que pasó como anecdótico para el periodismo deportivo, pero que también es trascendental en este campo, tiene que ver con los eventos que se llevan a cabo en China. La nube de polución que cubre las principales ciudades de este país por poco no deja ver las imágenes del amistoso entre las selecciones de fútbol Brasil y Argentina que se jugó el sábado anterior. Además, el mismo fenómeno obligó al recorte intempestivo de una de las etapas del Tour de Beijing donde corren por estos días varios ciclistas colombianos de élite. La contaminación en este país ya había amenazado la realización de los Juegos Olímpicos del 2008. ¿Tema para el periodismo ambiental?

Los grandes problemas de la humanidad afectan directamente todas sus prácticas y actividades; entre ellas la deportiva. Por eso, quienes tratamos de explicar o informar acerca del deporte no deberíamos mirar de soslayo, o pasar de agache, por estos temas, sobre todo, cuando son tan determinantes. ¿Se imaginan unos Juegos Olímpicos en Río sin presencia de deportistas de países africanos, o de varios continentes más a donde llegue la enfermedad en los próximos meses o la cancelación de grandes eventos del tenis, el ciclismo o cualquier otro deporte profesional por causa exclusivamente de la contaminación ambiental? Suena apocalíptico, pero estamos cerca. Claro, dirán algunos que cuando eso ocurra, el tema sobrepasará el interés de lo deportivo y se convertirá en un tema de interés general. ¿Acaso ya no lo es?

Si bien el deporte es una actividad humana organizada y competitiva, transformada a espectáculo y gran negocio, enmarcada en el negocio del entretenimiento  en el sistema de producción vigente; también es una actividad de una trascendencia social total. Su significado no puede reducirse al resultado de la competencia o a la emocionalidad que esta genera a partir de las identidades que despierta. Si el ébola o la contaminación están afectando al deporte,  ¿estamos preparados los periodistas deportivos para explicarlo? Creo que no.

El domingo pasado se celebró el día del periodista deportivo en Colombia. Celebramos, reflexionamos (esta columna es una de esas pequeñas reflexiones en medio de la celebración), nos felicitaron y nos llenamos de orgullo. De tantas cosas que se dijeron, repasé algunas líneas de un viejo escrito que hice unos meses después de la muerte de Andrés Escobar. “El periodismo deportivo debe recuperar su talante de periodismo; su capacidad de explicar e informar sobre una competencia, teniendo en cuenta las circunstancias sociales, económicas, políticas o históricas en las que ocurre. De lo contrario, no será más que un periodismo de anécdotas”.


Feliz día del periodista deportivo a todos aquellos que dignifican el sustantivo y entienden la dimensión del adjetivo. 

lunes, 6 de octubre de 2014

Las palabras de Manuela



Así de claro habló Manuela Vargas, la pasadora de la selección Colombia juvenil de voleibol: "Quedamos en ridículo con Colombia porque no dimos todo. Regalamos el partido, lo entregamos. Colombia vio lo que hicimos hoy, que no sacamos adelante el partido y que nos dimos por vencidas. No hay excusa y eso no puede ser así". Sin tapujos, sin rodeos, sin adornos, sin un recital de justificaciones. Habló como debe hablarse cuando el resultado es adverso y no hay mayores explicaciones. Como periodista, lo único que hice fue aplaudir su sinceridad. Ojalá todos fueran así de directos.

La declaración de Manuela fue el jueves. Ese día Colombia cayó 3-0 ante Chile en el Suramericano de Voleibol que tuvo como sede a Barrancabermeja. Lo que vimos quienes estábamos transmitiendo el juego fue que el equipo nacional jugó mal, que se enredó y que cometió errores ingenuos; y lo que sentimos viendo el partido fue que la selección no tenía la combatividad de otras noches, que el equipo no mostraba “ganas”. Repito, era un sentir, y como tal no podía expresarse en el comentario. Eso sí, las palabras de la jugadora ratificaron lo visto y lo sentido.

Para muchos, la deportista habló “caliente” por las circunstancias de la derrota, y no debió hacerlo. Difiero. Siempre que un deportista termine una competencia va a estar agitado y  emocionalmente marcado por el resultado. ¿Acaso cuando hablan después de la victoria  no están “calientes”? Para el caso, es lo mismo. Lo diferente esta vez, fue que la chica se llenó de sinceridad para decir lo que sentía. Plausible. Como periodista y como espectador del deporte, prefiero esa crudeza y esa naturalidad.

Es triste, pero pareciera que en las derrotas ya nos acostumbramos a las justificaciones insulsas, a la búsqueda de culpables y a las explicaciones circunstanciales. De esa colección de libretos repetidos, escuchamos diariamente en nuestro trabajo frases como: “El árbitro nos perjudicó demasiado”, “hoy no tuvimos suerte”, “el sistema del torneo no nos favorece”, “el rival fue muy mañoso”, “los equipos que vienen a encerrarse no hacen nada por el espectáculo y nos complican mucho el juego”, “el resultado fue muy injusto”, “la carga de partidos nos está afectando”, “no sé qué nos pasó”, “tengo que revisar el video para poder explicar este resultado”… son tantas y tan comunes, que ya no tienen fuerza. No digo que en ocasiones no sean ciertas, pero cuando existen y son tan evidentes no habría por qué exponerlas con la vehemencia que a veces se dicen.

Lo que hizo Manuela no es común: aceptar públicamente los errores propios; y reconocer la derrota. Es bueno advertir, que un día después, Colombia jugó contra Argentina y dos días después ante Perú. En ambos juegos, el seleccionado nacional jugó muy diferente. Igual, los resultados fueron adversos, pero se vio un mejor juego y el sentir fue distinto. Qué bueno sería que tuviéramos más deportistas y más colombianos como Manuela:  sinceros.

martes, 30 de septiembre de 2014

Cardona, con fútbol agridulce


De amores y odios, así es Edwin Cardona. Se gana el corazón de los hinchas cuando es un genio con el balón en los pies; pero causa desazón con su temperamento y su comportamiento en la cancha. Su fragilidad como ser humano muchas veces opaca su capacidad técnica. Cuando se dedica a jugar es todo un crack, pero cuando cambia el talento por los excesos, pierde el control. Está joven y puede corregirse, pero corre el riesgo de perderse como muchos.

Que pase una vez, vaya y venga. Quién, eventualmente, no se ha "salido de la ropa" en una cancha, o fuera de ella? Que se vuelva tan frecuente es de lamentar. A Cardona se le está volviendo costumbre desperdiciar su talento por problemas actitudinales. Provoca y se deja provocar, se sale fácilmente de casillas y claro, se hace expulsar. La de esta semana en Copa Suramericana fue su sexta expulsión en un año con Atlético Nacional; la tercera en un partido de copa internacional.

Le falta cabeza, dicen las señoras.No tiene auto-control,explican los expertos. Es un irresponsable, califican algunos hinchas. Es una lotería, digo yo. Aporta talento en cantidades y es el mayor generador de fútbol ofensivo en el equipo verde; pero en cualquier momento descuadra al equipo, lo deja con un hombre menos y tira al traste la estrategia del colectivo. Ya se hizo expulsar ante Newell's y Defensor en la Libertadores, y ante General Díaz esta semana en la Suramericana. Tenerlo en la cancha es un riesgo algo; para el contrario por su fútbol, peor para Nacional por su impredecible comportamiento.

Que el club ha trabajado para ayudarle, es cierto. Que ha logrado muy poco, también. Que esos asuntos de personalidad, producto de la experiencia vivencial de cada quien son bastante complejos, no cabe duda. Lástima por el fútbol. Ojalá lo puedan a conductor.

Cardona está joven y todavía tiene tiempo para encontrar su punto de equilibrio. Está en un equipo en el que no pueden darle mucha espera y aunque puede enderezar su camino está a pocos pasos de engrosar la larga lista de grandes talentos desperdiciados por falta de control.

En el puesto de Cardona cómo no recordar a genios con la pelota como Jhon Mario Ramírez, el mismo Néider Morantes y el vallecaucano Arley Betancur. Brillantes con la pelota, díscolos en su accionar. Tenían todo para triunfar, pero no aprovecharon su gran talento.

Razón tenía Kundera al hablar de  "la insoportable levedad del ser". Por sus decisiones, dentro y fuera de la cancha, Cardona se ve leve.  Y por eso, su fútbol sigue en Colombia.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Golpe bajo a la reputación del Junior


Hay intangibles en las organizaciones con un valor incalculable, que no pueden arriesgarse por ninguna circunstancia. La reputación es uno de ellos. En palabras muy sencillas, y me perdonarán los expertos el abuso de síntesis, puede definirse como "aquello que la gente piensa de una organización"; o más sencillo aún: "la famita que van teniendo". El Junior de Barranquilla es una de las organizaciones deportivas que uno puede referenciar como mal reputadas en el contexto nuestro.

El de esta semana con Pachequito y Quiñónez como protagonistas fue un escándalo que aportó a que el equipo barranquillero alimentara en el imaginario nacional una idea de equipo desorganizado, conflictivo y mal administrado. La pelea, ya muy comentada, fue un hecho lamentable; pero más lamentable aún  fue el silencio administrativo inicial y la actitud del equipo ante el hecho.

Que un jugador se salga de casillas en una cancha es un asunto cotidiano en el fútbol, y aunque no deja de ser censurable, la condición humana en una actividad tan emocional y en una disciplina deportiva de contacto, choque y fricción permite entenderlo, y a veces hasta justificarlo. En esos casos, la crítica cae en el individuo y los clubes no se ven tan afectados en su reputación  pues son acciones en el terreno, donde las críticas recaen generalmente  sobre el individuo.

Ahora, cuando los hechos censurables ocurren por fuera de la cancha, como en el caso del Junior esta semana, el tema se vuelve totalmente institucional. Así sean acciones de los individuos, un jugador y un asistente técnico en este caso, la crítica no recae en ellos sino en el club. La razón es elemental: por fuera de la cancha, los jugadores adquieren un rol de representación, se vuelven imagen del club para el que juegan y pocas veces son mirados como personas; son la proyección de la institución a donde vayan. Con la pelea de esta semana, el que perdió fue el Junior. Y no solo por la pelea, sino con la reacción del club ante el incidente.

El fútbol es un negocio bien particular. El gran capital de las instituciones son los jugadores. Cuando brillan en las canchas, se valorizan; pero cuando se equivocan por fuera de ellas son protegidos y hasta alcahueteados. Asunto de dinero, protección del capital. De allí las decisiones tibias y el silencio cómplice asumido muchas veces por los clubes profesionales en estos casos. Entendible, pero no compartible.  Ese capital tangible nunca tendrá el significativo valor que tienen los  intangibles, como la reputación, así a simple vista no lo parezca.

Le pasó a Junior, y fue asunto de puños entre los miembros de la institución. El club quedó mal. Hoy por hoy, su reputación está por el piso. No supo manejar la crisis.  Qué pensar de aquellos que han vivido problemas mayores de jugadores embriagados, de accidentes automovilísticos, de escándalos en discotecas y muchas cosas más... Tampoco ha habido mano dura administrativa. Lección aprendida, pero no aplicada: En estos casos, el silencio es rentable y la mano tibia no funciona. La reputación no es un juego.

martes, 16 de septiembre de 2014

Comentarios de afán


Hoy Di María es el mejor jugador del mundo, el Madrid se equivocó en las contrataciones, Contador ganó porque Nairo no estaba, la Vuelta a España perdió interés, James no es para el Madrid, Falcao es mejor que Van Persie y la Liga Premier es la de mayor nivel. A ese tipo de afirmaciones es a lo que llamo: emociones del día, verdades relativas o simplemente, comentarios de afán.

Ninguna de esas sentencias, leídas ayer como comentarios en las redes sociales es cierta. Son ideas sueltas, expresadas alegremente por las circunstancias, por el calor del momento. Es claro que para verlo, el deporte es pura emocionalidad; que uno como simple espectador disfruta con las acciones puntuales. Así, lo de Di María ayer fue un partido perfecto y lo de Contador sin Nairo no tuvo el mismo sabor. El calor del trópico como que nos lleva a hacer del momento la única verdad.

Sin embargo, para analizar el deporte, para tratar de explicarlo, el deporte es una actividad más compleja, que requiere reunir más elementos de juicio, y que amerita  enfriar la cabeza antes de soltar la opinión. Cierto que Nairo hizo falta, pero de cayó y se quedó por fuera. Cosas del ciclismo, No es culpa de Contador. El Español ha ganado las tres grandes carreras, y varias veces. No se le puede demeritar.

Di María juega muy bien, es un excelente jugador, cierto. No hay duda; pero apenas ha jugado un partido con el United, y ante un equipo discreto. Brillante en un partido, sí. En un torneo completo, no sabemos. Esperemos la temporada a ver qué pasa; y no olvidemos todo la polémica con su salida del Madrid. Según Florentino Pérez, pedía un salario superior al de Cristiano, y hay otros temas que tendrían que repasarse al momento de calificar.

El hoy es para disfrutar, para gozar y para sufrir. Para comentar, para profundizar, se necesita mirar en contexto, repasar, relacionar. En resumidas cuentas, pensar. Y de piense adolece nuestro deporte.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Si estuviera Nairo, era gol de Yepes


"Si Nairo estuviera, ganábamos la Vuelta". Ese es el clamor, el lamento de esta semana. "Estas etapas de montaña eran para Nairo", dicen en cada esquina del país cuando empiezan a pasar las imágenes desde España. Nos olvidamos de mirar el espectáculo del ciclismo, y le quitamos importancia a los colombianos que quedan. Pareciera que lamentarse es el deporte nacional, que queremos vivir de lo que pudo ser y no fue, que queremos justificarlo todo. La realidad es que Nairo ya no está. Se cayó y se retiró (hecho que es normal en el ciclismo).

En el deporte dejamos ver nuestras facetas culturales como sociedad. También nuestros defectos. Por ejemplo, es claro que somos un pueblo donde se guarda luto demasiado tiempo, que no supera las adversidades, y al que le gusta hacer remembranza de sus dificultades; no para aprender de ellas, sino para flagelarse. Así como somos de exagerados en las celebraciones, somos igualmente demasiado dramáticos en los momentos de duelo.l

En el fútbol, no hemos superado la anulación de una jugada de Yepes en fuera de lugar. En el ciclismo vamos a lamentar mucho rato la caída de Nairo. En el primer caso, nos quedamos en esa jugada, en el arbitraje y en la falta de James; y la verdad, nunca hicimos el análisis frío de la derrota ante Brasil, de lo hecho en el Mundial. En el segundo caso, no hemos disfrutado del gran espectáculo que están ofreciendo los españoles Contador, Purito y Valverde, junto con Froome y Arú, ni hemos ponderado la gran Vuelta que hace Rigoberto Urán. Nos quedamos en la caída, la operación y la salida de la clínica de Nairo Quintana. Bueno, también pasa porque somos arribistas; porque solo nos sirve ganar. Ese es otro aspecto e nuestra "personalidad" como país deportivo.

Las caídas en el ciclismo son como los malos arbitrajes en el fútbol. Siempre se van a presentar y van a determinar los resultados. En el primer caso, porque el ciclista está expuesto en su vehículo. En el segundo, porque la FIFA siempre ha querido que sea así. Caídas y arbitrajes hay que asumirlos y dramatizarlos menos.

Vivimos el mejor momento del deporte colombiano, pero a veces creo que no lo disfrutamos a plenitud. Este fin de semana Mariana en el BMX, Caterine en el salto triple y Sara López en el tiro con arco pusieron el tricolor en alto. Lo mismo hicieron Los Tucanes en el Suramericano B de rugby. Sin embargo, nos quedamos en el lamento y la indignación porque lo de Cuadrado no era para roja, en un partido amistoso. Así somos.

P.D. Lo de Yepes no era gol porque había fuera de lugar; lo de Cuadrado sí era roja porque ya tenía amarilla y empujó por la espalda; y si Nairo no de hubiera caído nadie garantiza que estuviese ganando, pues el nivel de los primeros de la general es altísimo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Comercialización excesiva o democratización del fútbol?


El General Díaz será el rival de Nacional en la Suramericana. El cuadro verde eliminó en la primera fase a La Guaira, mientras el Cali superó a la Universidad de Cajamarca y Millonarios quedó por fuera tras caer ante el Cesar Vallejo. Luego de la primera fase siguen en competencia entre otros, el Capiatá, el Huachipato y la Universidad de Sucre. Menciono estos nombres, porque aunque trabajo el periodismo deportivo, para mí no significan mucho. Quizás, sea falta de estudio de mi parte; pero creo que la sensación que me genera el segundo torneo internacional de clubes del continente es  la de muchos colombianos: desconcierto.

Hablando del tema con mis amigos del fútbol, aparecieron diferentes puntos de vista. Uno de ellos me decía, por ejemplo, que los equipos chicos están de moda en Suramérica y que de ahí la aparición de tantos equipos poco conocidos no solo en la Suramericana sino también en la Libertadores. Me acordé de nuestro torneo local de la A con Petrolera, Patriotas y Uniautónoma, entro otros nombres. Otro de mis amigos me lo explicó diferente: el asunto pasa por la democratización del fútbol. Según él, las copas de clubes en el mundo, por decisión de la FIFA, incluyeron fases previas, para darles la posibilidad a muchos clubes, que siendo segundos, terceros, cuartos y hasta quintos en sus países, pudieran estar en estos torneos. No lo había mirado así, pero reconozco que mi amigo me dejó pensando en el asunto.

El argumento de mi amigo parece sencillo: democratizar, dar participación, permitirles estar en la fiesta. Suena bonito. La pregunta que se me salió entonces fue ¿a cambio de qué? Ahí se desató la discusión. Filantropía, no. La descartamos de inmediato. Repasamos entonces lo que ha pasado con la “democratización”, y  la respuesta pareciera una sola: es mero asunto comercial. Claro, el mundial llegó a 32 equipos por un asunto democratizador, para que más países tuvieran opción; pero siempre ganan los mismos. La Champions y la Libertadores eran reservadas exclusivamente para los campeones de cada país; luego entraron los subcampeones. La ganan casi siempre los mismos, ¿no?  La Europa Ligue y la Copa Sudamericana fueron la opción en Europa y América respectivamente para que entraran equipos “diferentes” a competir. Claro, opción para nuevos patrocinadores también. ¿Y el nivel?, ¿y la carga de partidos para los jugadores? Bueno, esos temas, dirían los directivos, “es de otra columna”.
 
Mi democrático amigo (un directivo, para más señas), me dijo que para entender las lógicas del fútbol actual hay que tener un poco de lo que llaman ahora “open mind”. Es otra cosa, me dijo (también me quiso decir “cerrado”, intuyo). Traté de hacerlo. Me senté frente a la pantalla a ver jugar al Apoel, al Ludogarest y al Maribor. No se me abrió la mente. Luego, me fui al Atanasio Girardot, a ver jugar a la Guaira. La mente no se abrió.  Me gusta el fútbol sí; pero la mente no me da para esos equipos sin nombre… no propiamente por el nombre, sino por el fútbol que exhiben. Yo prefiero escoger partidos, esperar la fase de grupos en la Champios, y hacer fuerza para que Nacional, con un fútbol muy similar al de La Guaira, avance una fase más, para poder ver al legendario River  en el Atanasio. Claro, el River de ahora.

Razón tenía mi abuelo cuando al ver los fenómenos de violencia en los alrededores del estadio me repetía: “tanta democracia no es buena, mijo”. Bueno, también le doy la razón a mi amigo democrático en una cosa: el fútbol de ahora es otra cosa.


miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Oh Duque inmortal!


El himno nacional volvió a sonar gracias al deporte. Esta vez fue de cuenta de Orlando Duque. El saltador vallecaucano ganó la Copa Mundo de Saltos de Altura para que los acordes de la música patria llenaran los aires de Kazán en Rusia y retumbaran frente al Kremlin de esta ciudad.

Duque es el dueño absoluto del primer escalón en esta modalidad de la natación. A sus 39 años de edad lo ha ganado todo: es una de las figuras del circuito profesional, hace parte de la Comisión Técnica de la Federación internacional, tiene un récord Guiness por haber hecho un salto calificado con 10 absoluto por todos los jueces y desde que la FINA incluyó este deporte en su agenda, el año pasado en los mundiales de natación en Barcelona, Duque ha sido el único ganador.

Curioso pero cierto. El único campeón mundial de natación que tiene Colombia, lo fue en una modalidad para la que no hay un solo escenario en el país. Las plataformas de 27 metros las hemos visto solo por televisión gracias a Duque. Y con una ventaja, que ya no solo es Duque. en esta Copa del mundo, entre los 25 participantes aparecieron Miguel García, que ocupó el puesto 13, y Cristian Arayón, puestos 18. Ambos apenas llegan y ya son protagonistas. El relevo generacional en esta modalidad deportiva que no se practica en el país, está garantizada. Importante ahora que los saltos de altura están en camino a ser modalidad olímpica.

Otro título del mundo para Colombia. A nuestros deportistas se les volvió costumbre ganar. Son tantos y tan variados los cetros orbitales que ahora la discusión es sobre lo difícil que será escoger el deportista del año. Y lo que falta!

La cosecha apenas comienza. Obviamente, hay que recogerla y disfrutarla... Pero también hay que pensar en el relevo generacional, para que no llegue una sequía larga. Eso sí, ojalá cuando Duque venga al país los gobernantes no le prometan un escenario para su deporte... Esa ya nos la sabemos con pesas, judo y Bicicross.

lunes, 4 de agosto de 2014

El Tigre volvió a rugir


Los goleadores tienen una relación íntima con la red. Hablan con ella. Entienden su idioma. Entablan conversaciones permanentes, aunque, como en todo idilio, dejen de hablarse por algún tiempo. Se trata de separaciones temporales y nunca de divorcios definitivos. Cuando llega el momento de la reconciliación, la fiesta no es solo de ellos; sino de todos los que a su alrededor hacemos fuerza por el reencuentro. Pasó este fin de semana con el regreso del Tigre. Todos esperábamos que volviera, pero en el fondo lo que más esperábamos era verlo de nuevo celebrando un gol.

Volvió, corrió y rugió. Jugó 19 minutos el sábado y 57 ayer, tiempo suficiente para volver a mandarla al fondo de la red. Demostró que el olfato de gol es una bendición que muy pocos tienen y que la seriedad con la que afrontó su recuperación fue total. Una demostración más del profesionalismo  que tiene.

Decir que no estuvimos atentos a cómo se comportaba su rodilla sería mentir. En eso hay algo de morbo, claro; pero es inevitable. Cada que tomaba el  balón, cuando le cometieron faltas, cuando picaba esperando a que le enviaran la pelota y cuando chocaba con los dos centrales del Arsenal, esperamos para ver sus gestos, para saber si la articulación se comportaba bien. Los 193 días por fuera de las canchas generaron una expectativa alta por su regreso y una alegría inmensa porque volvió a marcar. Se vio seguro, fuerte, rápido, como siempre.

Más allá de las suposiciones disfrazadas de análisis sobre qué hubiera sido de Colombia con Falcao en el Mundial, que se vuelven lamentos sin sentido, es importante que quienes lo tienen como su ídolo, que son muchísimo colombianos, aprovechen su regreso como ejemplo de superación, disciplina, paciencia, resignación, fe y superación de la adversidad. Ahí está el verdadero valor del regreso del Tigre.

Seguramente para Falcao vienen grandes cosas. Con el Mónaco o con el Madrid, y con la Selección nacional. Ha vuelto uno de los mejores delanteros del mundo y por eso estamos de celebración. Pero no solo Falcao volvió después de un receso largo por lesión. Jackson marcó con el Porto, justo en su primer juego de preparación después de vacaciones, y También lo hizo Adrián Ramos estrenándose con su nueva camiseta del Burussia en el fútbol alemán. Claro, son apenas juegos de pretemporada, pero se anuncia un semestre pródigo en anotaciones para los goleadores colombianos. Nunca antes habíamos tenido tantos; y si los tuvimos, nunca los habíamos tenido a todos al mismo tiempo en romance intenso con la red.

Vale la pena recordar que estos tres goleadores tiene algo en común: trabajan incansablemente y con humildad para conseguir lo que quieren. Buen ejemplo para un país en el que muchos quieren conseguirlo todo con el menos esfuerzo.




martes, 29 de julio de 2014

Lo de Mariana no fue gol, ¡fue un golazo!

Lo de Mariana no fue gol, ¡fue un golazo!

Mariana Pajón tiene la facilidad de hacer emocionar a Colombia cada que corre. Tiene la capacidad para ganar cada que compite. Y tiene la versatilidad de arrancarnos una sonrisa cada que habla. Las tres cosas las hizo ayer en la pista de Rotterdam en cuestión de segundos.

A la medallista olímpica, que lo ha ganado todo, le faltaba solamente un trofeo en su casa: un título mundial en la categoría élite en la prueba de grupo. El año pasado ganó el oro en Nueva Zelanda, pero en la modalidad contra reloj, y en la carrera final un problema con el pedal en la salida le dejó una "una espinita" para sacarse lo antes posible. Y así fue. El domingo cuadró caja. Salió a la pista de Rotterdam por el título que no tenía y completó la colección. Ganó, hizo llover lágrimas de emoción y al final, en la entrevista para el mundo, nos arrancó una sonrisa con el apunte viral: era gol de Yepes.

Confieso que para mí lo de Yepes ya es una simple anécdota. Para mí había fuera de lugar y punto. No voy a discutir más el asunto. Eso sí, reconozco que lo de Mariana, al traer la frase a colación, es un verdadero golazo, que solo demuestra que nuestra campeona está metida en la dinámica, en la actualidad y por qué no, en el folclore del país. Es un golazo por lo oportuno, lo brillante y lo cómico. Pocas veces he visto algo ingenioso en boca de un deportista al final de un esfuerzo máximo y en medio de la emoción por una victoria.

A veces les pedimos demasiado a nuestros deportistas. A veces les prometemos demasiado y no les cumplimos. Y no estoy hablando de la pista de Supercross que públicamente le anunció el gobierno nacional hace ya 2 años. Más bien hago referencia a que queremos que ganen, que sean ejemplares, que se rían, que nos den entrevistas, que se tomen fotos, que vayan a cuánto evento social hay, que firmen autógrafos y que nos regalen su tiempo y su fama. Queremos tenerlos cerquita, porque los sentimos muy nuestros. No debería ser así, pero es el precio de su condición de ídolos, y la mayoría lo entienden. A los campeones como Mariana no deberíamos pedirles tanto, sino agradecerles todo. Que icen la bandera en el mundo ¡ya es demasiado! Claro que si a los títulos le suman esos apuntes de genio, de poeta o de loco, ya no solo toca agradecerles sino aplaudirles hasta la inmortalidad.

Mariana tiene la facilidad  para pedalear como la mejor del mundo, la facilidad para contagiarnos de esa mentalidad ganadora que muchas veces nos falta a los colombianos, y la capacidad intelectual para recoger el sentir de todo el país. Campeona en todo. Así lo de Yepes no haya sido gol, lo de Mariana es un golazo mundialista. Y así en Medellín, dos años después de una promesa, no se haya movido una sola "palada" de tierra para construir la pista. ¡Gracias campeona! 

martes, 22 de julio de 2014

¡Qué Triple… salto el de Caterine!


El salto de Caterine Ibarguen admite calificativo de hazaña. Creo que el país no ha dimensionado los 32 centímetros que le agregó a su marca personal. No hemos entendido el significado de los 15 metros con 31 centímetros que alcanzó esta semana en Mónaco. No solo emociona y llena de orgullo, como tantos títulos, resultados y medallas logradas recientemente por los deportistas nuestros; sino que técnicamente puede ser el logro deportivo más importante de Colombia en los últimos 5 años.

Explicarlo puede ser tan complejo como alcanzar esa distancia para Caterine. Ella llevaba cuatro años intentando pasar los 15 metros, desde el 2011 cuando registró en Bogotá los 14,99 que significaban su marca personal y el record suramericano. En el 2012, a tres meses de los Juegos Olímpicos, saltó 14,95 en Medellín, distancia que fue la mejor marca del año. En el 2013 los 14,87 en la Liga Diamante la volvieron a obsesionar. Aunque lo buscó muchas veces, los 15 metros parecían una barrera que silenciosamente ejercía presión contra la atleta colombiana; y también contra sus rivales. Basta con revisar los registros para descubrir que en los últimos seis años, ninguna deportista en el mundo había superado esa distancia.

Es difícil hacer analogías con los logros deportivos de Caterine en los últimos dos años. La medalla olimpica en el 2012, el título mundial del 2013, las 6 paradas de la Liga Diamante el año anterior y las 4 que van de este año, más el registro, no tienen comparación alguna. En los últimos dos años ha sido la mejor del mundo en su especialidad y como no tiene rival en las pistas, se reta a ella misma con sus registros.

El salto de Caterine no tuvo televisión en directo. Seguramente cuando ella vuelva a Colombia no habrá un recibimiento multitudinario. Tal vez nunca hablemos de la "caterinemanía". Eso sí, para la IAAF y para el mundo del atletismo, los 15,31 que saltó son el registro técnico del año en este deporte y los 19 centímetros que la separan de un récord del mundo con mayoría de edad, la próxima meta. Ya no sería hazaña, sino leyenda!

jueves, 17 de julio de 2014

EL “JOGO FEINHO” DE BRASIL


Cosas del fútbol: Brasil fue cuarto del mundial, jugó los siete partidos y salió humillado. Fue un desastre. Mientras tanto, España, Inglaterra e Italia jugaron solo tres encuentros, salieron en la primera fase y decepcionaron, pero nadie habló de humillación. Sutil pero significativa diferencia. Asunto de forma y no tanto de resultados, creo. Una cosa es perder, incluso caer por goleada, y otra muy diferente no mostrar alma. Eso le pasó a Brasil.

Inglaterra se fue en primera fase con su fútbol aéreo y su juego largo; Italia salió luchando como lo hizo Uruguay en la segunda fase,  y España intentó jugar con buen trato a la pelota pero con jugadores cansados y errores defensivos ingenuos, pero eso sí, sin renunciar a lo que lo hizo campeón. Colombia ofreció un fútbol estético y se quedó en el camino, los africanos fueron fuertes y veloces y también salieron, Argentina a punta de amor por la camiseta, fútbol pasional, fuerza testicular  y la magia intermitente de Messi  se metió a la final.  Cada uno ganó o perdió con lo suyo. ¿Pero Brasil? Jugó a lo que no sabe; renunció a su esencia.  Por eso la humillación.

Brasil quiso ganar de miedo, de pierna fuerte acolitada y de camiseta. Cambió la partitura. Desde la confección de la nómina se veía. Increíble ver cómo un técnico de Brasil arma un equipo con un solo jugador de talento, Neymar, porque Oscar no fue titular en el primer juego ante Croacia. Ronaldinho, Ganso, Pato, Lucas, Robinho, Diego Luis Fabiano, Felipe Luis, Kaká, Miranda y Diego Alvez vieron el mundial por tv. Increíble, pero cierto.  Qué triste. Brasil se olvidó del talento y quiso forzar un estilo de juego que ni sus jugadores ni su pueblo sienten. Brasil, que siempre fue una orquesta, quiso hacer de su juego un canto de solista; y así no es. 

Insisto: no es asunto de números y de simples resultados. Se puede perder, pero con la de uno. El tema de fondo es la identidad, el estilo, la sensibilidad a una forma de jugar. Sí, el toque – toque de Colombia, que volvió a aparecer con Pekerman. Sí, la garra charrúa, que incluye hasta los excesos sicológicos de Suárez. Sí, el fútbol luchado de Italia. Sí, el amor propio hecho fútbol de los argentinos. Sí, el fútbol aéreo y vertical de los ingleses. A eso me refiero. ¿Es eterno?, claro que no. ¿Se puede cambiar?, por supuesto.  La identidad, como la cultura, se pueden intervenir; pero no por decreto ni por imposición. Son asuntos demasiado sensibles, porque tienen que ver con el sentir de los pueblos.

Para cambiar un estilo, para imponer una nueva forma de juego se requiere tiempo, trabajo y elaboración. Algo que no invirtió Brasil y que sí ha gastado Alemania. Aprendizaje costoso para ambos; pero resultados muy diferentes y sabores muy distintos: el dulce placer de ver jugar a la Alemania pragmática de siempre pero con mejor trato al balón y el amargo dolor de ver destruido a Brasil, sin la magia de siempre  y reducido a un equipo pegador.


El “jogo bonito” sigue vivo, escondido en una favela, esperando a que lo dejen salir de un encierro injusto. El sábado en la tarde, cuando Holanda le puso la última palada de tierra encima al ataúd de Brasil, le di gracias a Dios y elevé una oración por el buen fútbol de los pentacampeones, que por fortuna no fue enterrado. El muerto es otro.